comedor.

Para empezar.

Carolyn aparto a un lado aquellas sensuales imagenes y declaro:

– Segun se comenta, todo lo que se describe en el libro es absolutamente cierto.

Sarah se aclaro la voz.

– Si, si que es cierto que los hombres hacen esas cosas. Y… las mujeres tambien.

Carolyn parpadeo varias veces. Sin duda Sarah no habia hecho eso. Sin embargo otra rapida mirada a su hermana le dejo claro que si que lo habia hecho. Y que se sentia tremendamente feliz por ello. Una extrana mezcla de envidia y placer la invadio. Placer por el hecho de que Sarah, quien, durante mucho tiempo, habia sido ignorada por los hombres porque no disponia de la clasica belleza y era una estudiosa empedernida, hubiera encontrado un amor profundo y duradero en Matthew Devenport, marques de Langston. Y envidia porque Carolyn echaba mucho de menos la profundamente satisfactoria relacion que mantuvo con Edward, una relacion que, desde el fondo de su corazon y de su alma, sabia que nunca volveria a experimentar. Habia tenido suerte al encontrar a su verdadero amor, pero por desgracia lo habia perdido debido a una repentina e inesperada enfermedad.

Despues de tres largos anos de viudedad, al final habia aceptado que el dolor por la perdida de su amado marido nunca desapareceria por completo. Asi que lo guardaba en un rincon especial de su corazon, donde su recuerdo ardia con viveza y siempre lo haria. Ella podria haber permanecido para siempre en el duelo, aislada de todos salvo de su familia y sus amigas mas cercanas, pero varios meses atras, Sarah la habia tomado de la mano con firmeza y, practicamente, la habia arrastrado al mundo exterior animandola a dejar a un lado la soledad y los vestidos de luto para unirse de nuevo a los vivos.

Al principio, Carolyn se resistio, pero, poco a poco, habia vuelto a disfrutar de participar en la sociedad, asistiendo a veladas, saliendo con sus viejas amigas y conociendo gente nueva. Carolyn se comportaba adecuadamente en todo momento, decidida a no hacer nada que pudiera mancillar la memoria de Edward. Aunque las noches, largas y silenciosas, le resultaban dolorosas y solitarias, en aquel momento tenia los dias placenteramente ocupados con visitas y salidas para ir de compras con Emily y Julianne, sus dos amigas mas queridas. Y, desde luego, con Sarah, la mas querida de todas. Sin embargo, todavia disponia de mucho tiempo libre y deseaba encontrar algo en lo que mantenerse ocupada. Algo util. Un proyecto de algun tipo. La mayoria de los dias se sentia como si todo lo que hiciera en la vida fuera ocupar un espacio.

Como no deseaba seguir alimentando aquellos pensamientos, que eran cada vez mas sombrios, ni los fragmentos mas obscenos del libro, fragmentos que habian despertado en ella deseos que creia tener olvidados desde hacia mucho tiempo, Carolyn declaro:

– Hace poco he descubierto que las Memorias, ademas de constituir el ultimo escandalo en la sociedad, tambien son responsables de una nueva moda que ha causado furor.

Emily arqueo una ceja.

– ?Ah, si? ?Hacer el amor en un carruaje en marcha?

– ?O en una sala de billar…?

– No -respondio Carolyn riendo e interrumpiendo las suposiciones de Julianne-. Se trata de las notas sobre las que habla la autora.

– ?Ah, si, las misteriosas cartas anonimas que la Dama recibia de uno de sus amantes! -contesto Julianne con voz entrecortada-. Ella acudia a la hora y lugar indicados en la nota y tenia una cita con su amante.

– Exacto -prosiguio Carolyn-. Ayer por la noche, en la velada musical de lord y lady Lerner, oi decir a varias damas que habian recibido notas de ese tipo. Y que los resultados habian sido muy satisfactorios.

– No me extrana -intervino Sarah, asintiendo con la cabeza de tal forma que sus gafas resbalaron por el puente de su nariz-. A mi me gustaria mucho recibir una nota de esas.

– ?De verdad? -pregunto Emily mientras sus ojos chispeaban con malicia-. ?Y de quien?

Sarah parpadeo y se subio las gafas.

– Pues de Matthew, claro. De hecho, esta manana, durante el desayuno, le he pedido que me envie una.

Julianne exhalo un suspiro largo y ensonador.

– A mi me encantaria recibir una nota de ese tipo. Es tan… ardiente… y romantico.

– Tan solo una de esas notas arruinaria tu reputacion-declaro con dulzura Carolyn a su exageradamente romantica amiga.

– Si, pero que alguien te desee con tanto fervor… -Julianne exhalo otro suspiro-. ?Las Memorias me han ensenado tantas cosas…! Cosas que, desde luego, mi madre nunca me conto.

– Ninguna madre le contaria nunca esas cosas a su hija -declaro Carolyn, mientras ahogaba una risa horrorizada.

La vispera de su boda, su madre solo le dio el inquietante y enigmatico consejo de que cerrara los ojos, se preparara para lo que se aproximaba y recordara que la terrible experiencia habria terminado en cuestion de pocos minutos.

Evidentemente, su madre no sabia de que hablaba, porque la noche de su boda constituyo una experiencia tierna y hermosa que marco el inicio del vinculo intimo y profundamente satisfactorio que la unio a Edward.

– Mi madre nunca hablo de estas cosas conmigo -intervino Emily-. La verdad es que si no hubiera dado a luz a seis hijos, yo estaria dispuesta a afirmar que no sabe como se conciben los ninos. Creo que es una gran suerte que la Dama Anonima escribiera las Memorias sacandonos a todas de la ignorancia. Algun dia no muy lejano, un hombre rico, guapo y afortunado tendra el sentido comun de enamorarse de mi y se sentira muy feliz de que yo haya leido el libro.

Carolyn contemplo el retrato de Edward, que colgaba sobre la chimenea, y una oleada de tristeza la invadio. El amor y la intimidad se habian acabado para ella. Edward era un hombre amoroso, amable, honesto y maravilloso. Aun en aquel momento, ella consideraba un milagro que el vizconde Wingate, hombre extremadamente atractivo y soltero cotizado, la hubiera elegido a ella. Sin duda, si su padre no hubiera sido un medico y el vizconde no se hubiera hecho dano en una mano en la misma libreria de Londres en la que ella y su padre estaban dando un vistazo, lo mas probable era que no se hubieran conocido nunca. Pero, desde aquel primer instante, ella sintio como si acabara de encontrar una pieza de si misma que ni siquiera sabia que le faltaba.

Carolyn parpadeo apartando a un lado aquellos recuerdos, se esforzo en sonreir y declaro:

– Bueno, quiza nos enteremos de que se han enviado mas notas en el baile de disfraces de esta noche, en casa de lady Walsh. Se rumorea que sera una gran gala.

– Yo he oido que habra mas de trescientos invitados -informo Sarah-. Esta manana, Matthew me ha dicho que lord Surbrooke llega hoy a Londres y que asistira a la fiesta.

Por razones que ni comprendia ni se molesto en analizar, el pulso de Carolyn se disparo al oir nombrar al mejor amigo de su nuevo cunado. Ella se habia encontrado con lord Surbrooke en varias ocasiones a lo largo de los anos, pues Edward lo conocia, pero no tuvo ocasion de hablar mas a fondo con el hasta la fiesta que Matthew celebro en su finca, a comienzos del verano.

Al principio, ella considero que el guapo y encantador conde no era mas que otro aristocrata superficial echado a perder por el exceso de dinero y tiempo libre y por ser un mujeriego. Sin embargo, cuando creia que nadie lo observaba, sus oscuros ojos azules se volvian pensativos y parecian albergar tristeza. Carolyn comprendia bien esa emocion y no podia evitar preguntarse si a lord Surbrooke le habia acontecido alguna tragedia en el pasado.

Pero en sus ojos habia algo mas… algo que perturbaba la tranquilidad de Carolyn y agitaba sus entranas de la forma mas inquietante. Algo que no estaba segura de que le gustara.

Julianne intervino con alegria librandola de tener que realizar ningun comentario.

– Mi madre me ha dicho que el senor Logan Jennsen tambien asistira a la fiesta.

Emily arrugo la nariz.

– Estoy convencida de que no resultara dificil distinguirlo entre la multitud. Seguro que ira disfrazado de serpiente. O de lobo.

– No se por que te desagrada tanto -declaro Sarah-. Es muy divertido.

– Simplemente no entiendo que lo inviten a todas partes -contesto Emily soltando un soplido-. ?Es que nadie, aparte de mi, se ha dado cuenta de que es un norteamericano ordinario?

– Lo invitan a todas partes porque es escandalosamente rico -intervino Julianne-. Seguro que le gustaria

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