demonios, y en el mismo instante en que rechazaba la atraccion de la vision habia percibido como esta se daba cuenta y la dejaba estar. La muchacha no era una victima facil; por lo tanto no interesaba. Esti, por su parte, era otra cuestion.
—Esti. —Se volvio hacia la muchacha y la sujeto por ambas manos, con mucho cuidado de que su voz no delatara su alarma—. Esti, no habia nadie ahi. Lo que hemos visto no era real. Era otra ilusion; como los lobos, y el Jachanine.
Esti la miro cuidadosamente; luego dijo con calma:
—Si. Tienes razon, Indigo; eso es lo que debe de haber sido.
Desvio la mirada mientras hablaba, bajando las pestanas de modo que sus ojos no resultaran visibles, Indigo vacilo, no muy segura de si la muchacha habia comprendido sus palabras, luego anadio con suavidad, lisonjera:
—Comprendes lo que quiero decir, ?verdad? ?Y lo crees?
Esti levanto los ojos de nuevo y le sonrio con una curiosa viveza.
—Claro que si —respondio.
Pero se trataba de un asentimiento demasiado facil, de una capitulacion demasiado rapida. La expresion de Esti mostraba un ligerisimo atisbo de disimulo; algo que Indigo no habia visto antes jamas en ella. Fingia, evocaba de nuevo el rostro del fantasma y el poder de su susurrante y tierno encanto. Se le ocurrio la posibilidad de que a lo mejor aquella aparicion era algo mas que pura ilusion. La habia mirado a los ojos, y habia visto un poco de lo que acechaba alli. Era suficiente —mas que suficiente— para atrapar a un espiritu impresionable e incauto igual que una arana se apodera de una mosca.
Abrio la boca para apelar de nuevo a Esti, pero las palabras murieron en su garganta. Sus razonamientos no estaban de acuerdo con lo que Esti deseaba oir, y ningun tipo de persuasion la haria cambiar. Esti se limitaria a fingir estar de acuerdo con cualquier argumento expuesto, mientras mantenia en secreto sus autenticos sentimientos.
Una vez mas, Indigo miro en el estanque. La superficie era ahora un inocente espejo que reflejaba solo el monotono brillo de hojalata del cielo. No podia hablar con Esti; y sintio que, de momento, seria mas aconsejable no decir nada a Eran. Despues de todo, no poseia mas que una sospecha no demostrada; y ademas, no deseaba alertar a Esti y que se mostrara mas reservada aun; pero, a partir de ahora, tendria que vigilar a la muchacha con mucha atencion. Y, lobos o no, penso, se sentiria muy feliz cuando esta parada para descansar finalizara y pudieran seguir adelante; ya que si su creciente temor tenia algun fundamento, entonces aquella cosa avida e inhumana que habitaba el estanque podia resultar mucho mas peligrosa que cualquiera de las cosas con que se habian tropezado.
Con gran alivio por parte de Indigo, el resto de la guardia transcurrio sin el menor incidente. Esti, a pesar de sus anteriores protestas, se durmio al poco rato, enroscada como un gato junto a los guijarros, Indigo la miraba de vez en cuando, e intentaba ignorar la helada sensacion que la recorria al contemplar le extrana sonrisita de los desprevenidos labios de Esti.
No aparecieron mas fantasmas, ni se oyeron lejanos aullidos de lobo. Quiza si hubiera vuelto a mirar en el estanque Indigo podria haber vislumbrado otra vez el misterioso jardin y su ocupante; pero era muy consciente de los peligros latentes en tal tentacion, y se limito a permanecer sentada mirando al negro paramo, hasta que Fran se agito y se desperto.
Fran, descansado despues de su sueno, estaba inquieto y ansioso por hacer algo. Acepto de inmediato la sugerencia de Indigo de renunciar a la tercera guardia —que hubiera debido hacer Esti— y seguir adelante sin mas dilacion; y cuando la misma Esti se desperto, tambien ella parecia ansiosa por marchar, Indigo se sorprendio y se sintio algo preocupada por su rapido asentimiento, pero intento alejar esta preocupacion de su mente mientras recogian sus cosas y se preparaban para marchar.
La unica manzana de la discordia entre ellos fue la ruta que debian tomar. Fran estaba a favor de seguir en la misma direccion por la que habian llegado al estanque: no tenia una razon para esta sensacion, dijo, solo que le parecia logica si querian evitar el riesgo de andar en circulos y regresar al punto de partida. Pero Esti tenia otras ideas. Tenian que desviarse hacia la izquierda de aquella direccion, dijo, y mientras hablaba Indigo vio de nuevo como esa apenas perceptible expresion de disimulo aparecia en sus ojos. Al igual que Fran, carecia de motivo para aquella sugerencia; era simplemente una intuicion.
Fran se encogio de hombros y miro a Indigo.
—Si Esti tiene una intuicion, estoy dispuesto a apostar por ella —dijo con despreocupacion—. Le sucede de vez en cuando: tiene intuiciones, como lo llama mi padre.
Y la mayoria de las veces tiene razon. —Sonrio—. Despues de todo, no tenemos nada que perder, ?no es asi?
Sus palabras resultaban involuntariamente ironicas, pero Indigo no podia discutirlas sin revelar sus sospechas.
—Muy bien —concedio—. Que Esti nos guie.
?Se produjo un destello de triunfo en los ojos de Esti? Era dificil estar segura; y muy facil dejarse llevar por la imaginacion. No obstante, mientras completaban sus preparativos tuvo la clara sensacion de que Esti tenia buen cuidado de mantener la distancia entre ambas, hasta que, mientras recorrian con minuciosidad el terreno en busca de cualquier cosa que hubieran podido olvidar, Indigo oyo crujir los guijarros a su espalda, y Esti se coloco de inmediato a su lado.
—Lo sabes, ?verdad? —dijo la muchacha con una curiosa
Indigo se quedo rigida; luego, no muy segura del terreno que pisaba, decidio fingir.
—?Que quieres decir?
—?Oh! —Esti sonrio, con una sonrisa peculiar—, no creas que me disgusta la idea. Al contrario. Es maravilloso. Pero claro, el amor lo es, ?no es asi? Jamas deberiamos rechazar el amor, ?no estas de acuerdo?
Antes de que Indigo pudiera responder, Esti se dio la vuelta y, echandose hacia atras los cobrizos cabellos como si acabara de soltarselos, se alejo en direccion al lugar donde Fran las esperaba.
CAPITULO 10
—?Esti! —La voz de Fran sono llena de irritacion—. ?Deja de hacer el tonto y ven! No hay nada ahi; estas perdiendo el tiempo.
Esti hundio la cabeza poniendose a la defensiva, pero regreso avanzando por la negra hierba con mucho cuidado. No dijo nada, se limito a lanzar a su hermano una mirada despectiva, luego le dio la espalda y siguio adelante a grandes zancadas.
Fran contemplo la mata que su hermana habia estado investigando, al tiempo que se preguntaba exasperado que habria llamado su atencion —o mas bien, su imaginacion— esta vez. No vio nada digno de mencion, y dirigio a Indigo una mirada de impotencia mientras se ponian en marcha en pos de Esti.
—No se que es lo que le sucede —dijo en voz baja dolido—. Si no la conociera, pensaria que le ha estado dando al aguardiente.
Para Indigo era otro signo inquietante. Llevaban andando un buen numero de horas, o al menos eso parecia; el estanque quedaba ya muy atras e incluso su aureola nacarada habia quedado ya fuera de su vista; no obstante el curioso estado de animo de Esti se habia intensificado en lugar de disminuir. Al principio habia impuesto un paso rapido a traves del paramo, como si tuviera prisa por llegar a una cita de vital importancia; luego, justo cuando Fran iba a protestar diciendo que no habia necesidad para tales apresuramientos, la joven se habia dedicado a perder el tiempo; andaba despacio, se detenia cada pocos pasos —o al menos eso parecia— para salirse del sendero en persecucion de algun hallazgo imaginario, o sencillamente para levantar los ojos al cielo. Respondia cuando se le hablaba, pero o bien lo hacia con vaguedades o con mordaz irritacion; y ahora Fran, que no se caracterizaba precisamente por su paciencia, estaba ya a punto de estallar.
—Que me muera si se que es lo que le ha dado —insistio—. ? Cualquiera pensaria que representa otra vez el maldito papel de Chalila!