Claramente, lo que les habia ocurrido el sabado por la noche no habia sido casualidad. Lacey tambien estaba impaciente por acariciarlo, ya que le saco la camiseta de los vaqueros y le paso las manos por la espalda. Una ola de placer lo invadio por dentro, pero no era suficiente. Necesitaba sentirla piel contra piel.

– Sujetate -dijo Evan.

Ella lo abrazo y el la levanto sujetandola por el trasero.

– ?Quieres ver si este escritorio es tan bueno como tu mostrador?

– Si.

Evan se coloco entre sus piernas y movio las caderas contra ella. Lacey le rodeo la cintura con las piernas y el se inclino para besarla en el cuello.

– Hueles muy bien -murmuro contra su piel mientras le desabrochaba la blusa. Le acaricio el cuello con la lengua y ella se estremecio-. Y tambien sabes muy bien. A flores y a azucar.

Ella echo la cabeza hacia atras para que tuviera mejor acceso a su piel. Cuando le desabrocho el ultimo boton, metio las manos bajo la blusa y le acaricio los pechos por encima del sujetador. La beso y jugueteo con la lengua alrededor de sus pezones.

Ella apoyo las manos sobre el escritorio y, jadeando, arqueo la espalda hacia atras, como ofreciendole mas. El le quito la blusa y la dejo caer al suelo. Segundos mas tarde, le quito el sujetador y contemplo sus pechos.

– Preciosa -le dijo con voz ronca, y observo como se le oscurecian los ojos de puro deseo cuando le acariciaba los pezones.

– No es justo -murmuro ella-. Tienes mas ropa que yo -le quito la camiseta y la tiro al suelo.

Le acaricio el torso y el abdomen. El la beso de nuevo, deseando devorarla.

Tratando de contenerse, le desabrocho el boton de los pantalones y le bajo la cremallera, despacio. Cuando metio la mano bajo su ropa interior, ambos gimieron.

– Estas mojada -le acaricio la piel pegajosa con los dedos, y el aroma de su excitacion hizo que su miembro se pusiera erecto. Al cabo de un instante, introdujo dos dedos en su cuerpo-. Y muy caliente.

Ella gimio y echo la cabeza hacia atras.

– Llevo asi, mojada y caliente, desde el sabado por la noche. Todo por tu culpa.

– Mojada y caliente… Me alegra saber que no solo era yo.

– A mi si que me alegra saber que no solo era yo -dijo ella, inclinandose hacia atras para apretar el cuerpo contra su mano mientras el movia los dedos-. No voy a durar mucho si sigues asi.

El metio un tercer dedo en su interior y se inclino hacia delante para mordisquearle uno de los pezones.

– Bien. Veamos como de rapido llegas al orgasmo.

Ella llego enseguida. Y con fuerza. Convulsionandose contra sus dedos mientras arqueaba el cuerpo y un gemido de placer invadia la habitacion.

Evan retiro los dedos y Lacey levanto la cabeza y lo miro con ojos entornados.

– Guau. Gracias -dijo con la respiracion entrecortada.

– Ha sido un placer.

– El placer ha sido mio -le acaricio el bulto que habia en su entrepierna-. Estoy dispuesta a devolverte el favor.

– Ya somos dos -dio un paso atras y le quito los zapatos-. Levanta las caderas -espero a que lo hiciera y le retiro los pantalones y la ropa interior.

– Tengo un preservativo en el bolso.

– Yo tengo uno en el bolsillo trasero de mi pantalon.

Lacey le desabrocho el pantalon con una mano mientras sacaba el preservativo con la otra.

– Llevas un preservativo en el bolsillo trasero, ?eh? -dijo, y le mostro el paquete que tenia entre los dedos-. Estas muy seguro de ti mismo.

– Estaba mas esperanzado que seguro. Pero decidi que era mejor estar preparado. Sabia que si volvia a tocarte, no podria contenerme.

– Me gusta que me toques.

– Una vez mas, ya somos dos -susurro al sentir sus manos bajo la cinturilla de la ropa interior. Se quito las zapatillas y los calcetines y permitio que ella le quitara los pantalones y los calzoncillos.

– Oh, cielos -dijo Lacey, y le acaricio el miembro viril con un dedo-. Has conseguido que cambie de opinion acerca de que eres correcto y formal, pero lo de rigido sigue siendo un problema.

– Eres la culpable de todo -su manera de acariciarlo lo estaba volviendo loco-. No tienes ni idea de como me gusta eso…

Ella le dedico una sexy sonrisa.

– Te aseguro que si. Gracias a ti.

– No se cuanto mas podre aguantar -vio que su miembro derramaba una gotita de liquido y que ella la esparcia despacio sobre la punta-. No puedo mas -dijo, y agarro el preservativo.

Se cubrio enseguida y separo las piernas de Lacey con cuidado. Ella lo rodeo por la cintura y permitio que el la alzara despacio por las caderas, la colocara sobre su miembro y la deslizara despacio sobre su cuerpo. Una vez en su interior, la coloco de nuevo sobre el escritorio y movio las caderas. Despues, se retiro y la penetro de nuevo. Empezo a moverse mas deprisa, una y otra vez, con fuerza. Sabia que no podria aguantar mucho mas. En el momento en que ella gimio y el noto la tension de sus musculos, se dejo llevar. El climax se apodero de el y comenzo a temblar. Cuando se tranquilizo, la abrazo con fuerza y ella enterro el rostro en su cuello.

– Has conseguido que tenga algo nuevo en que pensar cada vez que me siente en este escritorio -dijo el.

– Bien -dijo ella-. Escucha, excepto por lo del sabado por la noche, llevaba mucho tiempo sin hacer esto, asi que tengo que preguntartelo y quiero que me digas la verdad. ?Ha sido tan increible como me ha parecido?

– Creo que si. Pero creo que deberiamos hacerlo otra vez. Solo para asegurarnos.

Lacey solto una carcajada.

– Menos mal que tambien he traido un preservativo.

– Menos mal -convino el, y la beso en los labios-. Quiza, en algun momento, podriamos ir a una cama, o a un sofa.

Ella sonrio.

– Ya estas, otra vez, volviendo a ser correcto y formal.

El le acaricio uno de sus hoyuelos.

– Has dicho que hacia mucho tiempo que no lo hacias. ?Cuanto?

– ?Desde que tuve relaciones la ultima vez? Aparte de lo del sabado, algunos meses. ?Y desde que un hombre me hiciera sentir asi? Umm, no lo se. Creo que no nunca me habian hecho sentir asi -le acaricio el labio inferior con la lengua-. Eres… potente.

– Ya somos dos -dijo el, y le acaricio la espalda-. ?Sabes?, se me ha ocurrido la manera de que podamos pasar tiempo juntos mientras se nos quita el maleficio.

Ella le rodeo el cuelo y sonrio.

– ?Estas invitandome a otro encuentro de sexo salvaje?

– A otro o a una docena, incluso a una docena de docenas.

– ?A una docena de docenas? Vamos a necesitar muchos preservativos.

– En mi casa tengo muchos -le sujeto el rostro con las manos y trato de ponerle nombre al sentimiento que lo inundaba por dentro. No estaba seguro, pero creia que era felicidad-. ?Quieres venir a casa conmigo?

La invitacion le sorprendio porque quebrantaba su norma de no llevar mujeres a casa. Pero no podia negar que deseaba que ella estuviera alli. En su casa. En su cama. Lacey lo miro a los ojos y el deseo saber que estaba pensando.

– ?Tienes escritorio en casa?

El asintio.

– Y una banera con agua caliente. Y una cama enorme.

– Me parece una idea estupenda.

Evan sonrio y contesto:

– Ya somos dos.

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