– Y usted, ?no va a coger una?

– Claro que voy a cogerla. Aunque una vez que empiezo, me resulta casi imposible detenerme. Ademas, no es de buena educacion que la anfitriona se sirva antes que los invitados.

El le lanzo una mirada al extrano aspecto de la nuez recubierta con solo Dios sabia que cosa, luego senalo la caja con la cabeza.

– Primero usted.

Emily se rio.

– ?Siempre es tan desconfiado?

– En realidad, si.

Ella chasqueo la lengua.

– No se puede vivir asi.

– No estoy de acuerdo, pues me ha ido bien hasta ahora. ?No se da cuenta su padre de la subita falta de nueces?

– Oh, si. Pero cree que mi madre es la culpable y, como jamas le niega nada, finge que no se da cuenta.

– Ya veo. Pero es usted la que se apropia de las nueces que se ha reservado su padre.

– Me temo que soy culpable del cargo que se me imputa.

– ?Por que piensa su padre que es su madre la que le roba las nueces?

Los ojos de Emily brillaron con picardia mientras la joven esbozaba una sonrisa.

– Puede que yo se lo haya insinuado. Logan estuvo a punto de estallar en carcajadas, pero se contuvo y le dirigio a Emily una mirada de reproche.

– ?Sabe en que la convierte eso?

– ?En una mujer ingeniosa?

– En una cuentista y en una ladrona. Debo decirle, lady Emily, que me ha sorprendido.

– En absoluto. Lo que esta es asustado. De esa diminuta nuez que sostiene entre los dedos. Debo decirle, senor Jennsen, que me ha sorprendido.

Maldicion. Le habia salido el tiro por la culata. Odiaba que le ocurriera eso. Logan solto un suspiro exagerado y miro la nuez que sostenia en la mano.

– Es evidente que solo hay una manera de redimirme.

– Cierto. Pero si le sirve de consuelo, le aseguro que le gustara.

El se volvio y la miro de frente. El calor del fuego crecia entre ellos. Logan solo tendria que estirar el brazo para tocarla, para sentir esa piel sedosa que le tentaba como el canto de una sirena.

– ?Y si no me gusta? ?Que me dara a cambio? -pregunto el con suavidad.

Ella inspiro bruscamente y parecio que sus ojos se oscurecian. De repente, Logan sintio como si el aire que los rodeaba se hubiera vuelto humedo, caliente y espeso por la tension. Y por el deseo. Dios sabia que el era dolorosamente consciente de que estaban solos. De lo cerca que estaban el uno del otro. De lo hermosa que era Emily. De cuanto deseaba besarla. Tocarla. Estrecharla contra su cuerpo. Oirla gemir profundamente al derretirse entre sus brazos.

– N-no creo que haya que considerarlo siquiera. Le gustara seguro.

– Quiza. Pero soy un hombre que prefiere estar preparado ante cualquier eventualidad.

– Entiendo. Pero me temo que no tengo nada mas que ofrecerle a cambio.

Sin pensarlo siquiera, el podria enumerarle una docena de cosas que ella podria ofrecerle. Incapaz de resistirlo mas, Logan alargo la mano libre y le paso la punta del dedo por la suave mejilla. La piel de Emily era como calido terciopelo.

– Que pena. En ese caso, aceptare una prenda. De mi eleccion. Que reclamare mas tarde.

Ella se aparto de su mano y entrecerro los ojos.

– Pero eso es un escandalo. ?Podria pedir cualquier cosa que se le antojara!

El curvo una de las comisuras de su boca.

– Si, podria. Pero si tan segura esta de que me va a gustar… -Logan sostuvo en alto la nuez, -no hay razon para que se niegue.

Emily fruncio los labios.

– Es evidente que me toma por tonta, senor Jennsen. Sin embargo, dada mi vasta experiencia con cinco hermanos traviesos, no soy tan ingenua como para que consiga convencerme de aceptar una apuesta que podria acabar en desastre.

– De acuerdo. La prenda debera ser algo razonable.

– Mejor, pero sigue sin ser aceptable.

El considero la cuestion durante varios segundos.

– Vale, usted tendra que estar de acuerdo con la prenda que elija -dijo finalmente.

– ?Y si no es asi?

– En ese caso tendre que elegir otra cosa que usted considere mas conveniente.

– ?Y si no me gusta la segunda eleccion?

– Entonces tendria que continuar sugiriendo prendas hasta dar con algo que la satisfaga. ?Recibe eso su aprobacion?

Ella lo considero un momento y luego asintio con la cabeza.

– Si, eso me parece aceptable.

– Entonces trato hecho. -Logan le tendio la mano y, tras una breve vacilacion, Emily se la estrecho. Las palmas de ambos se tocaron y una calida sensacion subio por el brazo de Logan. Bajo la mirada. Su enorme mano morena parecia engullir la de ella, mas palida y menuda. Maldita sea, le encantaba ver los delicados dedos de Emily envueltos en los suyos, sentir la calidez que emanaba de la suave palma anidada en la suya.

En lugar de soltarle la mano tras una breve sacudida, el se la llevo a los labios y le beso suavemente el dorso de los dedos.

La piel de Emily parecia saten y conservaba un leve perfume a flores y a azucar.

– Es usted una negociadora nata -dijo.

Ella suspiro de una manera que hizo que la sangre de Logan fuera directa a su ingle.

– Como le he dicho, tengo mucha experiencia. -Le solto la mano y luego senalo la nuez con la mirada. -Ahora le toca a usted, senor Jennsen.

– Logan. Ante el espiritu amigable de nuestras palabras y la satisfactoria apuesta a la que hemos llegado tras tan intensas negociaciones, creo que podemos tutearnos. ?No te parece?

– Lo que creo, senor Jennsen, es que vuelve a buscar pretextos ante el temor que le provoca esa diminuta nuez.

Sin dejar de mirarla a los ojos, Logan se llevo la nuez a la boca. Un untuoso y dulce sabor le estallo en la lengua. Mordio, sorprendido por la inusual consistencia de aquel fruto seco, que parecia crujiente y suave a la vez. El sabor le inundo la boca, tan delicioso que casi gimio en voz alta. Sin apartar la mirada de Emily ni un momento, mastico lentamente y trago.

– ?Y bien? -pregunto ella con una sonrisa socarrona insinuandose en las comisuras de sus labios.

– No me ha gustado.

– ?Acaso no era verdad? Le habia encantado. Y se aseguraria de conseguir la receta para que su propia cocinera pudiera prepararla.

La expresion de Emily cambio como si hubiera visto hundirse una bala de canon en el Tamesis.

– ?Perdon?

– No. Me. Ha Gustado.

Emily entrecerro los ojos y puso los brazos en jarras. -Esta mintiendo. Claro que le ha gustado. Me he dado cuenta.

Maldicion, como le gustaba la joven, como admiraba la manera en que ella se enfrentaba a el. No se doblegaba ni le acosaba con falsos cumplidos, ni le decia lo que creia que el queria oir. Todo aquello que se habia convertido en una parte de su existencia desde que se habia hecho rico. Y ademas, ella era, sencillamente, preciosa. Y el se encontraba muy solo. Y la tentacion de tocarla era demasiado abrumadora.

– De acuerdo, he mentido. Pero voy a cobrarme mi prenda de todas formas.

Emily nego con la cabeza. -Las cosas no funcionan asi.

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