Fenomenalmente bien.
Fruncio el ceno interiormente y cambio de postura para aliviar la creciente incomodidad que ocultaban los pantalones. Maldicion, ese incordiante deseo por ella era sencillamente inaceptable. Lo que necesitaba era mantener la atencion alejada de sus labios y concentrarse en la tarea propiamente dicha: averiguar mas cosas sobre ella. Y con ese proposito, extendio el codo, ofreciendole el brazo y le indico la terraza con la cabeza.
– ?Vamos?
Capitulo 8
Sarah necesitaba averiguar mas cosas sobre el.
Lo que significaba que no podia pasarse el tiempo pensando en la forma que la hacia sentir.
Sentada ante la mesa cuadrada de hierro forjado cubierta por un mantel de lino, observo el juego de te de plata que Tildon habia dispuesto en la terraza. Ademas de te, habia una bandeja con un buen surtido de bocaditos de pepino y berro sobre finas rebanadas de pan crujiente, bollos con mermelada de fresa, y panecillos frescos recien horneados todavia calientes.
El aroma que despedian llegaba hasta ella por la suave brisa del verano, pero no era eso lo que le hacia la boca agua. No, era lord Langston que tan eficazmente la distraia de su objetivo que no era otro que averiguar mas cosas sobre el.
Y de ser posible, algo que lo hiciera parecer menos atractivo. Algo que no le hiciera bullir la sangre como cuando habia descubierto que besaba de maravilla. O algo que no le desgarrara el corazon como la historia del triste suceso acontecido a sus hermanos. Porque en verdad le habia desgarrado el corazon. Por Dios, no queria que le ocurriera eso. No se lo podia permitir.
Pero ?como podia ignorar la empatia y la simpatia que sentia por el? Sabia que llevaria la pena consigo durante el resto de sus dias porque ella misma padecia ese tipo de dolor que ni el paso del tiempo lograba entumecer. El conocia ese sentimiento. La entendia. Y eso la acercaba mas a el de lo que cualquier referencia a su buen aspecto fisico pudiera hacer.
Aunque no podia negar que era extremadamente apuesto, a pesar de que no queria notarlo era corta de vista, no ciega. En esos segundos antes de que Tildon llamara a la puerta, habia llegado a pensar que lord Langston tenia intencion de besarla otra vez. Y en vez de sentirse consternada, indignada, desinteresada o cualquiera de las cosas que deberia sentir, habia notado como su corazon latia de excitacion, teniendo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no rodearle el cuello con los brazos y apretar su cuerpo contra el de el. Para experimentar una vez mas el aturdimiento que habia sentido entre sus brazos la noche anterior. Sentir sus manos sobre ella, la urgente necesidad, la exigencia… que la impulsaba a acercarse mas mientras sus lenguas se enlazaban.
Deslizo la mirada por su figura masculina mientras el despedia a Tildon para despues acercarse a la mesa y sentarse en el asiento junto al de ella. Sarah dejo escapar un suspiro, y una calidez, que nada tenia que ver con el sol de la tarde, la atraveso.
– ?Se encuentra bien, senorita Moorehouse?
La voz de el la arranco con brusquedad de esos caprichosos pensamientos y descubrio que estaba observandola. La expresion que mostraba sugeria claramente que el sabia que ella lo habia estado mirando.
Maldicion. Podia sentir perfectamente como el rubor ascendia por su cuello.
– Estoy bien, gracias -dijo ella con el tono mas educado que pudo encontrar.
– Parece… acalorada.
– Es por culpa del sol -mintio, haciendo una mueca interior ante la mentira.
– ?Prefiere tomar el te dentro?
«Si, preferentemente en su dormitorio mientras lo veo tomar un bano.»
Sarah a duras penas logro contener un gemido horrorizado. Por Dios, esto no iba bien. Tenia que olvidarse de ese beso. Tenia que dejar de pensar en besarlo otra vez. Y, sobre todo, tenia que dejar de pensar en volver a verlo desnudo.
Se suponia que tenia que hacer… algo. Algo que no lograba recordar. Fruncio el ceno y se obligo a concentrarse. Ah, si. Tenia que centrarse en intentar averiguar sus secretos. Perfecto. Porque si bien habia sentido una profunda empatia por el y despertado sus simpatias con la historia que le habia contado -un tema que sospechaba que el no solia tratar con otras personas-, todavia tenia secretos… Por ejemplo, la verdadera naturaleza de sus salidas nocturnas al jardin. No podia desde luego preguntarle directamente por que lo hacia. No, tenia que obtener la informacion sutilmente. Alentandolo a hablar de otras cosas, esperando a que sin querer se le escapara algo.
Pero ?cual era la mejor manera de proceder? Lo mejor seria adoptar una mirada conspiradora y apelar a su vanidad. Por sus observaciones, habia llegado a la conclusion de que a los hombres les gustaba que les contaran secretos, y que no eran para nada inmunes a la adulacion.
Cogiendo la taza de te de porcelana china de la que salia el vapor humeante, le dijo:
– La transformacion del nino del retrato en el hombre que es ahora ha sido extraordinaria, milord.
El encogio los hombros.
– Creo que muchos ninos pasan por lo que podriamos llamar una fase embarazosa.
– No todos los ninos. Mi hermana, por ejemplo. Fue una nina muy guapa y lo sigue siendo.
– Su hermana es mayor que usted.
– Si. Me lleva seis anos.
– ?Entonces como sabe que fue una nina muy guapa?
– Mi madre me lo dijo. Con mucha frecuencia. Creo que pensaba que si me lo recordaba muchas veces podria conseguir que superara la «fase embarazosa», como usted la llamo, que padeci desde mi nacimiento.
Despues de tomar un sorbito de te, anadio:
– Mi madre piensa que soy asi solo para fastidiarla. Insiste en que no tengo necesidad de utilizar las gafas y que si me quedara quieta durante horas y le permitiera utilizar una plancha para alisar mis indomables rizos, no seria tan poco atractiva. Aunque me deja claro que nunca seria tan hermosa como Carolyn, piensa que al menos deberia intentarlo.
El se detuvo cuando llevaba la taza de te a los labios y fruncio el ceno.
– No me puedo creer que le dijera eso.
– Claro que lo hizo. Y muy a menudo. -De hecho, todavia lo hacia, pero sus palabras ya no le afectaban-. Mientras era pequena me importaba mucho, sobre todo porque no queria que Carolyn, a la que adoraba, sintiera el mismo desagrado que mi madre por algo que yo no podia evitar.
Tomo otro sorbo de te y continuo:
– Pero Carolyn siempre me ha defendido. Lo cierto es que el manifiesto favoritismo que nuestra madre siente por ella ha sido siempre un motivo de verguenza para ella incluso mas que para mi. Carolyn es una persona afectuosa y carinosa, nunca dejo de mostrarme su amor incondicional. Lo que ha hecho que todavia la quiera mas.
El la estudio por encima del borde de la taza.
– Observo que usted tiene el mismo problema que su madre en la vista.
– Aunque creo que podria haber sido algo mas diplomatica, no me dijo nada que no fuera cierto. Cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que Carolyn es impresionante y yo no. Es sencillamente la verdad, ni mas ni menos. -Esbozo una sonrisa-. Por supuesto en ocasiones hago un esfuerzo extraordinario para probarle a mi madre que sea cual sea mi aspecto no merezco el estatus de favorita.
De inmediato, los ojos de Matthew brillaron con interes.
– ?Si? ?Que hace?
– Va a pensar que soy una persona horrible.
– Lo dudo. Basandome en lo que me ha dicho, no pensaria que usted es horrible ni aunque hubiera vaciado un cubo lleno de agua sobre la cabeza de su madre.
Su cara debia de estar roja como un tomate, porque el le pregunto en tono de guasa:
– ?Le ha vaciado un cubo lleno de agua sobre la cabeza?