– Tu no puedes culparte por las circunstancias en las que naciste, Meredith. Ni eres responsable de los actos de tu madre. Lo que a ti te parecen obstaculos infranqueables, yo lo veo como una razon mas para admirar tu fortaleza y determinacion para superar una situacion tan descorazonadora. Y en cuanto a que la alta sociedad nos rechace, si, estoy seguro de que la mayoria asi lo haria si supiera las cosas que me has confiado hoy. Sin embargo, a mi no me importa la alta sociedad. Sufri todas sus mezquinas crueldades hasta el momento en que abandone Inglaterra. No les debo nada; y mucho menos les debo la mujer a la que amo. Y en cuanto a mi familia, te dire que Catherine ya me ha dado su bendicion por esta union. Ella se caso con un hombre de nuestra misma clase social, un baron con pedigri y fortuna, pero no se aman, y ahora es miserablemente infeliz por eso. No quiere que yo sufra la misma desgracia.

El se acerco un paso mas, dejando solo un pelo de distancia entre ellos.

– Cuando volvi a Inglaterra, estaba completamente dispuesto a casarme con una mujer a la que apenas conocia para mantener la palabra que le di a mi padre. Pero ya no estoy dispuesto a hacerlo. La idea de casarme con cualquier otra mujer no me cabe en la cabeza. Puede que otras personas no te acepten, Meredith, pero yo si. Exactamente tal y como eres. Y creo que eso es lo unico que importa.

Meredith empezo a temblar de los pies a la cabeza. Gracias a Dios que el la sostenia entre sus brazos, porque de lo contrario se habria caido al suelo. Philip habia escuchado todas sus objeciones y luego las habia barrido de un escobazo.

– ?Y que sucedera si no eres capaz de romper el maleficio, Philip?

– Entonces te pediria humildemente que fueras la esposa de mi corazon, Meredith. Pero no tengo la intencion de avergonzarte, ni de herir tus sentimientos, pidiendote que vivas abiertamente en Inglaterra conmigo como mi amante, especialmente ahora que entiendo completamente las razones que te provocan aversion a un compromiso de ese tipo. Si no puedo romper el maleficio, entonces deberiamos abandonar Inglaterra, irnos al extranjero, a cualquier pais que tu quieras, y vivir alli como si fueramos marido y mujer. Aunque el maleficio no me permita unirme contigo en una iglesia, no podra impedirme que me comprometa contigo. -El le coloco un oscuro rizo detras de la oreja-. Puede que sea por la decada que he pasado lejos de la alta sociedad, o simplemente por mi naturaleza, pero hay muy poca gente cuya opinion me importe realmente. Tu pasado, nuestro compromiso (sea cual sea el que tu decidas) es algo privado, entre tu y yo. Lo que cualquier otra persona pueda pensar no importa.

Por el amor de Dios, el lo hacia parecer todo tan razonable, y tan posible. Pero, todavia quedaba por solucionar un problema…

Ella se deshizo de su abrazo y se separo varios pasos.

– Hum, Philip, me temo que tengo que hacerte una confesion. Hace unos minutos, te quite el reloj del bolsillo de la chaqueta, -Ella introdujo una mano en el profundo bolsillo de su vestido para devolverle aquel objeto-. Lo hice para demostrarte lo completamente inaceptable que puedo ser como candidata a esposa tuya, pero tenia la intencion de devolvertelo… -Su voz se apago, y fruncio las cejas mientras sus dedos rebuscaban en el bolsillo. Pero el bolsillo estaba vacio. – ?Es esto lo que estas buscando? Ella se quedo con los ojos muy abiertos mientras el extraia lentamente el reloj del bolsillo de su chaqueta. -Pero… como…

Philip abrio la tapa y consulto la hora, y luego volvio a guardarse el reloj como si nada hubiera pasado. Al momento, una devastadora sonrisa se formo en sus labios.

– Cuando estuve en el extranjero aprendi unas cuantas cosas. Por ejemplo, la habilidad de sacar cosas de los bolsillos de los demas. Bakari me enseno como se hace, pero solo por razones de supervivencia, entiendeme bien. Aunque en mas de una ocasion esa habilidad me fue muy util.

Ella estaba aun con la boca abierta.

– ?Tu has robado cosas?

– Yo preferiria llamarlo devolver a mis pertenencias personales objetos que me habian sido robados. Muchos de los lugares que he visitado estaban llenos de ladrones y carteristas. Y como yo estaba firmemente en contra de ser aliviado de mis propiedades, tuve que aprender a pagarles a ellos con la misma moneda.

Meredith sacudio la cabeza sin dar credito a lo que oia.

– Me parece increible. Pero la verdad es que eres muy bueno; no me he dado ni cuenta.

– Gracias. Temia haber perdido mi toque. Sin embargo, ya que estamos intercambiando confesiones, debo decirte que en una ocasion utilice mi talento para robar algo que no me pertenecia. Estando en Siria, Bakari, Andrew y yo fuimos hechos prisioneros y nos metieron en un calabozo. Yo le quite la llave del bolsillo al guardian y asi pudimos escapar.

– ?Prisioneros en un calabozo? -dijo ella abriendo los ojos desorbitadamente-. ?No os encerrariais vosotros mismos por accidente?

– La verdad es que no. Y es una historia muy interesante que estare muy contento de compartir contigo, pero no en este momento. Ahora mismo tenemos cosas mucho mas importantes que discutir. -Borrando la distancia que habia entre ellos de una zancada, Philip la volvio a tomar entre sus brazos-. ?Tienes alguna otra confesion de ultima hora que hacer?

Todavia aturdida, ella nego con la cabeza.

– Excelente. Yo tampoco. De modo que solo nos queda que respondas a mi ultima pregunta. ?Quieres casarte conmigo?

El la estaba mirando con una expresion que la dejaba sin aliento. Amor, ternura, admiracion y un calido deseo emanaban de su mirada. Eso era todo lo que siempre habia deseado, pero siempre habia estado convencida de que nunca llegaria a encontrarlo. Y ahora todo eso estaba ante ella. Todos los anhelos y deseos que habia intentado reprimir en su corazon ahora campaban a sus anchas, llenandola de una felicidad que nunca se habria atrevido a imaginar como posible.

Mirandolo con expresion de no haber salido aun del asombro de saber que aquello no era un sueno, Meredith levanto los brazos y tomo la cara de el entre sus manos.

– Te quiero, Philip. Con todo mi corazon. Si, quiero ser tu esposa. Y me esforzare todos los dias de mi vida por ser una buena esposa para ti.

Ella sintio que la tension desaparecia de su cuerpo. Agachando la cabeza, el le estampo un beso en la frente.

– Gracias a Dios. Pensaba que ibas a decirme que no.

– Has sido muy persuasivo.

– Porque te quiero mucho. -El acerco suavemente sus labios a los de ella, y la beso, un beso rebosante de amor y promesas, mientras una oleada de pasion cruzaba por sus labios y sus lenguas. Ella le paso las manos por detras de la nuca, y poniendose de puntillas se apreto contra el.

Philip apreto sus brazos alrededor de ella, e hizo todo lo posible por refrenar su ardor, pero no pudo. Se embriago con la suave y flexible sensacion del cuerpo de ella. Con ese delicioso y dulce sabor a ella. Se anego en la seguridad de que ella tambien le amaba. De que seria su esposa. De que estaba alli para que la amara y la acariciara. Para reir y hacer el amor juntos.

Los dedos de Meredith causaban estragos en el cabello de Philip, mientras las manos de el corrian arriba y abajo por su espalda femenina, apretandola mas contra su propio cuerpo, para luego deslizarse hacia abajo hasta posarse en sus firmes nalgas. Su ereccion empujaba contra los cenidos pantalones y de su garganta salio un gemido gutural. Haciendo acopio de la ultima pizca de voluntad, Philip se separo de su boca. Parpadeo desde detras de los empanados cristales de sus gafas, y luego se las quito con impaciencia y las dejo en un extremo de la mesa.

Bajo los ojos hasta toparse con la mirada de Meredith, y un gemido de puro deseo masculino salio de su boca. Con los labios separados, los ojos entornados y el color de sus mejillas encendidas, Meredith parecia completamente excitada y deseosa de ser besada de nuevo. Y el sabia que si la volvia a besar, daria rienda suelta a todos los deseos que le desgarraban.

– Meredith, si no nos detenemos ahora, me temo que no sere capaz de detenerme mas tarde.

Ella le miro con una expresion que lo dejo de una pieza.

– No recuerdo haberte pedido que te detuvieras.

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