enganarme; es tan real como mi padre, mi madre, mi...

—Es tan real como tu —Nemesis interrumpio su protesta con cruel indiferencia—. Compruebalo por ti misma. Tocalo.

—No...

—Tocalo, Indigo.

Le aterrorizaba aceptar el desafio, pero una fuerza interior la obligo a avanzar despacio y subir a la plataforma. Como si estuviera atrapada en un sueno horrible vio como Fenran alzaba la cabeza. Sus ojos captaron cada detalle del destrozado rostro del joven: el sudor, la tension, su textura agrietada y quebradiza, las hundidas mejillas y cuencas de los ojos. Lo habian destrozado en cuerpo y espiritu, y la terrible expresion que mezclaba esperanza con temor y con una incapacidad de creer en sus propios ojos era casi mas de lo que la muchacha podia soportar.

Su mano temblo espasmodicamente cuando la extendio hacia el. Fenran levanto un brazo sin fuerzas, intento susurrar su nombre: los dedos de el se aferraron a los suyos y ella cerro los ojos con un gemido de dolor al sentir su debil y estremecido apreton.

—Fenran...

Dio unos pasos hacia adelante para abrazarlo, pero Nemesis le espeto:

—?Suficiente!

Un zigzagueante rayo de luz centelleo como un relampago a traves de la sala chisporroteando entre Indigo y Fenran, y una fuerza terrible hizo que la muchacha perdiera pie. Cayo de la plataforma hacia atras y oyo como el grito de protesta de Fenran encontraba eco en un grunido de Grimya mientras caia pesadamente al suelo. La loba corrio en su ayuda, y ella, entre juramentos y sollozos, se puso en pie violentamente y se revolvio contra el demonio.

—?Deja que me acerque a el!

Nemesis bajo los ojos hacia ella, su mirada plateada resultaba fria y calculadora.

—?Estas convencida, pues, de que no es sencillamente una ilusion?

—?Si! —solto con una voz llena de veneno—. ?Estoy convencida de ello!

—?Entonces no te gustaria librarlo de ese tormento? —Nemesis hizo un gesto con la mano para indicar el lugar donde Fenran se habia dejado caer sobre una silla, al parecer, casi inconsciente ahora—. Mira a tu amor. ?No ha sufrido suficiente? ?No lo quieres a tu lado otra vez?

«Indigo, no escuches al demonio, no lo escuches!»

Podia haber sido Grimya quien le hablaba; podria haber sido su propio espiritu; no lo sabia, ni le importaba. De nuevo, sus ojos se clavaron en la figura de Fenran. No podia darle la espalda. No podia.

Por fin dijo, su voz apenas audible:

—?Cual es tu precio a cambio de la liberacion de Fenran?

Grimya gruno, y Fenran levanto la cabeza. Nemesis sonrio, sus pequenos y feroces dientes reluciendo bajo la anormal luz de las llamas.

—Mi precio es muy sencillo, Indigo. Quiero que te entregues a mi, te fundas conmigo, de modo que podamos volver a vivir como una sola entidad. —Se detuvo, luego anadio con suavidad—: ?Es este un precio muy alto por la vida de tu enamorado?

Indigo miro a Fenran, su rostro atormentado, y las advertencias del emisario de la Madre Tierra sonaron de nuevo en su cerebro. Tu salvacion o tu perdicion. Hacer lo que Nemesis queria de ella significaria ceder ante el mal que habia dentro de si misma y abrir las compuertas a los demonios que habia soltado de la Torre de los Pesares. Su monstruosa influencia se esparciria por todo el mundo sin que nada pudiera enfrentarsele, y su mision se convertiria en cenizas incluso antes de empezar. Traicionaria la confianza de la Madre Tierra.

Pero existia otro deber, otro obligacion. Su amor, su torturado amor a merced de todos los horrores de este mundo. ?Darle la espalda, aunque fuera por el bien mayor, no era otro tipo de maldad? No podia hacerlo. Era demasiado humana, demasiado debil...

Tu salvacion o tu perdicion...

Su boca se movio espasmodicamente e intento negar lo que sabia era la verdad.

—Mientes. —Su voz era aguda—. No posees el poder de devolverme a Fenran...

—Pues si lo tengo. Y lo haria con mucho gusto —la voz de Nemesis se convirtio en un suave y persuasivo murmullo—. Piensa, Indigo; piensa en Carn Caille, tu hogar. Podrias regresar alli con Fenran, y ocupar el lugar que te corresponde en el trono, para continuar el linaje de Kalig. Piensa en ello. Vivir el resto de vuestros dias en paz, libres de tormentos, libres de duros trabajos, libres de las celadas del cruel destino. —El demonio se detuvo, luego anadio con infinita dulzura—: ?No es eso lo que quieres en lo mas profundo de tu corazon?

—?No! —La voz de Fenran hendio la sala de repente y se puso en pie con un esfuerzo, las manos apretadas con fuerza contra la mesa y blanco por el esfuerzo que le suponia mantener el cuerpo erguido—. ?Anghara, no lo escuches! El demonio miente; ?quiere hacerte caer en una trampa!

Nemesis se revolvio furiosa contra el.

—?Callate!

Efectuo un movimiento amplio y brusco con el brazo, y Fenran lanzo un aullido y se aparto tambaleante de la mesa como si hubiera recibido un tremendo golpe. Cayo contra la silla, se desplomo sobre ella y quedo alli tendido estremeciendose.

—?No lo toques! —chillo Indigo—. ?No te atrevas a tocarlo!

Nemesis giro en redondo sobre uno de sus talones y la miro desde la plataforma. Toda apariencia de amistad habia desaparecido de repente de su expresion; sus ojos eran crueles, calculadores, siniestros.

—Eso no fue nada comparado con las agonias que ya ha padecido —dijo sin la menor emocion—.

Y su tormento no ha hecho mas que empezar. Los de mi clase son muy habiles y sutiles en el arte de infligir sufrimiento. —Dio un paso hacia ella—. Te he ofrecido una eleccion muy simple. Toma lo que te ofrezco... ?o condena a tu enamorado a seguir a nuestra merced!

—?No, Anghara! —La protesta de Fenran estaba llena de dolor pero no exenta de ferocidad—. ?No te dejare hacerlo!

Nemesis giro de nuevo para hacerlo callar, pero Indigo grito desesperada:

—?No lo hagas!

El demonio se detuvo, y la miro desafiante.

—?Bien, Indigo?

No podia abandonarlo. Lo amaba demasiado para dejarlo seguir sufriendo. Al infierno con el emisario y sus advertencias.

Tu salvacion o tu perdicion...

Al infierno la salvacion. Al infierno el castigo, y al infierno su mision.

—Sueltalo —dijo con voz ronca—. Sueltalo, y pagare tu precio.

—?Anghara! —Fenran estaba en pie de nuevo—. ?No seas estupida! ?No puedes hacer esto!

Ella vio su extraviada mirada, y las lagrimas anegaron sus ojos.

—Puedo, Fenran... ?y si es la unica forma de salvarte, lo hare!

El se revolvio contra ella furioso, con repentinas y renovadas energias.

—?He dicho que no! ?Condenaras al mundo entero al infierno!

—?No me importa el mundo! ?La Madre Tierra ha pedido demasiado de mi!

—?Y que hay de lo que yo te pido a ti?

El rostro de la muchacha palidecio.

—?Tu...?

—?Si!

Con una sensacion que le hizo sentir la impresion de que la tierra cedia a sus pies, Indigo comprendio la intensidad de la colera de Fenran, colera que no iba dirigida contra Nemesis, sino contra ella.

O quiza no habia la menor diferencia...

—Te digo que no debes hacerlo, Anghara. No solo por ti, sino por mi. —Fenran se seco el sudor de la frente —. ?Si cedes ante esta monstruosidad, eso quiere decir que no eres mejor que un demonio!

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