– No. Pero no puedo negar que lo he pensado.
– Apuesto lo que sea a que en mas de una ocasion.
– Casi todos los dias -fue la seca respuesta.
– Pero se contuvo. Esta claro que usted posee una constitucion fuerte.
– No particularmente. En la mayoria de los casos el cubo era demasiado pesado para que lo pudiera levantar.
El se rio, fue un sonido profundo y seductor. Le relucieron los dientes y la sonrisa se reflejo en los ojos. El efecto fue… deslumbrante.
– ?No ha oido hablar de los cubitos?
– Si. Pero mi intencion era fastidiar a mi madre, no enfadarla.
– ?Y se las arregla para fastidiarla?
– Bueno, no es muy dificil. Me encanta sentir el sol en la cara, asi que me quito el sombrero en el jardin, un crimen segun mi madre, ya que las pecas que me salen solo consiguen que mi cara resulte todavia menos atractiva. Algunas veces finjo entenderla mal. Por ejemplo, si mi madre dice «me voy a desmayar», puedo contestarle, «ah, si, tengo algo que pintar». -Sarah intento por todos los medios no sonreir-. Esta convencida de que estoy sorda. Y luego juego con ella a algo que llamo el «juego de los sentidos». Le digo cosas como «no te oigo bien, no llevo las gafas».
Matthew sonrio ampliamente.
– O como «puedo olerlo, ya sabes que no soy sordo».
– «Puedo verlo, no estoy sorda.»
– «Puedo olerlo, no soy ciego.»
Sarah se rio.
– Exactamente. Mi madre suelta un suspiro de resignacion, mira al cielo y masculla por lo bajo…, no estoy segura de si un juramento o una plegaria para que Dios le de paciencia. No lo deberia encontrar tan gracioso, pero lo hago. Y ahora ya conoce mi mayor secreto…, no soy buena persona.
– Mi estimada senorita Moorehouse, si estos pequenos ejemplos es en lo que se basa para decir que no es buena persona, le sugiero que se replantee sus criterios porque eso no la capacita para ser la reina del mal.
– Quiza no, pero lo cierto es que mi falta de belleza ha sido algo positivo para mi. Como toda la atencion de mi madre siempre ha recaido en Carolyn, he podido tomarme libertades de las que se privan a la mayoria de las jovencitas.
– ?Como cuales?
– Mientras Carolyn estaba atrapada por mi madre, recibiendo interminables lecciones de conducta, baile y posturas formales, pude correr bajo el sol, dibujar flores, cultivar el jardin, explorar el campo, dar largos paseos, nadar en el lago. -Se inclino para tomar un panecillo y le dirigio una sonrisa traviesa-. Le comunico que soy muy buena pescando y atrapando ranas.
En los ojos de Matthew brillo la diversion.
– Por que sera que no me sorprende. Cuando era nino me gustaba atrapar ranas. Y algunas veces pescar. Pero hace anos que no lo hago. -Tomo un sorbo de su te, luego se reclino en la silla-. ?Que me cuenta de su padre?
– Mi padre es medico, con frecuencia se pasa los dias visitando pacientes en otros pueblos. Pasa poco tiempo en casa y cuando esta, se encierra en su estudio para leer publicaciones medicas. Incluso ahora, cada vez que me ve, me da una palmadita distraida en la cabeza y me envia fuera…, exactamente igual que cuando tenia tres anos.
El asintio lentamente y su mirada se volvio pensativa.
– Raras veces vi a mi madre cuando era nino, y mis recuerdos sobre ella son algo borrosos. La recuerdo muy hermosa, siempre saliendo para alguna velada o fiesta. Supongo que se preocupaba por mi, aunque nunca me lo dijo. Despues de que murieran James y Annabelle, la vi cada vez menos porque estaba interno en la escuela la mayor parte del tiempo y solia irme a pasar las vacaciones con mi amigo Daniel, lord Surbrooke. -Hizo una pausa, luego anadio quedamente-: Mi madre murio cuando yo tenia catorce anos.
– Y su padre fallecio el ano pasado -dijo Sarah con suavidad.
– Si. -Un musculo palpito en su mejilla-. Le dispararon. Fue un salteador de caminos que trataba de robarle. Nunca lo capturaron. Fue como si desapareciera de la faz de la tierra despues de asesinarlo.
– Lo siento. Lamento su perdida y que usted ahora este… solo.
El la miro con una expresion un tanto inquieta. Sarah se maldijo interiormente por no contener la lengua.
– Perdoneme, milord. Lo dije sin animo de ofender. Algunas veces expreso mis pensamientos en voz alta sin darme cuenta.
– No me ha ofendido. Tengo algunos amigos intimos y muchos conocidos, asi que no estoy solo. Pero no tengo familia, asi que en ese sentido tiene razon.
– Me sorprende que no se haya casado.
– ?De veras? ?Por que?
Sarah se dio cuenta de que esa era la oportunidad perfecta para halagarle…, aunque cualquier halago no seria mas que la verdad.
– Es bien parecido, con titulo, sabe… -«besar muy bien»- de jardineria. Muchas de las cualidades necesarias para asegurarse la atencion femenina.
– Podria decirse lo mismo de usted, senorita Moorehouse.
Ella sonrio abiertamente.
– ?Soy bien parecida y tengo titulo?
El le devolvio la sonrisa.
– Bueno, usted no tiene titulo.
– Ni soy bien parecida. -Se inclino un poco hacia el y bajo la voz, como si compartieran un gran secreto-. Solo los caballeros mayores y las mujeres severas pueden ser piropeados asi.
– Cierto. La mejor manera de describirla seria «muy atractiva». Algo que ciertamente es.
De repente, a Sarah se le ocurrio que el tambien estaba adulandola. Y no sabia si debia sentirse halagada o sospechar de sus motivos. Sospechar, por supuesto, era la opcion mas sabia.
Antes de que ella pudiese decidirse, el continuo:
– De todas maneras, lo que queria decir es que me sorprende que no se haya casado.
Ella se quedo paralizada, y la desconfianza -en toda la extension de la palabra-, la asalto ante tan ridicula declaracion que solo podia ser un intento de adularla. Estaba claro que ese hombre se traia algo entre manos. O era un memo. Fuera lo que fuese, no debia preocuparse pues ella era de las que nunca atraeria la atencion ni de un hombre que tramara algo ni de un memo, y mucho menos de un memo tan atractivo como este.
Sintiendose mucho mejor, arqueo las cejas.
– ?De que se sorprende exactamente, milord?
– ?Esta buscando cumplidos, senorita Moorehouse?
– Le aseguro que no. -Por Dios, ella tenia demasiado sentido comun para lanzarse a tan inutil tarea-. Simplemente siento curiosidad de por que esta tan sorprendido.
– Supongo que porque parece muy… natural. Y leal.
– O sea, como un perrito faldero.
El se rio.
– Si, pero usted es mas alta. Y huele mucho mejor.
Sarah oculto la sonrisa detras de la taza de te.
– Gracias. Creo.
– Y ademas es muy inteligente.
Sarah emitio un bufido.
– Aunque agradezco su valoracion, basandome en mis observaciones, la mayoria de los caballeros no encuentran que la inteligencia sea una cualidad atractiva en una mujer.
– Bueno, a pesar de que pueda parecer un poco desleal con mi genero, compartire un secreto con usted. - Acerco mas la silla y sus rodillas chocaron por debajo de la mesa, provocandole un cosquilleo en la pierna. Inclinandose hacia ella, le dijo con voz muy seria-: Lamento informarla de que muchos caballeros son, por desgracia, memos.