compungidos-. Es tu nota.
– ?Que pasa con mi nota?
– Tu cabra acaba de comersela.
Capitulo 10
La mujer moderna actual no deberia bajo ningun concepto desaprovechar la oportunidad de ver a un especimen masculino superior, sobre todo si este se encuentra en cierto estado de desnudez. Si debe enfrentarse a semejante golpe de buena fortuna, no deberia permitir que la modestia la llevara a malgastar tan venturoso giro de los acontecimientos. Debe, pues, disfrutar del momento, aprovechar la ocasion al maximo y prepararse para lo que pueda venir a continuacion.
Charles Brightmore.
Con el estomago encogido de incredulidad y de miedo, Victoria vio que Nathan entornaba los ojos. Espero oirle gritar, aunque el se limito a hablar con una calma silente y glacial.
– ?Como dices?
Victoria trago saliva.
– Tu nota. Se la ha comido. Tu cabra.
– Por favor, dime que es una broma de mal gusto.
– Es de mal gusto, si. Pero tambien es verdad.
Nathan bajo la mirada, clavandola en la deshilacha mancha del dobladillo de color verde oscuro que Victoria seguia agarrando aun entre sus blancos nudillos.
– Te la habias cosido al dobladillo.
– Si.
Nathan le atraveso los ojos con la mirada, fulminandola.
– Me hiciste creer que la tenias en la casa.
– Nunca dije eso. Lo que dije es que te la devolveria en cuanto llegaramos.
– ?Y por que no te limitaste a devolvermela en la playa?
Conociendo tu mano con la aguja, no creo que hubiera sido demasiado dificil descoser un par de torpes puntadas.
Victoria dejo caer su estropeado dobladillo, se planto las manos en la cintura y entrecerro los ojos para clavar en el la mirada.
– Si ciertas personas no tuvieran necesidad de ocultarme sus secretos ni de esconder cartas en mi equipaje, y si otros no se negaran a dejar que les ayudara…
– Si te refieres a tu padre y a mi…
– Por supuesto que me refiero a mi padre y a ti. Si no fuerais tan cabezotas, no me habria visto en la necesidad de coserme la nota al dobladillo. Donde, por cierto, estaba perfectamente a salvo, hasta que tu cabra se la ha comido.
– ?Asi que es culpa mia que la nota haya desaparecido?
Victoria alzo el menton.
– En parte si. Aunque estoy dispuesta a asumir parte de la culpa.
– Cuan increiblemente generoso de tu parte.
Antes de que Victoria pudiera responder a su sarcastica respuesta, lord Alwyck intervino.
– ?Puede alguien explicarme de que estais hablando? ?Que nota?
Nathan lanzo a Victoria una mirada de advertencia, pero ella la paso por alto y volvio su atencion a lord Alwyck.
– Mi padre escondio una nota para el doctor Nathan en mi equipaje. Desgraciadamente para el, la encontre antes de que el pudiera rescatarla. Mas desafortunadamente aun para el, su cabra acaba de comerse la nota del dobladillo de mi falda, donde yo la habia escondido.
Lord Alwyck lanzo a Nathan una mirada penetrante.
– ?Por que te enviaba Wexhall una nota secreta? -Al ver que la unica respuesta de Nathan era una mirada fija e inescrutable, lord Alwyck dijo despacio-: Tu regreso aqui… una nota de Wexhall… esto tiene algo que ver con las joyas. -Las palabras sonaron a acusacion-. ?Por que no me lo habias dicho?
La mirada de Nathan no vacilo ni un apice.
– Si Wexhall hubiera querido que lo supierais, os lo habria dicho. O quiza yo mismo os lo habria dicho, dependiendo de las instrucciones que me diera en la nota. Pero ahora que esta ha desaparecido, supongo que no lo sabremos. AI menos hasta que pueda ponerme en contacto con el para contarle lo ocurrido. -Volvio la mirada hacia Victoria-. Lo cual, huelga decir, supone un retraso de lo mas inconveniente.
Lord Alwyck se dirigio a lord Sutton.
– ?Estabas tu al corriente de esto, Colin?
Lord Sutton asintio.
– Si. Tenia pensado contartelo durante el paseo a caballo de hoy. -Se volvio hacia Nathan-. Gordon estaba en todo su derecho de saberlo.
– Nunca he dicho lo contrario. Sin embargo, habria preferido disponer de toda la informacion contenida en la carta de Wexhall antes de decir nada a nadie.
– Al parecer, se te sigue dando bien guardar secretos -dijo lord Alwyck a Nathan. Aunque su voz sono calma a Victoria le resulto evidente que estaba muy enojado-. No tenias ningun derecho a mantenerme al margen.
Nathan arqueo una ceja.
– ?Y que mas te da a ti? No fue tu reputacion la que se vio perjudicada.
– Quiza porque recibi un disparo durante la fracasada ultima mision. ?O acaso ya lo has olvidado?
Un silencio prenado de tension colmo el aire. Victoria apreto los labios con firmeza para no soltar cualquier balbuceo nervioso con el que llenar el vacio. Un musculo se contrajo en la mandibula de Nathan, y Victoria reparo en que tenia las manos apretadas.
– No, no lo he olvidado -dijo el doctor en un tono rotundo. Se volvio a mirar a Victoria, que a su vez se quedo in movil al ver la expresion absolutamente sombria que delataban los ojos de Nathan. Una cortina parecio entonces caer sobre su expresion, dejando una completa inexpresividad alli donde segundos antes habian morado la tristeza, las penas y el dolor.
– Leiste la nota, la examinaste, ?no es cierto? -le pregunto el secamente.
– Si.
– Bien. Ahora vendras conmigo a la casa y escribiras todo lo que seas capaz de recordar mientras yo escribo una carta a tu padre. Ahora. -Sin esperar una respuesta ni molestandose en dedicar una fugaz mirada a su hermano o a lord Alwyck, Nathan dio media vuelta y se dirigio a grandes zancadas hacia la casa.
Lord Alwyck balbuceo algo que incluia las palabras «grosero» y «autocratico» y luego dijo en voz alta:
– Al parecer, necesita usted compania hasta la casa, lady Victoria. ?Me concede el honor?
Victoria aparto a reganadientes la vista de la espalda en retirada de Nathan y reparo en que la ira seguia reflejandose en los ojos de lord Alwyck, al tiempo que lord Sutton miraba a su hermano con expresion turbada.
– Gracias, pero no deseo retrasar su paseo. Si me disculpan… -Se alejo apresuradamente antes de que alguno de los dos caballeros pudiera detenerla.
Caminando lo mas deprisa que pudo sin llegar a echar a correr, Victoria intento calmar sus confusas emociones antes de volver a enfrentarse a Nathan. Por una parte, se sentia espantosamente culpable de que sus actos hubieran llevado a la destruccion de la nota. Por la otra, la consumia una sensacion de irritacion contra Nathan por el modo dictatorial en que le habia proferido sus ordenes. Dios del cielo, ese hombre la estaba besando hacia nada…