– ?Un favor mas? -le pregunto Sawyer a Royce, que enarco las cejas-. ?Me puede facilitar una copia de la cinta?

– Faltaria mas.

Sawyer subio en el ascensor hasta el vestibulo, camino hasta su coche y llamo a un equipo forense del FBI. Mientras esperaba que llegaran, un pensamiento machacaba la mente de Sawyer. ?Donde demonios estaba Sidney Archer?

Capitulo 50

Sidney, que apenas se maquillaba, dedico esta vez mucho tiempo a hacerlo con todo detalle. Se habia encerrado en uno de los reservados del lavabo de senoras en Penn Station y sostenia en una mano la caja de pinturas. Habia llegado a la conclusion de que el asesino no pensaria que habia regresado aqui. Se encasqueto un sombrero tejano de cuero y bajo el ala sobre la frente. Despues recogio la bolsa donde habia guardado las prendas manchadas de sangre -que irian a parar a un contenedor de basuras- y salio del lavabo. Ahora iba vestida con una variedad de prendas que habia tardado casi todo el dia en comprar: pantalones tejanos muy cenidos, botas vaqueras puntiagudas de color beige, una camisa de algodon blanca y una cazadora bomber negra. Pintarrajeada como una puta y con aquel atuendo, no se parecia en nada a la abogada de aspecto conservador que habia sido hasta hacia poco, y a la que la policia no tardaria en buscar bajo acusacion de asesinato. Se aseguro de que el revolver estuviera bien oculto en un bolsillo interior. Las leyes sobre armas en Nueva York eran de las mas estrictas del pais.

Cogio un tren de cercanias y al cabo de media hora se apeo en Stamford Connecticut, en una de las muchas urbanizaciones que satisfacian el deseo de los trabajadores neoyorquinos de vivir fuera del torbellino metropolitano. Otros veinte minutos de viaje en taxi la dejaron delante de una encantadora casa de ladrillos blancos y persianas negras en una zona residencial de lujo. En el buzon estaba pintado el nombre PATTERSON. Sidney le pago al taxista, pero en lugar de ir hacia la puerta principal rodeo la casa para dirigirse al garaje. Junto a la puerta de este habia un comedero de madera para pajaros. Sidney miro en derredor antes de meter la mano en el comedero y comenzar a revolver entre los granos hasta que llego al fondo. Cogio el juego de llaves que habia alli, fue hasta la puerta trasera de la casa y entro. Su hermano, Kenny, y su familia estaban en Francia. Era un joven brillante, que dirigia una editorial independiente de mucho prestigio, pero tenia muy mala memoria. En muchisimas ocasiones no habia podido entrar en ninguna de las casas que habia tenido por haberse olvidado las llaves. Por este motivo, guardaba unas de repuesto en el comedero, algo conocido por el resto de la familia.

La casa era antigua, bien construida y mejor decorada, con grandes habitaciones y muebles comodos. Sin perder un segundo, Sidney entro en un pequeno estudio y se acerco a un armario de roble que abrio con otra llave. Se tomo un momento para contemplar la impresionante variedad de escopetas, rifles y pistolas guardadas en el mueble. Por fin se decidio por una escopeta de repeticion Winchester 1300 Defender del calibre doce. El arma era relativamente ligera -pesaba unos tres kilos- y utilizaba proyectiles Magnum de tres pulgadas capaces de detener cualquier cosa de dos piernas. Metio varias cajas de proyectiles en una bolsa de municiones que saco de un cajon del armario. Despues miro la coleccion de pistolas. No confiaba mucho en la potencia de un 32. Probo varias pistolas para ver cual le resultaba mas comoda. Entonces sonrio complacida cuando empuno a su vieja conocida: la Smith amp; Wesson Slim Nine. Cogio la pistola y una caja de balas del nueve, las metio en la misma bolsa de municiones y cerro el armario. Se hizo con unos prismaticos que habia en un estante y salio del estudio.

Corrio escaleras arriba para ir al dormitorio principal, donde paso varios minutos escogiendo prendas de su cunada. No tardo mucho en llenar una maleta con ropa de abrigo y zapatos. De pronto recordo una cosa. Encendio el televisor del dormitorio y cambio de canales hasta encontrar una emisora de noticias. Ofrecian el resumen de las principales noticias, y aunque lo esperaba, se le cayo el alma a los pies cuando vio aparecer su rostro junto a una imagen de la limusina. La cronica era breve pero terrible, porque la pintaba como a una asesina. Se llevo otra sorpresa en el momento en que la pantalla se dividio en dos y junto a su cara aparecio una foto de Jason. Parecia cansado, y ella se dio cuenta de que era la foto de la tarjeta de seguridad de Triton. Al parecer, los medios encontraban muy atractivo el enfoque de la pareja criminal. Sidney contemplo su rostro en la pantalla. Ella tambien parecia cansada, con el pelo peinado con raya en medio y aplastado contra la cabeza. Llego a la conclusion de que Jason y ella tenian aspecto de culpables aunque no lo fueran. Pero en aquel momento, la mayoria del pais los tomaria por criminales, una version actualizada de Bonnie y Clyde.

Se levanto con las piernas temblorosas y llevada por un impulso repentino entro en el bano, donde se quito la ropa y se metio en la ducha. La vision de la limusina le habia hecho recordar que todavia llevaba encima restos de aquellos horribles momentos. Habia cerrado la puerta con llave y dejado la cortina de la banera abierta. Se ducho con el revolver al alcance de la mano. El agua caliente le quito el frio de los huesos. Por casualidad se vio en el pequeno espejo sujeto en la pared de la ducha y se estremecio ante la vision de su rostro macilento. Se sentia cansada y vieja. Agotada fisica y mentalmente, y el cuerpo sufria las consecuencias. Entonces apreto los dientes y se abofeteo. No podia renunciar. Ella formaba un ejercito de uno, pero osado y valiente. Tenia a Amy. Su hija era algo que nunca nadie le podria arrebatar.

Acabo de ducharse, se vistio con prendas abrigadas y fue al trastero para coger una linterna. De pronto se le habia ocurrido que la policia visitaria a todos sus familiares y amigos. Llevo la maleta, las armas y las municiones hasta el garaje, donde estaba el Land Rover Discovery azul oscuro de su hermano, uno de los vehiculos mas resistentes del mercado. Metio la mano debajo del guardabarros izquierdo y saco un juego de llaves del coche. Su hermano era algo increible. Desconecto el complejo sistema de alarma; hizo una mueca ante el sonido discordante de la alarma al desactivarse. Dejo la escopeta en la parte trasera y la tapo con una manta. Las pistolas estaban en la bolsa que oculto debajo del asiento delantero. No habia cargado ninguna de las armas, pero lo haria en cuanto llegara a su destino.

Puso el motor en marcha, apreto el boton del mando a distancia para abrir la puerta del garaje y salio marcha atras. Despues de mirar a un lado y otro de la calle para ver si habia algun transeunte o vehiculos, maniobro en el jardin para dar la vuelta y salio a la carretera. Acelero a medida que dejaba atras el tranquilo vecindario.

En menos de veinte minutos habia llegado a la interestatal 95. Habia mucho trafico y tardo un poco mas de la cuenta en salir de Connecticut. Atraveso Rhode Island y rodeo Boston a la una de la manana. El Land Rover estaba equipado con un telefono movil; sin embargo, despues de los comentarios de Jeff Fisher, no se atrevia a utilizarlo. Ademas, ?a quien iba a llamar? Hizo una parada en New Hampshire para tomar un cafe y poner gasolina. Nevaba con fuerza, pero el Land Rover no tenia problemas; el ruido de los limpiaparabrisas le ayudaba a mantenerse despierta. Asi y todo, a las tres de la manana, daba tantas cabezadas que tuvo que detenerse en un area de servicio. Metio el Land Rover entre dos enormes camiones semirremolque, cerro las puertas, se tendio en el asiento trasero con una pistola en la mano y se quedo dormida.

El sol ya estaba alto cuando abrio los ojos. Desayuno deprisa y al cabo de unas horas ya habia dejado atras Portsmouth, Maine. Dos horas mas tarde llego a la salida que buscaba y abandono la autopista. Ahora estaba en la nacional 1. En esta epoca del ano el trafico era muy escaso y tenia la carretera casi para ella sola.

En medio de la nevada vio el cartel que anunciaba: Bell Harbor, poblacion 1.650 habitantes. Durante su infancia, la familia habia pasado muchos veranos maravillosos en este pacifico pueblo: magnificas playas abiertas, helados y bocadillos suculentos en los mil y un bares y restaurantes, representaciones de teatro, largos paseos en bicicleta y caminatas por Granite Point, donde se podia contemplar muy de cerca el tremendo poder del oceano en las tardes ventosas. Ella y Jason sonaban con poder comprar algun dia una casa cerca de la de sus padres. Habian esperado con ansia el momento de pasar los veranos aqui, y contemplar a Amy corriendo por la playa y haciendo agujeros en la arena como habia hecho Sidney veinticinco anos antes. Eran pensamientos muy agradables. Todavia confiaba en poder convertirlos en realidad. Pero ahora mismo no parecia ni remotamente posible.

Condujo hacia el oceano y aminoro la marcha cuando doblo hacia el sur por Beach Street. La casa de sus padres era un edificio grande de dos plantas, construido en madera con ventanas de gablete y balcones a todo lo ancho de la casa por el lado maritimo y el de la calle. Tenia un garaje en la planta baja. El viento se encajonaba entre las casas veraniegas; era tan fuerte que sacudia el Land Rover, que pesaba dos toneladas. Sidney no recordaba haber estado nunca en Maine en esta epoca del ano. El cielo estaba plomizo. Cuando miro la inmensa extension oscura del Atlantico se dio cuenta de que era la primera vez que veia nevar sobre el oceano.

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