Disminuyo todavia mas la velocidad en cuanto avisto la casa de sus padres. Todas las demas viviendas de la calle estaban vacias. En invierno, Bell Harbor era lo mas parecido a una ciudad fantasma. Ademas, la fuerza policial en esta epoca del ano se reducia a un unico agente. Si el hombre que habia matado a tres personas en una limusina en Washington y la habia seguido hasta Nueva York decidia venir a buscarla aqui, sin duda no tendria ningun problema para acabar con el solitario representante de la ley. Cogio la bolsa de municiones y saco un cargador para la pistola. Entro en el camino particular y se apeo. No habia ninguna senal de la presencia de sus padres. Sin duda se habian demorado por culpa del mal tiempo. Metio el Land Rover en el garaje y cerro la puerta. Descargo sus cosas y las subio por las escaleras interiores hasta la casa.

No podia saber que la nevada habia cubierto las huellas frescas en el jardin. Tampoco entro en el dormitorio donde estaban apiladas numerosas maletas. Cuando entro en la cocina se perdio la ocasion de ver el coche que paso lentamente por delante de la casa y siguio su camino.

En las instalaciones de pruebas del FBI el ritmo era febril. Una tecnica con bata blanca que daba vueltas en torno a la limusina invito con un gesto a Sawyer y Jackson a que la siguieran. La puerta trasera del lado izquierdo estaba abierta. Habian trasladado los cadaveres al deposito. Junto al vehiculo habia un ordenador con una pantalla de veintiuna pulgadas. La joven comenzo a teclear las ordenes mientras hablaba. Ancha de caderas, con una preciosa piel morena y una boca generosa, Liz Martin era una de las mejores y mas trabajadoras ratas de laboratorio del FBI.

– Antes de retirar fisicamente cualquier rastro, repasamos el interior con el Luma-lite, como tu querias, Lee. Encontramos algunas cosas interesantes. Tambien filmamos en video el interior del vehiculo mientras haciamos el examen y lo metimos en el sistema. Asi lo podreis seguir mejor. -Dio unas gafas a cada uno de los agentes y se puso unas ella-. Bienvenidos al espectaculo; las gafas son para que veais mejor. -Sonrio-. Lo que hacen es filtrar las diferentes longitudes de onda que puedan haber aparecido durante el examen y que podrian oscurecer la filmacion.

Se encendio la pantalla. La imagen mostraba el interior de la limusina. Estaba muy oscuro, una condicion necesaria para usar el Luma-lite. La prueba que se hacia con un laser muy potente convertia en visibles muchas cosas de la escena del crimen.

Liz movio el raton y los agentes esperaron mientras la flecha se movia por la pantalla.

– Empezamos utilizando una sola fuente de luz, sin usar reactivos. Buscabamos la fluorescencia intrinseca y despues pasamos a una serie de polvos y tinturas.

– Dijiste que habias encontrado algunas cosas interesantes, ?no es asi? -El tono de Sawyer sono un poco impaciente.

– Algo logico en un espacio cerrado como este, si tienes en cuenta lo que paso. -La joven miro por un segundo la limusina mientras llevaba la flecha del raton hasta lo que parecia el asiento trasero del vehiculo. Apreto unas cuantas teclas mas y aparecieron primero unas cuadriculas y a continuacion la imagen senalada fue aumentando hasta resultar visible. Sin embargo, del hecho de ser visible a ser identificable distaba un abismo.

– ?Que cono es eso? -pregunto Sawyer.

Parecia un hilo de algun tipo pero, ampliado como estaba, tenia el grosor de un lapiz.

– En terminos sencillos, una fibra. -Liz apreto una tecla y el objeto aparecio en una imagen tridimensional-. Por lo que se ve, diria que es lana, animal, autentica, nada de sintetica, y de color gris. ?Les recuerda algo?

Jackson chasqueo los dedos.

– Sidney Archer vestia una chaqueta aquella manana. -De color gris.

– Asi es -afirmo Sawyer.

Liz volvio a mirar la pantalla y asintio pensativa.

– Una chaqueta de lana. Encaja bastante bien.

– ?Donde la has encontrado exactamente, Liz? -pregunto Sawyer.

– En el lado izquierdo del asiento trasero, en realidad un poco mas hacia el centro. -Con el raton trazo una linea en la pantalla que media la distancia desde el punto donde estaba la fibra hasta el extremo izquierdo del asiento trasero-. Sesenta y siete centimetros y medio hasta el borde del asiento, y diecisiete y medio contando del asiento hacia arriba. Con esa ubicacion parece logico que proceda de una chaqueta. Tambien recogimos algunas fibras sinteticas junto a la puerta del lado izquierdo. Corresponden a las prendas que vestia el hombre muerto que ocupaba esa posicion. -Se volvio otra vez hacia la pantalla-. No nos hizo falta el laser para encontrar las otras muestras. Se veian con toda claridad. -Cambio la pantalla y Liz empleo el raton para senalar varios pelos.

– Deja que lo adivine -dijo Sawyer-. Largo y rubio. Natural, no tenido. Encontrados muy cerca de la fibra.

– Muy bien, Lee, todavia podremos hacer un buen cientifico de ti. -Liz sonrio complacida-. Despues utilizamos un leucocristal violeta para identificar la sangre. Como te puedes imaginar, encontramos litros. El trazado de la dispersion es muy evidente y en realidad muy explicativo en este caso, una vez mas debido a las pequenas dimensiones de la escena del crimen.

Los agentes miraron la pantalla donde ahora el interior de la limusina resplandecia en una infinidad de lugares. Por un momento parecio como si estuvieran en el interior de una mina y las pepitas de oro brillaran en cada grieta. Liz senalo varias manchas con la flecha.

– Mi conclusion es que el caballero encontrado en el suelo del asiento trasero estaba o bien sentado mirando hacia atras o con el rostro vuelto en parte hacia la ventanilla del lado derecho. La herida estaba muy cerca de la sien derecha. La dispersion de sangre, huesos y tejidos fue considerable. El asiento trasero esta cubierto con los restos.

– Si, pero aqui hay un hueco muy evidente. -Sawyer senalo el lado izquierdo del asiento trasero.

– Efectivamente, tienes buen ojo -afirmo Liz. Volvio a utilizar la linea para medir-. Encontramos las muestras distribuidas con bastante uniformidad en el asiento trasero. Eso me lleva a creer que la victima -consulto las notas que tenia junto al ordenador-, Brophy, se habia vuelto hacia su izquierda. Eso dejaria la zona de la herida, la sien derecha, directamente frente al asiento trasero, lo que explicaria la abundante dispersion en el asiento trasero.

– Como la metralla de un mortero -comento Sawyer con un tono seco.

– No es un termino tecnico, pero no esta mal para un lego, Lee. -Liz enarco las cejas y despues anadio-: Sin embargo, en la mitad izquierda del asiento practicamente no hay restos, no hay sangre, tejidos o fragmentos de huesos en casi un metro veinte. ?Por que? -Miro a los dos agentes como una maestra que espera que sus alumnos comiencen a levantar las manas.

– Sabemos que una de las victimas estaba sentado en el extremo del lado izquierdo: Philip Goldman - respondio Sawyer-. Lo encontraron alli. Pero era un tipo de constitucion normal. No podia ocupar tanto lugar. Por el tamano del hueco, los pelos y la fibra que has recogido, debemos suponer que habia otra persona sentada junto a Goldman.

– Yo tambien lo interprete de esa manera -senalo Liz-. La herida de Goldman debio echar una buena cantidad de residuos. Y una vez mas, nada en el asiento a su lado. Eso refuerza la conclusion de que habia alguien mas sentado alli y que recibio toda la rociada. Una muy poco agradable. Si me hubiese tocado a mi, me habria estado en la banera una semana, toco madera.

– Chaqueta de lana, pelo rubio… -comenzo a decir Jackson.

– Y esto -le interrumpio Liz, que senalo la pantalla. Todos miraron mientras cambiaba la imagen. Una vez mas vieron el asiento trasero. El cuero aparecia roto en varios lugares. Tres lineas paralelas iban de adelante a atras hasta un punto muy cerca de donde habian encontrado a Goldman. Casi en la mitad de las lineas habia un objeto solitario. Los agentes miraron a Liz.

– Eso es parte de una una. No hemos tenido tiempo para hacer un analisis de ADN, pero es evidente que pertenece a una mujer.

– ?Como lo sabes? -pregunto Jackson.

– No es tan complicado, Ray. Es una una larga, atendida por una manicura y pintada. No es algo habitual en los hombres.

– Ah.

– Las lineas paralelas en el cuero…

– Rasgunos -afirmo Sawyer-. Ella arano el asiento y rasgo el cuero.

– Eso es. Sin duda, la mujer estaba dominada por el panico -dijo Liz.

– No es de extranar -senalo Jackson.

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