– No.
– Pero ?por que? -Ella sintio la abrumante necesidad de sentarse para detener el temblor que subitamente se habia aferrado a sus rodillas.
– Porque esperaba que me lo contaras tu misma. -Soltando sus hombros, Philip le agarro la cara entre las manos-. Admiro mucho la confianza que has puesto en mi. Y respeto los sentimientos que debes sentir por mi, para haberme contado algo tan profundamente privado.
?Dios bendito, eso no iba a acabar de ninguna manera como ella habia imaginado! Apartandose de el, le dijo:
– Yo no he hablado de sentimientos profundos, Philip. Te lo he contado porque tu no aceptabas un no por respuesta. Porque tenias que entender la perfecta mala pareja que podriamos llegar a formar.
– Quieres decir la perfecta mala pareja que crees tu que formariamos. A causa de las cosas que hiciste para sobrevivir cuando eras poco mas que una nina. Bueno, pues yo no estoy de acuerdo con tu afirmacion. En realidad mi desacuerdo entra dentro de la categoria de «rotundamente en desacuerdo». He visto a mucha gente que puede ser empujada a hacer cosas por la pobreza, el miedo y el hambre. Yo no habria hecho menos que tu para sobrevivir. De hecho, admiro enormemente como superaste tu tragedia para convertirte en la inteligente, amable y decente mujer que eres hoy. Mi experiencia me dice que la adversidad puede tanto destrozar a las personas como hacerlas mas fuertes. Y aquellos que se hacen mas fuertes suelen estar a menudo bendecidos por una especie de compasion por quienes se enfrentan a adversidades similares. Y tu posees esa compasion, Meredith. Y esa fortaleza de espiritu. Y eso solo es una de las muchas cosas que me gustan de ti. Ahora, creo que debo preguntarte de nuevo: ?Quieres casarte conmigo?
Oh, Dios, lo estaba diciendo en serio. Pero todavia no conocia toda la verdad.
– Hay algo mas, Philip. Tiene… tiene que ver con la razon por la que me escape de casa. ?Recuerdas que te conte que mi padre era profesor privado y mi madre gobernanta?
– Si, claro.
– Aquello no era mas que otra mentira. -Se paso la lengua por los labios resecos-. No es facil de explicar. No tengo ni idea de quien es mi padre. Ni tampoco mi madre lo sabe. No era mas que uno de los muchos hombres con los que ella se encontraba en el burdel donde trabajaba. El burdel del que me escape cuando cumpli trece anos, porque habia llegado el momento de que tambien yo empezara a ganarme la vida, pero me negue. El burdel que mi madre se nego a abandonar porque creia que lo unico que sabia hacer era ser una puta. El mismo burdel en el que murio de sifilis.
Las lagrimas se deslizaban por sus mejillas, pero ella no podia detener el flujo de palabras ahora que habia empezado a hablar. Era como si se le hubiera abierto una herida y estuviera saliendo todo el veneno.
– Volvi alli solo una vez. Cuando ya estaba instalada en Londres. Y trate de convencerla para que se viniera a vivir conmigo, pero ella no quiso. Fue la visita mas horrible que he hecho jamas. -Cerro los ojos por un instante, recordando vivamente la apariencia demacrada de su madre. Y aquella casa… Cielos, ella odiaba aquel lugar. Odiaba los crudos y estridentes ruidos, el olor de los licores, del tabaco y de los cuerpos-. Nunca mas volvi a verla. La ultima carta que me envio la recibi seis meses mas tarde. Me escribia para pedirme que cuidara de una de las chicas del burdel que iba a enviarme. La chica era Charlotte.
– Su amiga, la senora Carlyle. -Era imposible descifrar su reaccion por su tono de voz y la neutra expresion de su cara.
– Si. La historia de ella como viuda no era mas que otra fantasia. Charlotte, que entonces estaba embarazada, fue asaltada de camino a mi casa, adonde llego llena de heridas y moratones. Albert y yo la estuvimos cuidando hasta que se recupero, y ha vivido con nosotros desde entonces. Cuando nacio su hija, todos estuvimos de acuerdo en que un nombre perfecto para ella seria Hope, porque significa esperanza. -Meredith respiro lenta y profundamente, y luego dejo escapar el aire en su suspiro-. La razon por la que es tan importante para mi el trabajo de casamentera esta en mi pasado. Solia esconderme en el armario que habia debajo de la escalera del burdel pensando «Si mama se hubiera casado, nuestras vidas habrian sido muy diferentes». Y lo mismo pensaba de todas las demas chicas del burdel; si hubieran podido encontrar a un hombre bueno y decente con el que casarse, sus vidas podrian haber sido muy diferentes.
Intentando apartar de su mente aquellos recuerdos del pasado, siguio diciendo en voz baja:
– De modo que ahora ya ves por que cualquier relacion, sin contar por supuesto con el matrimonio, es imposible entre nosotros dos. Te he dicho en mas de una ocasion que no tenia ninguna intencion de casarme. Me parecia imposible mantener todas estas mentiras al respecto de mi pasado ante un marido, ante alguien con quien tendria que vivir cada dia. Y tampoco espero que ningun hombre acepte no solo mi pasado, sino tambien el pasado de las personas que estan cerca de mi; porque no pienso abandonar nunca a Albert, a Charlotte o a Hope. El hecho de que aquel tabernero se acordara de mi, me hace pensar en que pasaria si me viera de nuevo. Toda la horrible verdad saldria a la luz. Se trata de un miedo y una posibilidad que vive dentro de mi todos los dias. Una mujer con un pasado como el mio puede hacerte perderlo todo, Philip. Tu estatus social, tu futuro, todo.
Se quedaron en silencio mirandose el uno al otro, con los seis pasos de alfombra extendida entre ellos como si fuera un oceano. El tenia una expresion imposible de descifrar. Ahora ya se lo habia dicho todo. Lo unico que le quedaba por decir era «adios». Una simple palabra que parecia no ser capaz de conseguir que saliera de sus labios. Al fin, despues de lo que le parecio una eternidad, el dijo:
– Lo has presentado todo con esa clara y concisa manera que tienes de contar las cosas, pero tengo todavia tres preguntas que hacerte, si no tienes objeciones.
– Por supuesto.
– Mi primera pregunta es: ?aparte de los detalles que tienen que ver con tu pasado, me has mentido alguna vez?
– No -contesto ella con una ligera risa desabrida-. Pero en lo que se refiere a mi pasado, he acumulado un impresionante numero de ofensas. ?Cual es la segunda pregunta?
– ?Me amas?
Aquella pregunta hizo que todo lo que habia en su interior se removiera. «?Me amas?» ?Como podia negarlo? Pero ?como podia admitirlo? ?Y con que fin? Decirle lo que sentia solo conseguiria hacer que su partida fuera aun mas dolorosa.
– No veo que importancia tiene eso, Philip.
– Para mi tiene muchisima importancia -dijo el con los ojos fijos en ella, y luego avanzo hasta que solo los separaban dos pasos. A ella se le acelero el corazon, hasta el punto de poder sentir la sangre que le corria por las venas. Acercandose mas, Philip le agarro las manos y se las coloco delante de los labios.
– Es una pregunta sencilla, Meredith. -Sus palabras calentaron los dedos de ella apretados contra sus mejillas.
– No es una cuestion sencilla.
– Muy al contrario, no necesita mas que un sencillo si o no. ?Me amas?
Ella deseaba mentirle. Maldicion, habia dicho tantas mentiras a lo largo de su vida que seguramente decir una mas no le tendria que provocar ningun tormento. Pero no podia conseguir que esa mentira saliera de su boca. Bajando la cabeza se miro las manos que el sostenia entre las suyas y contesto:
– Si.
El le apreto las manos, y luego coloco las palmas contra su pecho. A traves de la camisa, ella podia sentir el latido firme y rapido de su corazon golpeando contra sus manos. La agarro con un brazo por la cintura, y con la otra mano debajo de la barbilla le levanto la cara hasta que ella no tuvo mas remedio que mirarle a los ojos. Unos ojos que de ninguna manera reflejaban el disgusto que ella habia imaginado. Su mirada era calida y tierna. Era una inconfundible mirada de amor.
– Mi tercera pregunta es: ?Quieres casarte conmigo?
El aire lleno sus pulmones con un ruido sordo. Intento dar un paso atras, pero el la sujeto con fuerza por la cintura.
– ?Es que no me has oido? -pregunto ella en un tono de voz increiblemente elevado-. Soy una hija bastarda, me crie en un burdel, mi madre era una puta y he pasado anos siendo una ladrona.
– Acabas de decirme que estas en paz con tu pasado, pero parece que no te decides a dejarlo marchar.
– Yo estoy en paz con mi pasado. Pero el hecho de que yo pueda aceptarlo no significa que nadie mas deba hacerlo. Las cosas que he hecho, mis antecedentes, son inaceptables para la alta sociedad. Ni ellos ni tu padre me aceptaran jamas. Sabes que no lo haran.