Pero tampoco le habia gustado la decision que Greg habia tomado. Cuando su jefe le habia dicho que queria que Constant Cravings cesara su actividad en Fairfax, Evan habia tratado de disuadirlo alegando que la tienda generaba buenos ingresos. Tambien le habia prometido que hablaria con Lacey acerca de moderar el contenido de los escaparates, suponiendo que ella lo escucharia cuando se enterara de que corria el riesgo de que no le renovaran el contrato de alquiler.

Pero Greg no queria saber nada de todo aquello. Lo mas importante para el era que su sobrino queria abrir una franquicia de la cafeteria Java Heaven, una cadena que se estaba haciendo tan famosa como Starbucks, en Fairfax. Cuando Evan le habia dicho que el complejo Fairfax era lo bastante grande como para albergar dos cafeterias, Greg se habia negado a escucharlo. Simplemente no queria que la tienda de Lacey hiciera competencia a la de su sobrino. Asi que a Evan no le habia quedado mas remedio que decirselo a Lacey.

Y eso habia hecho.

Y, desde entonces, sentia un gran vacio en el pecho, a la altura del corazon.

Durante la semana habia pensado en llamarla montones de veces, pero se habia contenido. Queria hablar con ella, pero habia decidido que lo mejor era hacerlo en persona. El hecho de que ella no lo hubiera llamado no era buena senal, pero eso no podia detenerlo. Su intencion era ir a Constant Cravings al dia siguiente y hablar con ella.

Cansado, aparco el coche y entro en su casa. Dejo la maleta y el ordenador portatil y se dirigio a la cocina para sacar una cerveza. Acababa de sentarse en el salon, cuando sono el telefono. Miro la pantalla del aparato con la esperanza de que fuera Lacey. Pero no, era Paul.

– ?Que tal? -contesto Evan.

– ?Que ha pasado con Constant Cravings?

Evan agarro el telefono con fuerza. No habia hablado con Paul en toda la semana. No queria hablar sobre Lacey y sabia que su amigo le preguntaria por ella.

– ?De que estas hablando?

– De que ha cerrado, como si no lo supieras. Me voy un par de dias de la ciudad y cuando regreso, descubro que mi tienda de cafe favorita ha cerrado. Maldita sea, soy adicto a esas galletas. ?Adonde se ha ido Lacey? ?Y por que no me has contado nada?

Evan se puso tenso.

– ?Que quieres decir con que ha cerrado?

– ?No lo sabias?

– No. Cuentame.

– He pasado por la oficina para recoger unos papeles al salir del aeropuerto. Puesto que Constant Cravings suele abrir hasta tarde el viernes por la noche, decidi pasar a tomarme un cafe. Cuando llegue alli, el local estaba oscuro. No habia maniquies en el escaparate. Nada. Solo una nota en la puerta diciendo que la tienda quedaba permanentemente cerrada en ese local.

Evan cerro los ojos y suspiro.

– Maldita sea.

– ?Como puede ser que no sepas nada? ?Que diablos esta pasando?

– Nos hemos separado -le conto a Paul lo que habia sucedido el viernes por la noche.

– Asi que ?ella no tenia que irse hasta dentro de tres meses y ha cerrado la tienda en menos de una semana? ?Guau! Esa mujer debe de estar muy enfadada.

Si. Y desde luego no estaria dispuesta a ver a Evan.

– ?Y que piensas hacer al respecto? -pregunto Paul.

– ?Hacer? Ha dejado muy claro que ha terminado conmigo.

– ?Y tu con ella?

«No», penso el. Y al darse cuenta de lo que sentia, se puso en pie. No habia terminado con ella. Y nunca lo haria.

– Desde luego que no.

Paul se rio al otro lado del telefono.

– Chico, has estado en silencio tanto tiempo que empezaba a preocuparme. Sabes que ella es lo mejor que te ha sucedido nunca, y no es algo que te diga a la ligera.

– Lo se.

– Entonces, ?que vas a hacer?

– Te lo contare en cuanto lo decida.

Tres semanas despues de la ultima vez que habia hablado con Evan, Lacey estaba en su apartamento, viendo la television con desgana. Habia pasado los ultimos dias desmontando la tienda y buscando otro local para alquilar. Por desgracia, casi ninguno de los que habia visto le habia gustado. Y los que si le habian gustado tenian un precio muy elevado. «Maldita sea. Fairfax era el lugar perfecto. Si solo…».

Interrumpio su pensamiento, tal y como hacia varias veces al dia. No tenia sentido recrearse en lo que podia haber sido.

Y tampoco tenia sentido recrearse pensando en Evan. Pero por mucho que se lo repitiera, no conseguia dejar de hacerlo. El estaba presente en cada rincon de su mente. Incluso despues de tres semanas, seguia doliendole el corazon. ?Cuanto tiempo se tardaba en olvidar a una persona? No lo sabia, pero tenia la sensacion de que no podria olvidarlo jamas. Y de que su corazon nunca se recuperaria.

Ese dia habia encontrado un local que no estaba del todo mal. Lacey no podia permitirse mantener el negocio cerrado durante varios meses, porque consumiria todo lo que tenia ahorrado. Al dia siguiente, continuaria buscando con la esperanza de encontrar algo mejor. Si no, tendria que conformarse con lo que ya habia visto.

Entretanto, continuaria viendo la television y comiendo galletas. Quiza asi consiguiera olvidar a Evan. Su imagen era tan vivida que era como si pudiera tocarlo y besarlo. Y la idea hacia que no pudiera contener las lagrimas

Llamaron al timbre y se levanto para recoger la comida china que habia encargado por telefono. Se miro y suspiro. Confiaba en que el chico del reparto no se asustara al verla. Iba vestida con el albornoz negro de corazones de color rosa que le habia prestado a Evan del escaparate. Probablemente, lo mejor seria que quemara la prenda. Y desde luego, que no volviera a ponersela nunca mas, pero no podia evitarlo.

Saco dinero de la cartera y abrio la puerta. Al ver a Evan, se quedo paralizada. Pestaneo un par de veces para asegurarse de que la imagen no era un producto de su imaginacion.

El iba vestido con uno de sus trajes de chaqueta y corbata. Tenia un aspecto… perfecto. Y llevaba una peonia en la mano.

– Hola -dijo el.

Lacey sintio que se le paraba el corazon. Abrio la boca para contestar, pero se fijo en la bolsa que el llevaba en la otra mano. Era una bolsa del restaurante chino donde encargaba la comida para llevar.

– N-no eres el chico del restaurante chino.

– Cierto. Ha llegado al mismo tiempo que yo. Me ofreci a subirte la comida -le entrego la bolsa-. Aqui tienes.

– Ah, gracias.

– ?Te pillo en mal momento? -le pregunto Evan, mirandola de arriba abajo.

– ?En mal momento para que?

– Confiaba en que pudieramos hablar. Lacey arqueo las cejas.

– Creia que habiamos dicho todo lo que teniamos que decir.

– Se me han ocurrido un par de cosas -miro hacia el interior del apartamento y pregunto-: ?Estas con alguien?

– Estoy sola.

– Yo tambien -le entrego la flor y dijo-: Espero que sigan siendo tus favoritas.

Lacey sintio un nudo en la garganta y, como no podia pronunciar palabra, asintio. Al agarrar la flor, rozo los dedos de Evan y sintio una ola de calor.

– Entra -le dijo, tras aclararse la garganta. El la siguio hasta la cocina y permanecio en silencio mientras Lacey, de espaldas a el, dejaba la comida sobre la encimera y metia la flor en agua. Cuando termino, se volvio para mirarlo y se apoyo en la encimera.

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