—?Chalila? —Indigo se sentia desconcertada.

—?Oh! Eso fue antes de que te unieras a nosotros —Fran volvio a mirar malhumorado a Esti, que se contoneaba delante de ellos—. Nunca has visto la obra que acostumbrabamos hacer llamada «Chalila y el Demonio», ?verdad?

Indigo sintio un helado hormigueo al escuchar la palabra demonio.

—No —respondio con cautela.

—Ah. Es curioso; en la zona mas occidental es una de las piezas mas populares de nuestro repertorio; siempre lo ha sido. Pero mas hacia el este nunca la hemos representado. Papa dice —una expresion de dolor aparecio fugazmente en su rostro al recordar de repente que los habia traido a este mundo; algo que, desde que las ilusiones y los fantasmas habian empezado a atormentarlos, habia resultado muy facil de olvidar—. Papa dice que es demasiado compleja para la gente sencilla; se aburren y empiezan a gritar en demanda de canciones tabernarias. Pero a lo que iba... es una historia sobre una muchacha a la que rapta un demonio que se ha enamorado de ella, y esta descubre que se trata en realidad de un principe sobre el que ha caido una maldicion. Siempre ha sido el relato favorito de Esti, pero papa jamas la dejaba representar a Chalila. Se supone que es una joven recatada, inocente... ya sabes a lo que me refiero. Papa decia que Esti jamas podria ser recatada aunque le fuera la vida en ello, asi que siempre era Cari quien representaba el papel. Pero hubo una ocasion en que Cari contrajo bronquitis y se quedo sin voz. Esti se sabia el papel de memoria, de modo que papa se lo dejo hacer. —De repente parecio animarse y lanzo a Indigo una rapida mueca llena de regocijo—. Actuo de una forma horrible. Pero antes del inicio del espectaculo, estaba en tal estado que hubieras creido que realmente esperaba que un enamorado de cuento de hadas penetrara en la carreta y se la llevara. Nos volvio medio locos a todos con su comportamiento; igual como se comporta ahora.

El helado hormigueo se repitio por segunda vez, e Indigo creyo comprender. Durante mucho tiempo, Esti habia albergado un romance secreto en el que se veia a si misma como a Chalila. Ahora el demonio enamorado de Chalila habia llegado, un fantasma en el espejo de un estanque irreal, para mostrarle su rostro y llamarla a su mortifero jardin. Vulnerable, impresionable, Esti no habia podido enfrentarse a la perversa inteligencia que se ocultaba tras el fantasma, y se habia enamorado de un horror que se alimentaba de sus mas profundos anhelos y despacio pero con firmeza la obligaba a servir a sus propositos, Indigo se habia atrevido a pensar que si se alejaban del estanque liberarian a Esti del encantamiento; pero deberia haberlo sabido; deberia haberse dado cuenta de la verdad cuando Esti insistio en que siguieran la ruta por la que iban ahora. Era el demonio quien la guiaba, y Esti, ciega, toda inocencia y amor, lo seguia. Era una hermosa trampa mortal.

?Pero hasta que punto era mortal? Un pensamiento anterior empezo a carcomer a Indigo; algo que habia penetrado en su mente cuando estaba junto al estanque y que habia olvidado en la confusion de los acontecimientos posteriores. El senor de las marionetas y sus victimas voluntarias. Y la inquietante sospecha de que a lo mejor solo aquellos voluntarios podian cruzar el velo que conducia al sanctasanctorum del demonio. La criatura que habia surgido de la oscuridad para tocar la mente de Esti con su veneno era mas poderosa y tangible que los fantasmas que habian encontrado antes; lo cual sugeria que esta manifestacion particular de la entidad diabolica estaba mas proxima al nucleo de su progenitor.

Y si podia mantenerse el precario equilibrio entre la seguridad de Esti y la atraccion del demonio, entonces, quiza seguirla hacia donde los condujera seria su unica posibilidad de abrirse paso por entre las ilusiones de aquel mundo para llegar a la realidad que se ocultaba debajo.

—No creo que debamos preocuparnos demasiado —dijo, reprimiendo con fuerza la voz de su conciencia. Le sonrio, con expresion ingenua, al tiempo que se odiaba por hacerlo—. La atmosfera de este lugar es suficiente para fijar la imaginacion de cualquiera en una idea particular.

—?Quieres decir que esta realmente representando el papel de Chalila? —Fran no parecio darse cuenta de la importancia de esta observacion; se echo a reir, cosa que hizo que Esti le lanzara una mirada cargada de veneno por encima del hombro—. Eso no me sorprenderia. Pues, muy bien; mientras que sus ensonaciones no nos causen ningun problema... Aunque no me importa admitir que preferiria que se las quitara de encima. Toda esta excitacion y perdida de tiempo... parece olvidar que tenemos cosas mejores que hacer.

Indigo se sintio incapaz de mirarlo directamente a los ojos.

—Si —dijo mientras su conciencia la asaltaba de nuevo—. Es verdad.

El deseo de Fran de que Esti «se quitara de encima» sus ensonaciones se vio cumplido — al menos por lo que se referia a el— durante la caminata; ya que poco despues la muchacha parecio sufrir otro impredecible cambio de humor y su distraido y sonador vagabundeo se transformo bruscamente en una nueva sensacion de proposito y direccion. Fran se sentia demasiado satisfecho por aquel cambio para hacerse preguntas sobre la repentina renovada determinacion de su hermana, e Indigo no dijo nada; prefirio guardarse para si lo que pensaba y se dedico a vigilar a Esti con mas atencion que nunca.

El paramo se extendia inmutable. Resultaba imposible decidir si llevaban caminando dias, horas, o simplemente minutos; el oscuro terreno que se extendia en todas direcciones parecia desafiar tales consideraciones y convertirlas en algo sin sentido. Durante un rato, Indigo y Fran intentaron encontrar algun tema trivial de conversacion, pero no encontraron nada que decir que no estuviera impregnado de temores secretos y preocupaciones ocultas, y por ultimo se quedaron callados. Esti parecia mas tranquila ahora y mas segura de si misma y ya no oscilaba de forma caprichosa entre la prisa y el letargo. La verdad es que ahora marcaba un paso mas rapido que nunca a traves de la negra hierba: parecia incansable, y muy a menudo volvia la cabeza para mirar a los otros dos que avanzaban pesadamente detras de ella, y tambien para meterles prisa con un gesto o con una palabra,

Indigo se sentia cada vez mas segura de que Esti, de forma consciente o inconsciente, los conducia realmente en direccion a un objetivo desconocido.

?Pero donde podria estar este objetivo?, se preguntaba. Hasta donde llegaba la vista, no habia nada en el paramo, y debian de haber andado ya incontables kilometros sin ver el menor indicio de que fuera a terminarse aquel paisaje nocturno yermo e inmutable. La comida y el agua no tardarian en escasear; y ?que sucederia cuando sus raciones se agotaran? Se le ocurrio la desagradable idea de que a lo mejor eso era precisamente lo que deseaba el demonio: conducirlos a una persecucion inutil e interminable que resultara infructuosa, hasta que finalmente sucumbieran al hambre, la debilidad y la desesperacion. Volvio a pensar en los caminantes dormidos de Bruhome y se estremecio. ?Por que no habian encontrado a ninguna de aquellas pobres criaturas desde que penetraran en este mundo? ?Que habia sido de ellas? ?Y no estarian los tres siguiendo ciegamente una promesa inexistente y un sendero que no los conduciria a ninguna parte?

Intento no hacer hincapie en aquel tema mientras andaban. El silencio resultaba cada vez mas opresivo; Fran, que iba algo rezagado y se detenia cada dos por tres para escudrinar el vacio paramo a su espalda con ojos inquietos y pensativos, estaba claramente intranquilo, y tan solo Esti parecia no sentirse afectada por la cada vez mas intensa atmosfera de duda.

Por fin, Fran no pudo permanecer por mas tiempo en silencio, y dijo de repente, con brusquedad:

—Indigo... Esti. Deteneos un momento.

Indigo se detuvo y volvio la cabeza. El rostro de Fran era un ovalo cansado en el debil crepusculo plateado; la penumbra dibujaba oscuros trazos confusos en sus facciones, dandole un aspecto inhumano.

—?Que sucede? —inquirio.

Tambien Esti se habia detenido, pero de mala gana, y se mantenia en tension. Situada entre hermano y hermana, Indigo se sintio de pronto como un reacio mediador atrapado en medio de algo potencialmente peligroso. Durante unos instantes Fran miro mas alla de ella, clavando los ojos en el rostro de Esti. Luego dijo:

—?Adonde vamos?

Indigo no le respondio: la pregunta no iba dirigida a ella. Esti se limito a devolverle la mirada a Fran, y este repitio:

—He dicho, ?adonde vamos? Porque me parece que hemos andado muchas horas, solo la Diosa sabe si no habran sido dias, y ?para que? —Uno de sus brazos describio un arco, indicando el desolado paramo—. Solo hay esto, sin que se vea el final. ?Maldita sea, no hemos visto ni un solo ser vivo, ni rastro de papa ni de Cari!

—Eso no es culpa mia —repuso Esti, encogiendose de hombros al tiempo que hacia intencion de darse la vuelta.

—Yo no digo que lo sea. Pero desde que abandonamos ese maldito estanque con su agua inexistente, eres tu la que nos ha guiado, Esti, y eso me hace pensar que sabes algo que nosotros ignoramos.

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