Tenia unos seis metros de diametro, y era demasiado simetrico para ser natural... y esa luz fria y fantasmal parecia emanar de debajo de la lisa superficie del agua, como si se filtrase al exterior desde profundidades imposibles de adivinar y se desparramara por el aire circundante. Alrededor del borde del estanque, cubriendo una distancia de unos tres pasos —de nuevo de una forma preocupantemente simetrica—, la hierba daba paso a lo que parecian guijarros de un tono gris blanquecino, tan lisos y rasos como si un delicado cuidador los hubiera rastrillado no hacia mucho.

Esti fue la primera en moverse. Con cautela primero, y con creciente seguridad despues, llego hasta el borde de los guijarros y lo examino con un pie para comprobar si soportaria su peso. Parecian ser solo dos capas, y el suelo debajo de ellos era solido.

—No son mas que guijarros —dijo Esti, perpleja—. ?Pero por que? ?Con que proposito?

Aun cuando su pregunta tuviera una respuesta, lo mas probable es que no tuviera sentido para ellos, penso Indigo. Se agacho y tomo una de las piedras que componian el circulo de guijarros. Era lisa, sorprendentemente ligera, casi como piedra pomez; y no estaba ni fria ni caliente. Una cosa neutral, inerte. Dejandose llevar por un impulso, la arrojo al estanque. Se estrello sobre la superficie con un ligero chapoteo, y se hundio como lo haria cualquier piedra normal en agua normal.

Eran, que la habia estado observando, dijo pensativo:

—Me pregunto si es potable...

—Yo no me arriesgaria —advirtio Indigo—. Aun cuando no sea venenosa, podria afectarnos de forma imprevisible.

—Si... pero de todos modos. —Eran introdujo la mano en su bolsa y saco un pequeno cazo que, antes del fracaso con el fuego, se suponia que habia de servir como utensilio de cocina—. Me gustaria verla mas de cerca. —Atraveso el espacio cubierto por los guijarros, se agacho junto al borde del estanque y, con mucho cuidado de no tocar el agua con la mano, hundio el cazo en ella.

—Es tan transparente, devuelve una imagen tan nitida como la de un espejo —les grito— Si no fuera por las ondulaciones nunca creerias que es agua y no... por la sangre de la tierra, ?que es esto?

Sobresaltadas por la repentina exclamacion, Indigo y Esti levantaron la cabeza rapidamente, e Indigo inquirio:

—?Que sucede?

—Me resulta imposible de creer... ?venid y mirad!

Fueron a reunirse con el y miraron con atencion el cazo que sostenia. Estaba vacio... y la superficie seca.

—Lo he hundido en el agua —insistio Fran—. Maldita sea, he visto las ondulaciones, ?vi como esta condenada cosa se llenaba! —Le alargo el cazo—. Intentalo y lo veras.

Indigo se inclino sobre el estanque y hundio el cazo bajo la superficie. Tal y como habia dicho Fran se formaron ondas y el agua se derramo sobre el borde; pero cuando saco el cazo de nuevo, fue como si lo sacase de un espejismo: estaba seco y vacio.

Fran, de rodillas ahora, estiro la mano hacia la superficie del estanque y, muy despacio, la toco.

—Parece agua —dijo sin demasiada seguridad, y dejo que la mano se hundiera hasta la primera falange—. Humeda y fria. —La agito y se escucho un chapoteo, como si hubiera saltado un pequeno pez; luego saco los dedos y, sin el menor comentario, se los mostro a Indigo y a Esti.

Su mano estaba completamente seca.

—Agua —anuncio—, y sin embargo no es agua. ?Que os parece?

Indigo contemplo el estanque, pensativa. Este nuevo descubrimiento la hacia sentirse ofendida; como si alguien o algo hubiera colocado esta hermosa pero inutil imagen en su camino como una broma de mal gusto.

—Me pregunto cuantos viajeros en este mundo se han visto atraidos hasta aqui por la promesa del agua — dijo en voz alta— para descubrir luego que aquel que habia puesto el cebo poseia un desagradable sentido del humor.

Fran se mostro sorprendido.

—?Piensas que lo han colocado de forma deliberada?

La muchacha suspiro.

—Empiezo a pensar que todo en este mundo ha sido mas deliberada y cuidadosamente ideado de lo que nos damos cuenta. Siento... —Vacilo, se puso en pie y empezo a pasear mientras buscaba la palabra justa—. Manipulado.

Es el unico nombre que puedo darle. Como si desde que nos introdujimos a traves de la barrera de espinos, hubieramos sido como marionetas colgando de una cuerda.

—?Pero sin saber quien es el amo de las marionetas?

—Oh, no. Conozco la respuesta a esa pregunta, al menos en esencia. —Indigo se rodeo con los brazos al tiempo que levantaba los ojos hacia el lejano y uniforme cielo—. Pero es muy escurridizo. Yo esperaba un enemigo tangible, algo que pudiera ver, y evaluar, y desafiar. Esto, no obstante —indico el estanque y el paramo con un movimiento del brazo— es como...

—... como buscar una determinada pulga en un perro flaco —intervino Esti.

A pesar de su estado de animo, Indigo no pudo contener una carcajada.

—Una pulga entre otras muchas —dijo—. Me gustaria saber como reaccionaria nuestro invisible anfitrion ante tal comparacion... Pero, hablando seriamente, la verdad es que siento que estan jugando con nosotros. Las ilusiones, las imagenes, los curiosos fenomenos: es como si se tratara de fruslerias para desviarnos del camino que deberiamos seguir. Puede que hayamos penetrado en este mundo diabolico, pero es como un templo dedicado a la Diosa, en el que los patios exteriores y las salas publicas no cuentan mas que la mitad de la historia. Aun no hemos atravesado el velo que cuelga frente al sanctasanctorum. ?Comprendeis lo que quiero decir?

—Si —respondio Fran—. Pero en un templo, al menos en los que yo he visto, solo se permite atravesar el velo a los servidores de la Diosa.

Indigo habia seguido paseando mientras hablaban, pero ahora se detuvo y miro fijamente a Fran. Sin darse cuenta, habia hecho un comentario que podria resultar significativo; ya que si el paralelismo que habia trazado resultaba cierto, entonces a lo mejor tan solo los sirvientes de la entidad diabolica que habia creado este mundo podrian trascender la capa exterior de ilusion y engano, y llegar al autentico nucleo.

O si no eran sus sirvientes, entonces sus victimas...

De repente sintio una veloz e inesperada punzada premonitoria, como si una sardonica inteligencia hubiera leido sus pensamientos al mismo tiempo que estos se formaban. Y unos segundos mas tarde, resonando desde muy lejos en la quietud, les llego la voz de un lobo que acecha a su presa en un penetrante aullido que atraviesa la noche.

Esti brinco como una liebre e Indigo sintio que se le ponian los pelos de punta. Fran, sobresaltado tambien pero intentando no demostrarlo, volvio los ojos mas alla del campo de influencia del extrano fulgor del estanque, en un intento por atravesar la oscuridad.

—Siguen ahi. —Su voz sonaba asustada, asombrada y enojada a la vez.

Esti se estremecio.

—Y parece como si nos esperaran. —Dirigio la mirada a su hermano, luego a Indigo—. ?Que vamos a hacer? ?Si seguimos adelante, pueden tendernos una emboscada; pero si nos quedamos aqui pueden cercarnos!

Indigo recapacito sobre ello durante unos instantes. Decidieran lo que decidiesen, la necesidad los obligaria a acampar dentro de no mucho tiempo, ya que al parecer, a pesar de sus esperanzas, no podian permanecer sin comer ni dormir. Ella ni siquiera habia dormido en la acampada anterior, y empezaba a sentir los efectos de esa falta de sueno. Sin duda, resultaria mas seguro permanecer junto al estanque, donde al menos la luz les ofreceria algo de proteccion contra un ataque por sorpresa. Una vez hubieran descansado estarian mucho

mejor preparados para lo que pudieran encontrar en el paramo.

Fran y Esti estuvieron inmediatamente de acuerdo con su sugerencia cuando se la hizo saber; aunque Esti fue lo bastante honrada como para reconocer, llena de ironia, que era como tener que escoger entre morir quemado o morir ahogado. Escogieron un lugar y tras una rapida comida —parecia absurdo realizar de nuevo el ritual de encender un fuego— Indigo y Esti se acomodaron para dormir mientras que Fran montaba la primera guardia, Indigo habia temido que le resultase dificil dormirse; pero, con gran satisfaccion por su parte, sintio como empezaba a sumergirse en la inconsciencia solo minutos despues de cerrar los ojos. Tuvo unos suenos extranos y fragmentados de bosques sombrios en los que una voz que conocia y amaba, pero a la que no podia dar un nombre,

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