la llamaba desde lejos, instandola a seguirla; el sonido aumentaba y disminuia de forma alternativa mientras ella buscaba en vano su origen. Cuando por fin se desperto, sintio como si una profunda tristeza se hubiera alojado en lo mas profundo de su ser, y que desaparecio al desperezarse, pero su recuerdo era nitido e inquietante.
Fran estaba sentado de espaldas al estanque, la mirada fija en el paramo, e Indigo se sorprendio al ver a Esti junto a el. La muchacha le explico que habia dormido un poco, pero luego se habia despertado de repente e, incapaz de recuperar el sueno, habia decidido hacer compania a Fran durante el resto de su guardia. Nada habia alterado su vela —al parecer los lobos o bien habian decidido permanecer en silencio o se habian escabullido hacia nuevos territorios— y ahora fue Fran quien, intentando disimular sus bostezos, se dirigio agradecido al lecho improvisado y se enrosco sobre el para dormir.
Indigo se acomodo junto a Esti, y le dedico una sonrisa.
—?Estas segura de que no quieres descansar? —pregunto—. A mi no me importa en absoluto quedarme sola.
Esti le devolvio la sonrisa y sacudio la cabeza.
—No. No tengo ni pizca de sueno: ahora ya no podria volverme a dormir.
A Indigo le dio la impresion de que la muchacha parecia excitada. Sus ojos verdes estaban algo enfebrecidos y su aire algo cohibido, como si intentara ocultar alguna emocion que la hiciera sentir embarazada o avergonzada; e Indigo inquirio a modo de tanteo:
—Esti, ?sucede algo?
—?Suceder algo? ?No, claro! —Se produjo entonces una vacilacion al darse cuenta Esti de que la negativa habia sido demasiado rapida, demasiado desenvuelta; lanzo una carcajada, que sono forzada—. Bueno... tuve unos suenos extranos mientras dormia. Y cuando desperte, me sentia tan
Indigo la miro con renovado interes.
—?De que trataban esos suenos?
Esti se ruborizo.
—Preferiria no hablar de ello. —Le dirigio una rapida sonrisa, casi furtiva—. Te reirias de mi.
—Te prometo que no hare tal cosa.
—No importa... —Desvio la mirada, y se echo los cabellos hacia atras—. ?Oh... me siento tan
—Ni lo intentes —advirtio Indigo, aunque su mente estaba distraida, meditando sobre la peculiar reticencia de Esti.
—No lo haria, desde luego. Aunque la verdad es que antes intente lavarme las manos. — Extendio los dedos y los contemplo—. Fue extrano. Senti como si mis manos estuvieran bajo agua; no obstante, cuando las saque, estaban secas todavia, como dijo Fran, y no habia forma de quitar la suciedad.
—Lo que contiene el estanque, desde luego no es agua —asintio Indigo—. Sospecho que debe de tratarse de otra clase de ilusion. Y eso me preocupa, Esti, porque quiere decir que es posible que no haya agua en ningun lugar de esta dimension. Y si eso es cierto, entonces tendremos serios problemas cuando se nos acaben nuestros suministros.
Esti respondio distraida:
—Si, supongo que si.
E Indigo comprendio que no le habia prestado atencion, y que en lugar de ello miraba en direccion al estanque con una expresion pensativa.
—?Esti?
Extendio la mano para tocarle el brazo.
—?Que? Oh... lo siento. Miraba el estanque. —Esti parpadeo, y su expresion pensativa se troco por una curiosa sonrisita—. ?Sabias, Indigo, que si te sientas y contemplas con atencion el agua, a veces puedes ver las imagenes mas extranas, las mas peregrinas?; parece como si fueran imagenes de otro mundo.
Algo en su voz, que recordaba a su excentrico estado de animo anterior, desperto una cierta inquietud instintiva en Indigo.
—?Que quieres decir? —pregunto con cuidado.
—Ven a verlo por ti misma. —Esti se puso en pie
Indigo se arrodillo cautelosa junto a ella y miro al estanque. Sus imagenes, recortandose sobre el vacio reflejo negro del cielo, las contemplaron desde la superficie; su rostro angular y huesudo; el de Esti, mas delicado, mas felino y juvenil. Pero alguna propiedad del estanque habia eliminado el color de sus reflejos, dando a su piel — que en realidad ambas tenian tostada por el sol del verano— un enfermizo aspecto apergaminado, y apagando la brillante cabellera roja de Esti hasta darle un tono de bronce sucio.
Esti se inclino un poco mas hacia adelante, y soplo sobre la superficie de modo que las dos imagenes se fraccionaron en un punado de ondas. Mientras las ondulaciones desaparecian, la imagen volvio a formarse, y justo antes de que volviera a aparecer con nitidez Indigo vislumbro —o le parecio que vislumbraba, ya que aparecio y desaparecio en un santiamen— lo que parecia un extrano y encantador jardin detras de sus propios reflejos. Un cesped lleno de flores conducia hasta una puerta situada en medio de una rancia pared, a la que daban sombra unos graciles arboles cuyas ramas descendian suaves hasta casi tocar el suelo. Y, enmarcada por la misteriosa belleza del jardin, un rostro sin cuerpo, fantasmagorico y vago, flotaba entre ella y Esti.
—?Ahi! —siseo Esti con un jubiloso susurro, senalando—. ?Lo has visto?
Indigo miro de reojo a la excitada muchacha.
—He visto un jardin. Y el rostro de alguien. O pense que lo veia, pero...
—Si. Oh,
—?El? —inquirio preocupada Indigo. El corazon le habia dado un vuelco ante la sorpresa producida por la momentanea vision; ahora parecia latir con una lentitud sofocante—. Esti... ?quien es?
Esti meneo la cabeza.
—No lo se. Pero es tan hermoso, y esta tan
Esta vez no habia ni rastro del sobrenatural jardin; pero el rostro se habia rehecho, algo borroso a causa del agua pero claramente visible, no obstante. Era el semblante de un hombre joven, pero delgado y escualido y de una palidez cadaverica, con ojos que no parecian ser mas que vivas pero incoloras puntas de alfiler en cuencas huecas y profundas. Su expresion combinaba salvaje intensidad con un espeluznante e inhumano anhelo, y una oleada de repulsion se apodero de improviso de la momentanea fascinacion de Indigo. Extendio la mano, con la intencion de apartar a Esti, pero la muchacha malinterpreto el movimiento y sujeto sus dedos con fuerza, como si correspondiera a un profundo secreto compartido por ambas. Luego levanto la otra mano en un gesto que imponia silencio a
Indigo, y despacio, con mucho cuidado, se volvio para mirar a su espalda. Con el pulso acelerado, Indigo se volvio, tambien; pero no habia nadie alli, solo sus debiles e insustanciales sombras que la luz del estanque arrojaba sobre el suelo, y el siniestro refulgir del paramo a lo lejos.
Esti se volvio para mirar otra vez el agua, encorvandose de tal forma que la abundante mata de sus cabellos le oculto el rostro. Pero Indigo ya habia visto la expresion de su rostro: la extraordinaria llamarada de avido placer, seguida de frustracion
—?Ahhh... ! —El suspiro de Esti resulto apenas audible, y algo en el hizo que a Indigo se le pusiera la carne de gallina—. Pense que a lo mejor... —Se interrumpio y sacudio la cabeza.
Indigo la contemplo con silencioso horror. Por un momento, cuando la aparicion habia hecho acto de presencia por segunda vez, sus ojos habian parecido fijarse como clavos ardientes en los de ella hasta penetrar en su cerebro, bloqueando su mente y su cuerpo con la ardiente intensidad de su mirada. Y al igual que Esti, habia sentido una oleada de emocion que era en parte lastima, en parte anhelo y en parte deseo. Una terrible
Pero el hechizo carecia de poder para aprisionarla, Indigo estaba muy familiarizada con la naturaleza de los