Nathan se obligo a mantener una postura despreocupada, pero no se molesto en volver la cabeza. No tenia el menor deseo de ver la cruda admiracion que, como sabia, debia de ser mas que evidente en la mirada de Colin. Y se nego a dar a su hermano la oportunidad de ver el anhelo que, segun sospechaba, todavia asomaba a sus ojos.

– Exquisita -murmuro, manifestando asi su acuerdo, pues era inutil negar una obviedad semejante.

– Lastima que tenga esos pretendientes en Londres -susurro Colin-. Naturalmente, yo no permitiria que eso supusiera ningun obstaculo.

Nathan se volvio al oir aquello. Colin tenia la mirada fija en lo alto de la escalera y en su rostro habia una expresion de absorta fascinacion.

– ?Un obstaculo para que? -pregunto Nathan con los dientes apretados.

– Para ir tras lo que deseo. -Aparto los ojos de Victoria y clavo la mirada en Nathan-. Y asegurarme de que lo consigo. -Dicho eso, rodeo a Nathan y se dirigio al pie de la escalera. Y tendiendole la mano a Victoria, que a punto estaba ya de llegar al ultimo escalon, le dijo-: Lady Victoria, esta usted preciosa.

La noche no habia tenido un comienzo prometedor.

La tortura habia continuado luego durante el trayecto tu carruaje hacia la finca de Gordon. Victoria iba sentada entre su tia y Colin, mientras que Nathan y su padre habian ocupado los asientos situados delante del trio. Colin se paso el viaje entreteniendo al grupo con una historia a la que Nathan no habia prestado la menor atencion, con excepcion de que al parecer era bastante graciosa, a juzgar por las risas que provocaba. No, estaba demasiado ocupado intentando, sin exito, evitar reparar en las sonrisas que Victoria dispensaba a Colin. Su risa melodica provocada por algun comentario de su hermano. La forma en que la pierna de Colin se pegaba contra la de ella en los intimos confines del carruaje. El modo en que el hombro de su hermano rozaba el de Victoria con cada bache del camino.

A Nathan el estomago se le habia encogido presa de una desagradable sensacion que tan solo podia llamarse por el nombre que la definia: celos. Hacia tiempo que no experimentaba esa emocion, y no le alegro notar que en ese momento serpenteaba por el. Y lo que mas le desagrado era que fuera su hermano quien le inspirara aquellos sentimientos de envidia. Aunque no podia negar que Colin y el habian competido a veces durante la infancia y la adolescencia, como acostumbraba pasar entre hermanos, raras eran las ocasiones en que lo habian hecho por algo que no fuera una carrera a caballo o una partida de backgammon, pues los interesa de ambos eran muy distintos. Jamas habian competido por ganarse el favor de una mujer, ya que los gustos de los dos diferian tambien enormemente en ese ambito. Colin siempre habia preferido a las mujeres aristocraticas, mientras que los gustos de Nathan se decantaban mas por mujeres que no se daban aires de damas de alta sociedad. Le atraian mujeres cuyos intereses iban mas alla de la moda, los chismes y el tiempo. Lo cierto es que siempre habia preferido pasar la noche con una feucha marisabidilla que perder el tiempo hablando de naderias con la mujer mas hermosa del salon.

Hasta entonces, o eso parecia.

Victoria, con la destacada posicion que ocupaba en la sociedad y lo que eso conllevaba, su ropa cara, su belleza y los numerosos pretendientes que sin duda comian de sus manos, era el modelo exactamente opuesto al de la clase de mujer que el preferia. Aun asi, Nathan no podia apartar los ojos de ella. No lograba reprimir el recuerdo de haberla besado. De haberla tocado. No conseguia controlar la profunda oleada de deseo y de lujuria que Victoria inspiraba en el.

La tortura no habia remitido ni un apice durante la cena. De hecho, habia empeorado con la adicion de Gordon, que se mostraba indudablemente embobado con Victoria. Y cierto era que tambien ella parecia extremadamente halagada por su mirada. Mientras Victoria se regodeaba en el halo de atenciones con el que tanto Colin como Gordon la abrumaban, el padre de Nathan y lady Delia mantenian una animada discusion, dejando a Nathan un buen margen de tiempo para observar a todos los presentes y disfrutar de una comida que suponia deliciosa pero que le sabia a serrin.

Y, naturalmente, la tortura habia proseguido cuando, tras la interminable cena, el grupo se habia retirado al salon de juegos. A pesar de que Nathan habia estado enormemente tentado de elucubrar una excusa para marcharse, despues que Victoria, su tia, Colin y Gordon decidieron jugar al whist el padre de Nathan le habia invitado a tomar un brandy y a jugar con el una partida de ajedrez. Dada la tension existe entre ambos, la invitacion habia complacido y sorprendido Nathan, que no habia dudado en aceptarla. Y, aunque no estaba de humor para jugar al ajedrez, el brandy se le habia atojado extremadamente bienvenido, como tambien la oportunidad de limar quiza la incomodidad que existia entre su padre y el.

No obstante, en ese momento, disfrutando ya de su segundo brandy, y a pesar de que tenia la mirada fija en el tablero de ajedrez, toda su atencion seguia puesta en el grupo que compartia risas en el otro extremo del salon. Nathan renuncio a cualquier esperanza de poder concentrarse en el juego y movio su torre.

A juzgar por las cejas arqueadas de su padre, intuyo que acababa de cometer una torpeza, cosa que quedo harto probada segundos despues, cuando su padre dijo:

– Pareces haber perdido tus dotes para este juego Nathan.

– Ejem… no, en absoluto. Estoy planeando una elaborada trampa de la que no escaparas.

La duda quedo patente en el rostro de su padre. Otro estallido de carcajadas llego desde el extremo opuesto de la sala y la mirada de Nathan se desplazo de forma involuntaria a lo alegres jugadores de whist. En cuanto volvio a fijar los ojos en la desastrosa partida que seguia librando sobre el tablero se percato de que la atencion de su padre seguia fija en la otra punta de la sala, acompanada de una expresion abiertamente especulativa.

– Una mujer admirable -dijo su padre con voz queda.

Nathan se quedo inmovil y a continuacion casi no logro controlar el apremiante deseo de poner los ojos en blanco. Al parecer, Victoria habia hecho una conquista mas. Que condenada maravilla.

– ?Admirable? -repitio con fingida indiferencia-. Yo la encuentro bastante… cansina. -Una vez mas, lucho contra el deseo de mirar al techo, esta vez para ver si un rayo lo partia en dos por haber soltado una mentira tan indignante.

La sorprendida mirada de su padre se poso en el durante apenas un parpadeo y volvio entonces a desplazarse hacia el otro extremo de la sala.

– No sabia que hubieras pasado tanto tiempo en su compania como para haber podido formarte semejante opinion.

Por lo que hacia referencia a su tranquilidad mental, Nathan habia pasado demasiado tiempo en compania de Victoria, y antes de que la visita de ella a Cornwall concluyera, iba a verse obligado a pasar aun mucho mas. Y, maldicion, no veia el momento.

– No es necesario pasar dias o semanas con una persona para formarnos una opinion sobre ella, papa. Las primeras impresiones tienden a ser bastante acertadas. -Un ceno tiro de su frente hacia abajo al tomar conciencia de que su primera impresion de Victoria habia sido que le resultaba absolutamente… encantadora. Demasiado inocente para el, demasiado aristocratica, y aun asi encantadora.

– Estoy totalmente de acuerdo contigo -dijo su padre, asintiendo.

Nathan se obligo a salir de su ensimismamiento.

– ?Estas de acuerdo? ?Con que?

– Con lo que acabas de decir. Que no es necesario conocer mucho a alguien para saber que se trata de un ser… especial.

– ?Yo he dicho eso? -Dios del cielo, tenia que dejar de tomar brandy. Inmediatamente.

– Quiza no hayas empleado esas palabras precisas, pero esa es la idea, si.

– Puede que no sea necesario pasar mucho tiempo con la persona en cuestion, pero desde luego si lo es al menos tener con ella una conversacion en privado, papa.

– Una vez mas, estoy de acuerdo contigo. Esta manana hemos tenido una agradable charla en el jardin, y de nuevo hemos vuelto a tenerla durante el te. No recuerdo cuando fue la ultima vez en que me senti tan deliciosamente entretenido.

Las cejas de Nathan se arquearon aun mas.

– Creia que habias pasado la manana con lady Delia en el jardin.

– Y asi es. Como te he dicho, es una mujer admirable.

Nathan parpadeo.

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