junto a los comercios de Main Street y finalmente salio al campo. Se detuvo en Treadway's Grocery, donde se compro un refresco y saludo a la mujer que conocia de toda la vida.
De vuelta a casa de sus padres, paso junto al Departamento de Bomberos Voluntarios de Barrysville, un pequeno edificio metalico con un viejo coche de bomberos que los chicos sacaban a pasear y lavaban los dias de elecciones. El edificio tambien habia servido de colegio electoral donde, cinco meses antes, el 74 por ciento de la buena gente de Barrysville habia votado a favor de Dios y las armas y en contra de los homosexuales ilos liberales. A apenas ocho kilometros de los limites de Bowmore, Ron Fisk habia convencido a aquella gente de que el era su protector.
Tal vez lo fuera. Tal vez su sola presencia en el tribunal fuera intimidante para algunos.
La secretaria judicial desestimo la apelacion de Meyerchec y Spano por insuficiencia procesal. No presentaron los escritos exigidos y, tras los pertinentes avisos por parte de la secretaria, su abogado le comunico que sus clientes no deseaban seguir adelante con la apelacion. No se les pudo localizar para conocer sus impresiones y el abogado no respondia a las llamadas de los periodistas.
El dia de la desestimacion, el tribunal supremo alcanzo un nuevo minimo en su cruzada a favor de la limitacion de la exposicion empresarial. Una compania farmaceutica llamada Bosk, de capital privado, habia fabricado y comercializado un poderoso calmante llamado Rybadell que resulto ser altamente adictivo. Al cabo de pocos anos, Bosk empezo a recibir un aluvion de demandas. Durante uno de los primeros juicios, sorprendieron a los ejecutivos de Bosk mintiendo. La oficina del fiscal de Pensilvania abrio una investigacion y se acuso a la compania de conocer las propiedades adictivas del Rybadell y de intentar ocultar esa informacion. El medicamento era muy rentable.
Un antiguo policia de J ackson llamado Dillman sufrio un accidente de moto y se hizo adicto al Rybadell durante la recuperacion. Combatio la dependencia durante dos anos, tiempo en el que su salud y el resto de su vida quedaron hechos trizas. Lo detuvieron en dos ocasiones por hurto. Dillman acabo demandando a Bosk en el juzgado de distrito del condado de Rankin. El jurado dictamino que la compania era responsable y concedio una compensacion de doscientos setenta y cinco mil dolares al antiguo policia, la indemnizacion mas baja por Rybadell del pais.
En la apelacion, el tribunal supremo revoco el caso, cinco contra cuatro. La razon principal, expuesta por el juez Romano en la opinion mayoritaria, era que Dillman no debia recibir ninguna indemnizacion por danos porque era drogadicto.
En una rencorosa opinion disidente, el juez Albritton pidio a la mayoria que fuera valiente y presentara un asomo de prueba de que el demandante fuera drogadicto «antes de introducirse en el Rybadell».
Tres dias despues del dictamen, cuatro ejecutivos de Bosk se declararon culpables de ocultar informacion a la Food and Drug Administration y de mentir a los investigadores federales.
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Los beneficios del primer trimestre de Krane Chemical resultaron mucho mayores de lo previsto. De hecho, sorprendieron a los analistas, que esperaban un dolar con veinticinco por accion a mucho estirar. Cuando Krane presento un beneficio de dos
Las catorce plantas trabajaban a toda maquina. Habian rebajado los precios para recuperar cuota de mercado. El departamento de ventas hacia horas extras para completar los pedidos. La deuda habia disminuido drasticamente. La mayoria de los problemas que habian perseguido a la compania a lo largo del ano anterior habian desaparecido de repente.
Las acciones habian registrado una constailte e impresionante subida desde cifras de un solo digito y ya se cotizaban a alrededor de los veinticuatro dolares cuando se publico la noticia de los beneficios. Subieron a treinta. La ultima vez que habian estado a ese precio habia sido el dia posterior a la sentencia de Hattiesburg, cuando iniciaron su caida en picado.
Ahora el Trudeau Group era el dueno del 80 por ciento de Krane, unos cuarenta y ocho millones de acciones. Desde los rumores de quiebra justo antes de las elecciones de noviembre, el valor neto del senor Trudeau habia aumentado en ochocientos millones y esperaba ansioso poder doblar esa cantidad.
Antes de que el tribunal supremo emita su dictamen final, los jueces pasan varias semanas leyendo las notas de los demas y las opiniones preliminares. A veces discuten, en privado, presionan en busca de votos que sustenten su postura o se sirven de sus letrados para enterarse de lo que se rumorea en los pasillos. De vez en cuando, llegan a puntos muertos cuya resolucion conlleva meses.
Lo ultimo que leyo el juez Fisk a ultima hora del viernes fue la opinion disidente del juez McElwayne en el caso Jeannette Baker contra Krane Chemical Corporation. Todo el mundo daba por sentado que otros tres jueces concurririan en la disension. El juez Calligan seria el encargado de redactar la opinion mayoritaria. Romano estaba trabajando en una opinion concurrente y todo apuntaba a que Albritton escribiria una opinion disidente. Aunque faltaba ultimar los detalles, casi nadie dudaba de que la sentencia seria revocada por cinco votos a cuatro.
Fisk leyo el escrito disidente, se mofo de el y decidio que lo primero que haria el lunes por la manana seria concurrir con Calligan. Luego, el juez Fisk se cambio de ropa y se convirtio en el entrenador Fisk. Era la hora del partido.
Los Rockies abrieron la temporada con un torneo de fin de semana en Russburg, una de las ciudades del estuario, a una hora al noroeste de Jackson. Jugarian un partido el viernes por la noche, al menos dos el sabado y tal vez otro el domingo. Los partidos serian a cuatro entradas y se animaba a todos los participantes a que probaran a jugar y a lanzar en posiciones distintas. No habia trofeos porque no se trataba de un campeonato, solo un torneo no excesivamente competitivo para empezar la temporada. Habia apuntados treinta equipos en las divisiones de once y doce anos, entre los que se incluian otros dos de Brookhaven.
El primer oponente de los Rockies era un equipo de la pequena poblacion de Rolling Fork. La noche era fria, se respiraba un aire limpio y el complejo deportivo estaba a rebosar de jugadores, padres y animacion, creada por la celebracion simultanea de cinco partidos.
Doreen estaba en Brookhaven con Clarissa y Zeke, que tenia un partido el sabado por la manana, a las nueve.
Josh jugo de segunda base en la primera entrada y, cuando le toco batear, su padre estaba dando instrucciones junto a la tercera base. Al quedar eliminado tras fallar cuatro lanzamientos, su padre le dio animos y le recordo que no iba a darle a la pelota si no separaba el bate del hombro. En la segunda entrada, J osh fue al monticulo del lanzador y no tardo en eliminar a los dos primeros bateadores a los que se enfrento. El tercero era un chico bajito y fornido de doce anos, el receptor, que bateaba en septimo lugar. Lanzo la primera pelota nula, pero con mucha fuerza.
– Baja y lejos -le grito Ron desde el banquillo.
El segundo lanzamiento no fue ni bajo ni llego lejos, sino una pelota rapida directa al centro de la base del bateador, que la golpeo con fuerza. La pelota reboto en el cilindro de aluminio del bate y salio disparada de la base con mayor velocidad de la que habia llegado. Josh se quedo inmovil una fraccion de segundo y, cuando quiso reaccionar, la tenia en la cara. El nino dio un ligero respingo al recibir el impacto de la pelota en plena sien. Luego salio escorada hacia la zona que quedaba entre la segunda y la tercera base, hasta que entro rodando en el campo de la izquierda.
Josh tenia los ojos abiertos cuando su padre se acerco corriendo. Se habia desplomado en la base del monticulo, aturdido y quejumbroso.
– DI algo, Josh -dIjo Ron, tocando la contusion con delicadeza.
– ?Donde esta la pelota? -pregunto Josh.
– No te preocupes por eso. ?Me ves bien?
– Creo que si.
Las lagrimas acudian a sus ojos y cerro los punos con fuerza para retenerlas. Tenia un raspon y habia un