En lugar de contestar, le pregunto:

– ?Le has pedido al encargado de tus jardines, Paul, que te ayude?

– No directamente. Le he hecho preguntas generales y he mostrado interes por la jardineria, pero aparte de eso, no le he pedido a nadie que me ayude. No queria que se corriera la voz. Si se lo hubiera confiado a Paul, este podria haberselo dicho sin querer a algun aldeano o a los sirvientes, y ya sabes lo que pasaria, todos los que viven en diez kilometros a la redonda se pondrian a excavar en mi jardin.

– ?Como sabes que yo no lo hare? ?Como sabes que guardare tu secreto o que no tratare de encontrar yo misma el dinero para quedarmelo?

El deseo de tocarla se hizo demasiado fuerte para poder ignorarlo. Extendiendo la mano, le rozo suavemente la mejilla con la yema de los dedos.

– Mi corazon me dice que no serias capaz.

Ella lo miro fijamente durante varios segundos, luego algo que parecia dolor -o quiza decepcion- brillo en sus ojos. Luego dio un paso atras y la mano de Matthew cayo al costado. Ella reanudo el paseo.

– Por supuesto -murmuro ella-. Ahora lo entiendo todo. Por eso has sido tan… atento. Tan encantador. Esa es la razon de que me besaras. De que me invitaras a tomar el te. De ir a mi dormitorio esta noche. Quieres que te ayude.

Matthew la sujeto del brazo y tiro de ella hasta que lo miro.

– No. -La palabra salio con mas fuerza de lo que habia querido.

– ?No quieres mi ayuda?

– Si que la quiero. Pero no es la razon de que haya tenido atenciones contigo.

De nuevo capto la punzada de dolor y decepcion que brillo en esos ojos enormes, haciendo que le flaquearan las rodillas.

– Esta bien, milord. Lo entiendo.

– Matthew. Y no. No, no lo entiendes -insistio el, su voz era tan afilada como un cuchillo. Ella no lo estaba entendiendo en absoluto, y el queria, necesitaba, que lo hiciera. Agarrandola del otro brazo, la acerco a su cuerpo-. Se suponia que esa era la razon -admitio el, odiandose por el dano que veia reflejado en sus ojos-. Tenia que estar contigo, hablar contigo, porque queria informacion, queria aprovecharme de tus conocimientos sin decirte nada. Pero no funciono asi. Cada vez que hablaba contigo, olvidaba lo que suponia que estaba haciendo. Me olvidaba de todo. Excepto de ti. -Le rozo la suave piel de los brazos con los pulgares-. He tenido atenciones contigo porque no puedo apartarte de mi mente. Te bese la primera vez porque no pude evitarlo. Te invite a tomar el te porque deseaba tu compania. Fui a tu dormitorio esta noche porque no pude mantenerme alejado. Te toque por la misma razon por la que te toco ahora, porque no puedo mantener las manos apartadas de ti.

Sarah lo miro a los ojos, luego meneo la cabeza.

– Por favor, detente. No es necesario que digas esas cosas. Te ayudare, o al menos lo intentare.

– Maldita sea, aun no lo entiendes. -Apenas pudo resistir el deseo de sacudirla, y maldijo a cada una de las personas que a lo largo de la vida de Sarah la habian hecho sentirse inferior-. Es necesario que te diga esas cosas, porque son ciertas. Cada vez que estoy contigo, me ocurre algo. Eres tu… Me haces algo. Simplemente con que me mires. Simplemente estando en la misma habitacion que yo. No lo puedo explicar, es algo que no me ha pasado nunca. Y para ser sincero, no estoy seguro de que me guste sentirme asi.

Se miraron fijamente, y el sintio que algo crepitaba en el aire. Luego Sarah arqueo las cejas y, maldita sea, parecia muy divertida.

– Bueno, por lo menos has dejado de adularme. Aunque quiza deberias intentar no ser demasiado ofensivo. Despues de todo, estas tratando con una mujer que lleva un atizador en la mano.

– ?Ah? ?Tienes intenciones de golpearme con el?

– Si, si es necesario.

– ?Y cuando seria necesario? ?Cuando yo hiciese algo… poco conveniente?

– Si.

Cedio al deseo que lo habia embargado desde el mismo momento en que la habia visto bajo el arbol y acorto la distancia entre ellos con una zancada. Los senos de Sarah rozaron su torax, y el contacto lo hizo arder. Inclino la cabeza hasta que solo un suspiro se interponia entre sus bocas.

– Entonces disponte a darme un buen golpe -le susurro contra los labios-, porque estoy a punto de hacer algo muy poco conveniente.

Capitulo 12

El atizador cayo de los dedos inertes de Sarah. Incluso aunque hubiera tenido tiempo para tomar medidas, nada la podria haber preparado para ese beso fiero y hambriento. Matthew amoldo su boca a la de ella exigiendo una respuesta. Y todo, incluido cada uno de sus pensamientos, desaparecio de su mente salvo el.

Mas cerca. Queria que la estrechara mas cerca. Queria sentir la calidez que parecia irradiar de su piel y que la hacia arder de la manera mas deliciosa. Queria que los brazos de Matthew se cerraran con fuerza alrededor de su cuerpo. Lo queria pegado a ella.

Como si le hubiera leido la mente, la estrecho con fuerza, alzandola hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo. Ella le rodeo el cuello con los brazos y se aferro a el con todas sus fuerzas. Lo sintio moverse, luego se dio cuenta de que el se habia girado con ella en brazos para apoyar la espalda contra un arbol.

El abrio las piernas y la atrajo bruscamente contra la union de sus muslos, un lugar donde la friccion era… perfecta.

En el dormitorio, la habia seducido suavemente, con lentitud, pero ahora la sorprendio con una pasion que era fruto de la frustracion y la mas oscura necesidad. Le invadio la boca con la lengua mientras sus manos la apretaban mas contra si. El calor y el olor de su cuerpo la rodearon como una manta en llamas, mientras la exquisita presion de su duro deseo contra la union de los muslos de Sarah reavivo al instante el fuego que el acababa de apagar. Se froto contra ella, provocandole estremecimientos de placer que la recorrieron de la cabeza a los pies y le aflojaron las rodillas.

Cada beso era mas profundo que el anterior, despues los labios de el abandonaron los suyos para delinear su barbilla. Ella arqueo el cuello para darle mejor acceso y el, de inmediato, acepto la invitacion, fue descendiendo con sus besos hasta lamer con la lengua el hueco de la garganta. Ella entrelazo los dedos en su pelo y dejo caer la cabeza hacia atras, absolutamente embriagada por la deliciosa sensacion de decaimiento.

Con un profundo gemido, el levanto la cabeza, pero en lugar de besarla de nuevo, le aparto el pelo de la cara. Con un gran esfuerzo, ella abrio los parpados. Y se lo encontro mirandola directamente a los ojos.

La confusion que Sarah sentia por haber finalizado el beso debio de reflejarse en su cara, porque el dijo con suavidad:

– Por favor, no pienses que me he detenido porque no te deseo. El problema es que te deseo demasiado. Apenas me quedan fuerzas para resistirme a ti.

En el interior de Sarah, todos los sentimientos que el habia avivado con sus besos y sus caricias apartaron a un lado su decoro, que le rogaba y ordenaba que guardara silencio. Haciendo acopio de valor, ella dijo:

– ?Que ocurre si no quiero que te detengas?

Los ojos de Matthew se oscurecieron.

– Creeme, me resultaria imposible hacerlo. Si no me hubiera detenido cuando lo hice…

– Si no te hubieras detenido, entonces, ?que?

Su mirada escudrino la de ella.

– ?No lo sabes? ?Incluso despues de lo que compartimos en tu dormitorio ignoras lo que ocurre entre un hombre y una mujer?

El rubor le inundo la cara.

– Se lo que ocurre.

– ?Porque lo has experimentado con Franklin?

– ?No! No lo he experimentado nunca. Nadie me ha tocado nunca, ni me ha besado de la manera que lo haces tu. -Bajo la cabeza y clavo la mirada en el pecho de Matthew-. Nadie me ha deseado nunca.

El le levanto la barbilla con la punta de los dedos hasta, que sus miradas se encontraron.

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