rostro y echo a andar hacia el. Bah. Obviamente, el creia que podia ir por ahi soltando afirmaciones provocativas como esa y alejarse tranquilamente. Bien, ya le ensenaria ella…
– ?Victoria!
Victoria oyo el grito de aviso de Nathan en el preciso instante en que un brazo musculoso la agarraba por detras, inmovilizandola contra un duro torso. Vio el destello plateado de un cuchillo justo cuando sintio que le pegaban la hoja al cuello.
Capitulo 15
La mujer moderna actual en su busqueda de la satisfaccion y de la aventura intima puede verse en una situacion considerada peligrosa. En ese caso, debe mantener la calma y seguir centrada en su objetivo: lograr salir de dicha situacion. Si fallan todos los intentos diplomaticos, una patada en el lugar oportuno suele obtener los resultados esperados.
Charles Brightmore.
– Un sonido, un solo movimiento -gruno el hombre junto al oido de Victoria- y habra sellado su propio destino.
Aterrada, Victoria pego los labios y cejo en su forcejeo mientras buscaba a Nathan con la mirada.
Nathan echo a andar hacia delante pero se detuvo en seco cuando el hombre apreto aun mas la hoja del cuchillo contra el cuello de Victoria. Sus ojos se posaron en los de ella y le lanzo una mirada con la que le indicaba claramente que debia escuchar al loco que blandia el cuchillo.
– Un paso mas y la deguello -amenazo el hombre en un tono que consiguio deslizar un latigazo de miedo por la espalda de Victoria.
– Sueltela -dijo Nathan con una voz glacial y acerada que Victoria jamas habia oido de sus labios.
– Sera un placer complacerle, en cuanto consiga lo que quiero.
– Le dare lo que desee. En cuanto la suelte.
– Me temo que no funcionan asi las cosas, puesto que soy yo quien sostiene el cuchillo contra su cuello. Por cierto, hablando de cuchillos, quiero que coja el que lleva en la bota, despacio y con cuidado, y lo eche a los arbustos. Si hace algun movimiento rapido, doctor, la dama sufrira por ello.
– Sabe quien soy -afirmo Nathan con voz letal.
– Quien es y quien era. -Tiro de Victoria, pegandola aun mas a el-. Haga lo que le digo.
Apenas capaz de respirar con la hoja del cuchillo tan pegada al cuello, Victoria observo como Nathan, sin apartar ni un segundo la mirada del rostro del hombre, sacaba lenta mente un cuchillo de su bota y lo lanzaba sobre los arbustos.
– Ahora, sueltela.
– En cuanto me entregue la carta.
– ?Que carta?
Con un simple giro de su muneca, el hombre rozo la hoja del cuchillo la piel situada bajo el menton de Victoria, quien no pudo contener un jadeo. Una calida humedad descendio por su cuello y se le nublo la vista en cuanto fue conciente de que se trataba de su propia sangre.
– Su estupida pregunta ha dejado una cicatriz en la dama. Si hace otra, le costara una oreja. Si afirma no tener lo que busco, perdera la vida. ?Entendido?
Una breve pausa.
– Si -dijo Nathan.
– Quiero la carta que estaba en la bolsa de la dama. Ahora. Demela, despacio y con cuidado, y me marchare.
Santo Dios. Iba a morir. Nathan no llevaba la carta encima. Victoria sabia que el intentaria salvarla, pero ?que podia hacer sin un arma y sin la carta? Su vida estaba a punto determinar. Alli. En ese preciso instante. En manos de ese hombre horrible. Quien probablemente tambien mataria a Nathan. En cuanto fue consciente de ello, un terror espantoso le oscurecio la vision.
– ?Como se que la soltara cuando le de lo que quiere?
– Supongo que tendra que confiar en mi palabra. -la malvada risotada que Victoria oyo junto a su oreja le puso la piel de gallina-. No se preocupe, doctor. Mi palabra vale tanto como la suya. Honor entre ladrones, ya me entiende.
Victoria tomo la que sin duda seria su ultima bocanada de aire mientras veia que Nathan volvia a agacharse lentamente, esta vez para sacarse de la bota un pedazo de papel vitela doblado. La recorrio una sacudida de pura conmocion. La carta. La llevaba encima. Se sintio inundada por un halo de esperanza, que no tardo en apartar a un lado el terror que momentaneamente la habia paralizado.
Sin embargo, Victoria estaba segura de que Nathan no pensaba darle la carta, el mapa, a ese rufian. En cualquier momento utilizaria alguna de sus ingeniosas tacticas de espia para desarmar y capturar al ladron. No obstante, le vio incorporarse y tender el brazo con la nota entre el pulgar y el indice.
– Tiremela -gruno el rufian-. Quiero verla caer justo a
La nota volo por los aires. Con el menton apuntando al cielo, Victoria no pudo ver donde aterrizo la carta, aunque dado que su cuello seguia intacto, dio por hecho que la punteria de Nathan habia sido la esperada.
– Ahora tumbese en el suelo, boca abajo -le ordeno el hombre a Nathan.
Muy bien. En cualquier momento Nathan emplearia cualquiera de sus tretas de espia para salvarles y desarmar al hombre. Victoria mantuvo la mirada fija en su rostro, esperando alguna suerte de senal, alguna indicacion de lo que Nathan queria que hiciera, pero los ojos de el en ningun momento se apartaron del hombre que la sujetaba. Victoria siguio observandole con todos los sentidos alerta. Nathan se tumbo sobre el sendero de barro como se le habia ordenado.
– Las manos detras de la cabeza, doctor.
Nathan entrelazo las manos detras de la cabeza.
Un arranque de furia como no recordaba haber experimentado hasta entonces estallo en Victoria. Maldicion, ?aquel tipo se iba a salir con la suya!
– Y ahora, damita mia -dijo el rufian, echandole su aliento caliente al oido-, quiero verla caminar hasta donde esta el doctor y tumbarse boca abajo con las manos detras de la cabeza, exactamente como el. Si hace el menor ruido o cualquier otra cosa le clavare la hoja de este cuchillo entre los omoplatos. Y al doctor tambien.
Jamas se habia sentido tan impotente ni llena de rabia en toda su vida. A pesar de que deseaba con todas sus ganas chillar y forcejear, temio que el hombre cumpliera con su amenaza. De puntillas como estaba, ni siquiera podia darse un minimo impulso para propinarle un buen pisoton. Pero algo dentro de si la empujaba a actuar. Quiza si pudiera quitarle la nota del bolsillo al ladron podria darle asi a Nathan la oportunidad de hacer algo. En un ciego intento por conseguirlo, dio una patada a un lado.
Pero en ese preciso instante el ladron la solto, apartando la de el con un violento empujon. Victoria se tambaleo hacia delante, y se piso el borde del vestido con el botin. Con un involuntario chillido, cayo bruscamente sobre sus rodillas y aterrizo sobre el vientre con un contundente golpe que le arrebato el aire de los pulmones.
Apenas habia podido darse cuenta de lo ocurrido cuan do unas manos la tomaron con suavidad de los hombros y la volvieron boca arriba. Vio ante si el rostro de Nathan, cuya expresion era la viva imagen de la preocupacion.
– Victoria -susurro lleno de preocupacion mientras su mirada le estudiaba detenidamente el cuello y se quitaba la camisa de un tiron. Ella se llevo los dedos al punto de dolor y percibio en las yemas una sustancia caliente y pegajosa.
– Estoy sangrando.