poco de sangre en el pelo. Ya se le habia empezado a hinchar.

– Traed hielo -dijo alguien.

– Llamad a una ambulancia.

Los demas entrenadores y arbitros revoloteaban alrededor.

El nino que habia golpeado la pelota esperaba a un lado, a punto de llorar.

– No cierres los ojos -dijo Ron.

– Vale, vale -dijo Josh, con respiracion agitada.

– ?Quien juega de tercera base con los Braves?

– Chipper.

– ?Y de medio?

– Andruw.

– ?Muy bien!

Al cabo de unos minutos, Josh se incorporo y los espectadores aplaudieron. Luego se puso en pie y se dirigio al banquillo con la ayuda de su padre, donde se tumbo en la banqueta. Ron, con el pulso todavia acelerado, coloco una bolsa de hielo con sumo cuidado en el chichon que a Josh le habia salido en la sien. El juego se reanudo lentamente.

Llego un medico y examino a Josh. Parecia que el nino respondia sin problemas. Veia, oia, recordaba los detalles, incluso menciono si podia volver al campo. El medico dijo que no, igual que el entrenador Fisk.

– Tal vez manana -dijo Ron, para tranquilizarlo.

Ron tenia todavia un nudo en la garganta, aunque empezaba a calmarse. Se lo llevaria a casa en cuanto acabara el partido.

– Parece que esta bien -dijo el medico-, pero no estaria de mas que le hicieran una placa.

– ?Ahora? -pregunto Ron.

– No hay prisa, pero yo la haria esta noche.

Al final de la tercera entrada, Josh estaba sentado bromeando con sus companeros. Ron habia regresado a la linea de la tercera base y estaba dando instrucciones en voz baja a uno de los corredores cuando uno de los Rockies lo llamo desde el banquillo.

– ?Josh esta vomitando!

Los arbitros detuvieron el juego y los entrenadores despej aran el banquillo de los Rockies. Josh estaba mareado, sudaba profusamente y tenia nauseas. El medico no se habia alejado demasiado y al cabo de unos minutos llego una camilla con dos sanitarios. Ron sostuvo la mano de su hijo de camino al aparcamIento.

– No cierres los ojos -no dejaba de repetir Ron-. Dime algo, Josh.

– Me duele la cabeza, papa.

– Estas bien, pero no cierres los ojos.

Subieron la camilla a la ambulancia, la afianzaron y dejaron sitio para que Ron se sentara junto a su hijo. Cinco minutos despues se detenian en la entrada de urgencias del Henry County General Hospital. Josh estaba despierto y no habia vuelto a vomitar desde que habian salido del estadio.

Una hora antes habia ocurrido un accidente de coche en el que se habian visto implicados tres vehiculos y en urgencias no daban abasto. El primer medico que examino a Josh pidio un TAC y le dijo a Ron que no podia pasar de alli.

– Creo que esta bien -dijo el medico, y Ron busco una silla en la abarrotada sala de espera.

Llamo a Doreen y consiguio manejar la delicada conversacion. Los minutos se alargaban, daba la impresion de que el tiempo se habia detenido.

El entrenador Jefe de los Koclnes, el antIguo socio ctel bufete de Ron, llego apurado y convencio a Ron para que saliera un momento. Tenia que ensenarle algo.

– Es esto -dijo, sacando un bate de aluminio del asiento trasero del coche.

Era un Screamer, un bate muy popular fabricado por Win Rite Sporting Goods, uno de los muchos que podian encontrarse en cualquier estadio del pais.

– Fijate bien -dijo el entrenador, frotando la etiqueta del bate, que alguien habia intentado rayar-. Es un menos siete; hace anos que se prohibio.

Menos siete informaba de la proporcion entre el peso y el tamano del bate. Media setenta y tres centimetros y medio, pero solo pesaba medio kilo, mucho mas facil de balancear sin aplicar fuerza al impactar con la pelota. La normativa vigente prohibia una diferencia mayor a cuatro puntos. El bate tenia no menos de cinco anos.

Ron lo miro sin salir de su asombro, como si fuera un rifle humeante.

– ?De donde lo has sacado?

– Le eche un vistazo cuando el crio volvio al plato. Se lo ensene al arbitro, que dijo que era antirreglamentario y fue tras el entrenador. Yo tambien fui tras el, pero, para serte sincero, el tipo no parecia tener ni idea. Me lo dio.

Llegaron mas padres de los Rockies y luego algunos de los jugadores. Se reunieron alrededor de un banco cerca de la salida de urgencias y esperaron. Transcurrio una hora antes de que el medico regresara para informar a Ron.

– El TAC esta limpio -anuncio el medico-. Creo que esta bien, solo es una contusion leve.

– Gracias a Dios.

– ?Donde viven?

– En Brookhaven.

– Puede llevarselo a casa, pero que guarde reposo absoluto durante unos dias. No puede hacer deporte de ningun tipo. Si tiene mareos, dolor de cabeza, vision doble o borrosa, las pupilas dilatadas, le pitan los oidos, un sabor en la boca extrano, cambios de humor o parece aletargado, llevelo al medico de cabecera.

– Ron asintio y se dispuso a anotarlo-. Se lo escribire y se lo dare con el alta medica y el TAC.

– Bien, claro.

El medico se detuvo unos segundos y miro a Ron con curiosidad.

– ?A que se dedica? -le pregunto al fin.

– Soy juez, del tribunal supremo.

El medico sonrio y le tendio la mano.

– Le envie un cheque el ano pasado. Gracias por lo que esta haciendo.

– Gracias a usted, doctor.

Una hora despues, a las doce menos diez de la noche, abandonaron Russburg. Josh iba sentado en el asiento delantero, con una bolsa de hielo en la sien, escuchando el partido de los Braves y los Dodgers por la radio. Ron le echaba una mirada cada diez segundos, dispuesto a actuar a la mas minima senal de alarma. No hubo ninguna, hasta que llegaron a las afueras de Brookhaven.

– Papa, me duele un poco la cabeza.

– La enfermera dijo que era normal que te doliera un poco la cabeza. Pero si te duele mucho, significa problemas. En una escala. de uno a diez, ? cuanto te duele?

– Tres.

– Vale, cuando llegue a cinco, me avisas.

Doreen los esperaba en la puerta, con millones de preguntas. Leyo el alta medica en la mesa de la cocina mientras Ron y Josh comian un sandwich. Aunque estaba hambriento cuando salieron de Russburg, Josh dejo el sandwich al cabo de dos bocados. De repente parecia irritado, pero hacia horas que debia estar en la cama. Cuando Doreen quiso hacerle su propio examen fisico, Josh la rechazo con malos modos y se fue al lavabo.

– ?Tu que crees? -pregunto Ron.

– Yo creo que esta bien -contesto ella- Tal vez un poco malhumorado y amodorrado.

Tuvieron una dura pelea a la hora de decidir como iban a dormir. Josh tenia once anos y de ninguna de las maneras compartiria la cama con su madre. Ron le dejo claro, con bastante firmeza, que esa noche en concreto y en esas circunstancias tan poco habituales, dormiria con su madre. Ron dormitaria en una silla, junto a la cama.

Bajo la atenta mirada de ambos progenitores, Josh se durmio enseguida. A continuacion lo hizo Ron, en la silla, y hacia las tres y media de la madrugada Doreen claudico y cerro los ojos.

Volvio a abrirlos una hora despues, alarmada por los gritos de Josh. Habia vuelto a vomitar y tenia la cabeza a punto de estallar. Estaba mareado, decia incoherencias, lloraba y aseguraba que lo veia todo borroso.

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