– Fascinante -dijo Clyde.

– Podria resultar muy rentable.

– Pero yo no trabajo en los tribunales federales.

Sterling bebio un sorbo de aquel licor casi letal y esbozo una sonrisa. Conocia muy bien las limitaciones de aquel fanfarron de pueblo. Clyde no sabria ni por donde empezar si tuviera que defender en el tribunal de la ciudad un caso de hurto.

– Como ya le he dicho, nosotros haremos todo el trabajo.

Somos implacables.

– Nada poco etico o ilegal-dijo Clyde.

– Claro que no. Llevamos veinte anos ganando demandas conjuntas y reclamaciones de danos. Compruebelo.

– Lo hare.

– Pues hagalo rapido. La sentencia esta atrayendo mucha atencion. Desde ahora, sera una carrera a la busca de clientes para presentar la primera demanda conjunta.

Despues, Clyde se sirvio su tercer vodka, su limite, y a punto de acabarselo reunio el valor para mandar al infierno a la gente del lugar. ?Lo bien que iban a pasarselo criticandolo! Anunciarse en busca de victimas-clientes en el periodico semanal del condado; convertir su despacho en una clinica barata para hacer revisiones en plan cadena de montaje; bajarse los pantalones ante unos abogados aduladores del norte; aprovecharse de las desgracias de la gente. La lista seria muy larga y las habladurias serian el pan de cada dia. Cuanto mas bebia, mas decidido estaba a abandonar toda precaucion y, por una vez en la vida, intentar hacer dinero.

Para ser una persona con un caracter tan bravucon, Clyde tenia pavor a las salas de tribunal. Anos atras, habia tenido que enfrentarse a varios jurados y el miedo lo habia atenazado de tal manera que apenas le habia dejado hablar. Se habia acostumbrado a una comoda y segura practica desde el despacho que, ademas de pagarle las facturas, le permitia mantenerse alejado de las aterradoras batallas en las que de verdad se ganaba y se perdia el dinero.

?Por que no arriesgarse por una vez en la vida?

Ademas, ? acaso no ayudaria a su gente al mismo tiempo?

Cada centimo que Krane Chemical se viera obligada a pagar y acabara en Bowmore seria una victoria. Se sirvio la cuarta copa, se prometio que seria la ultima y decidio que si, maldita sea, cerraria el trato con Sterling y su banda de ladrones de demandas conjuntas y romperia una lanza a favor de la justicia.

Dos dias despues, un subcontratista, al que Clyde habia representado en al menos tres divorcios, se presento a primera hora con una cuadrilla de carpinteros, pintores y manitas desesperados por ponerse a trabajar, y empezaron la rapida reforma del despacho de al lado.

Dos veces al mes, Clyde jugaba al poquer con el dueno del Bowmore News, el unico periodico del condado. Igual que la pequena ciudad, el semanario estaba en decadencia y sobrevivia de milagro. En la siguiente edicion, la primera plana estaba copada por la noticia de la sentencia de Hattiesburg, pero tambien aparecia un extenso articulo sobre la asociacion del abogado Hardin con un importante bufete nacional de Filadelfia. En el interior se le dedicaba toda una pagina al anuncio, donde practicamente se suplicaba a todos los ciudadanos del condado de Cary que se dejaran caer por las nuevas «instalaciones de diagnostico» de Main Street para hacerse una revision completamente gratuita.

Clyde empezo a disfrutar de la gente, la atencion y comenzo a ver dinero.

Eran las cuatro de la manana, hacia frio, estaba muy oscuro y amenazaba lluvia cuando Buck Burleson aparco su camion en el pequeno espacio reservado para los empleados de la gasolinera de Hattiesburg. Recogio el termo de cafe, un sandwich de jamon y una automatica de nueve milimetros y se lo llevo todo a un trailer de dieciocho ruedas sin publicidad en las puertas y un tanque de treinta y ocho mil litros de carga util. Puso el motor en marcha y comprobo los indicadores, los neumaticos y el deposito.

El supervisor nocturno oyo el motor diesel y salio de la habitacion de control de la segunda planta.

– Hola, Buck -lo saludo desde arriba.

– Buenas, Jake -contesto Buck, con un gesto de cabeza-. ?Esta preparado?

– Listo.

Esa parte de la conversacion no habia cambiado en cinco anos. Solian intercambiar alguna impresion sobre el tiempo y luego se despedian. Sin embargo, esa manana, Jake decidio anadir una nueva linea al dialogo, algo a lo que llevaba varios dias dandole vueltas en la cabeza.

– Esos tipos de Bowmore parecen mas animados, ?verdad?

– Y a mi que me cuentas. Yo no me paso por alli.

Eso fue todo. Buck abrio la puerta del conductor, se despidio con el habitual «N os vemos» y se encerro en su interior. Jake vio como el camion cisterna se alejaba por la carretera, luego giraba a la izquierda y finalmente desaparecia; el unico vehiculo en circulacion a aquellas horas intempestivas.

Ya en la autopista, Buck se sirvio con cuidado cafe del termo en el vaso de plastico que llevaba enroscado como tapa. Echo un vistazo a la pistola que descansaba en el asiento del acompanante y decidio que dejaria el sandwich para mas tarde. Volvio a mirar el arma al ver la senal que anunciaba la entrada en el condado de Cary.

Realizaba el mismo viaje tres veces al dia, cuatro dias a la semana. Otro conductor se ocupaba de los otros tres dias. Solian intercambiarselos a menudo para cubrir las vacaciones y los dias festivos. No era el empleo con el que Buck habia sonado. Habia sido capataz en la Krane Chemical de Bowmore durante diecisiete anos, donde ganaba el triple de lo que ahora le pagaban por llevar agua a su antigua ciudad.

Era ironico que uno de los hombres que mas habia contribuido a contaminar el agua de Bowmore fuera ahora el encargado de suministrarsela en buen estado. Sin embargo, la ironia le resbalaba a Buck. Estaba resentido con la empresa por haberse ido como lo habia hecho y haberlo puesto de patitas en la calle. y odiaba a Bowmore porque Bowmore lo odiaba a el.

Buck era un mentiroso. Era algo que habia quedado demostrado en varias ocasiones, pero nunca de manera tan espectacular como durante las repreguntas del mes anterior. Mary Grace Payton le habia ido dando cuerda hasta ver como se ahorcaba el mismo delante del jurado.

Durante anos, Buck y la mayoria de los supervisores de Krane habian negado rotundamente que se llevara a cabo ningun tipo de vertido toxico, tal como sus jefes les dijeron que hicieran. Lo negaron en los informes internos de la compania. Lo negaron cuando hablaron con los abogados de la compania. Lo negaron en las declaraciones juradas. y desde luego volvieron a negarlo cuando la Agencia de Proteccion del Medio Ambiente y la oficina del fiscal federal empezaron a investigar la planta. Luego empezo el juicio. Despues de negarlo durante tanto tiempo y con tanta rotundidad, ? como iban a cambiar su declaracion de repente y decir la verdad? Krane, despues de animarlos a mentir durante tanto tiempo, desaparecio. Se fugo un fin de semana y encontro un nuevo hogar en Mexico. Seguro que un zopenco comedor de tortilla mexicanas estaba haciendo su trabajo alli abajo por cinco dolares al dia. Lanzo una maldicion y dio un sorbo al cafe.

Unos cuantos encargados salieron impunes y contaron la verdad. La mayoria siguio manteniendo sus mentiras. En realidad, daba lo mismo, porque a todos los dejaron como idiotas en el juicio, al menos a los que testificaron. Otros intentaron esconderse. Earl Crouch, tal vez el mayor mentiroso de todos, habia sido trasladado a otra planta de Krane, cerca de Galveston. Corria el rumor de que habia desaparecido en misteriosas circunstancias.

Buck volvio a mirar su nueve milimetros.

Hasta el momento, solo habia recibido una llamada amenazadora, pero no sabia si les ocurria lo mismo a los demas encargados. Todos se habian ido de Bowmore y no seguian en contacto.

Mary Grace Payton. Si hubiera llevado consigo la pistola durante la declaracion, le habria pegado un tiro, a ella, a su marido y a unos cuantos abogados de Krane, y se habria reservado una bala para el. Aquella mujer habia ido desmontando sus mentiras, una tras otra, durante cuatro horas interminables. Le habian dicho que no le pasaria nada por mentir. Que muchas de las mentiras quedarian enterradas en la documentacion interna y en las declaraciones juradas sobre las que Krane habia echado tierra. Sin embargo, la senora Payton tenia la documentacion interna, las declaraciones juradas y mucho mas.

Buck estuvo a punto de desmoronarse hacia el final de la pesadilla, cuando, herido de muerte, se desangraba

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