– ?Donde esta tu dormitorio?
– Por alli -dijo el, senalando con la cabeza hacia la puerta que habia en la pared mas alejada.
– ?Puedo verlo?
– Por supuesto. -La cogio de la mano y la guio hacia alli.
La atencion de Emily cayo de inmediato sobre la cama cubierta por una colcha de rayas azul marino, doradas y granate.
– Porras, creo que nunca habia visto una cama tan grande. Debes de perderte ahi.
No, pero, de hecho, habia pasado alli mas noches solitarias de las que queria recordar.
– Me gusta tener espacio.
Emily paseo la mirada por las librerias, el armario tallado y el enorme sillon situado frente a la chimenea donde ardia un calido fuego. Senalo con la cabeza la puerta de la esquina.
– ?Adonde conduce?
– Al cuarto de bano.
– ?Tienes una habitacion aparte para la banera? -pregunto ella, sorprendida.
– Si, pero es algo mas. Es una innovacion que anadi en cuanto compre la casa. Un conde italiano que conoci en mis viajes me describio como era el cuarto de bano que tenia en su villa, y en cuanto pude hice que construyeran uno igual en mi casa. Ven, te lo ensenare.
Una vez mas la cogio de la mano, encantado al sentir los delgados dedos de la joven entrelazados con los suyos. Cuando abrio la puerta se vieron envueltos en una nube de vapor. La empujo al interior y cerro la puerta con rapidez para que no escapara nada de aquel humedo calor.
Emily agrando los ojos al ver la banera hundida en el suelo, tan grande que cabian dos personas con facilidad. Las humedas y calidas volutas de vapor ascendian lentamente del agua y de una rejilla en la esquina.
– Jamas habia visto una banera tan grande -dijo ella, -ni tampoco habia visto una que estuviera hundida en el suelo. Debe de llevar horas llenarla.
El nego con la cabeza y senalo una puerta en la pared al lado de la banera.
– Esa puerta conduce directamente a la cocina. Por ahi se suben los cubos de agua caliente con la ayuda de cuerdas y poleas.
– ?Que ingenioso!
– Cierto. El conde me confeso que era como tener un bano romano privado en casa.
– Entiendo que quisieras tener uno. ?Y que es eso? -pregunto ella senalando la rejilla de la esquina.
– El conde tambien lo tenia. Ahi dentro se meten piedras porosas despues de calentarlas durante horas en una chimenea. En cuanto se vierte agua sobre ellas producen vapor. -Levanto un cubo que habia junto a la rejilla y vertio el agua lentamente sobre las piedras. Un siseo resono en la estancia, y una nube de vapor humedo inundo el aire. -Es muy relajante y, segun me dijo el conde, tambien es muy bueno para los pulmones y el cutis.
Siguio la mirada de ella hasta la esquina, donde habia una chaise tapizada.
– Me gusta sentarme aqui despues de banarme y dejar que me envuelva el vapor.
– Ya veo. -Ella volvio a mirar la banera de agua humeante. -Es muy tentador.
– Me encanta que pienses asi.
– Por lo que veo… mmm… hace mucho calor aqui.
Logan sonrio y se coloco frente a ella.
– Quiza pueda ayudarte a que te refresques. -Se apoyo sobre una rodilla ante ella. Cuando le cogio un pie, Emily se agarro a su hombro. Logan le quito el escarpin de raso bordado, luego puso el pie sobre su rodilla doblada y deslizo las manos bajo el vestido. Sin dejar de mirarla a los ojos, le desabrocho el liguero y deslizo lentamente la media de seda por la pierna. Despues de quitarle el otro zapato y la otra media, se puso en pie.
– ?Mejor? -le pregunto el, rozandole la exuberante boca con la punta de los dedos.
– La verdad es que no.
– Ah… ya veo que tendre que continuar. -Alargo la mano de nuevo. Esta vez deslizo el vestido por los hombros de la joven, obligandose a hacerlo muy despacio a pesar de que su cuerpo se oponia con fuerza a la espera, y lo bajo hasta la cintura, dejando que luego cayera en un charco a sus pies.
– ?Y ahora? -pregunto el.
Ella trago saliva y nego con la cabeza.
– Me temo que sigo estando muy acalorada.
El se puso detras de ella y le desato las enaguas, dejandola solo con la camisola. Le desabrocho el collar de perlas y le quito una a una las horquillas del pelo, dejando caer la mata de rizos brillantes sobre la espalda de la joven; un sutil aroma a peonias inundo el aire. Logan aparto los rizos a un lado y se inclino para posar los labios en la suave nuca. Emily contuvo el aliento y se estremecio.
– ?Aun estas acalorada?
– Si. De hecho, parece que cuanta menos ropa tengo encima, mas acalorada estoy.
– Interesante. -Logan volvio a ponerse delante de ella, deslizando las puntas de los dedos por la clavicula de Emily. -Puede que sea esta ultima prenda lo que te da tanto calor. -Le bajo los finos tirantes de la camisola por los brazos mientras devoraba con la mirada cada centimetro de tersa y cremosa piel que quedaba al descubierto. Cuando solto la prenda, esta se unio al monton de ropa que rodeaba los pies de Emily.
Logan dio un paso atras y aspiro entrecortadamente ante la imagen que presentaba su esposa. Deslizo la mirada por sus pechos plenos, coronados con unos tensos pezones coralinos, por la estrecha cintura y la curva de sus caderas, por el triangulo de rizos oscuros entre sus bien proporcionados muslos. La ayudo a salir del monton de ropa y luego, simplemente, la miro fijamente. Desnuda ante el, envuelta en una nube de vapor, con aquellos exuberantes mechones de cabello rozandole las caderas, ella parecia una…
– Ninfa -murmuro. -Una hermosa ninfa. -Alargo las manos y le toco los suaves pechos, acariciandole los pezones con los pulgares.
Emily contuvo el aliento y se le cerraron los ojos.
– Logan… Esto no me ayuda a refrescarme. -Se arqueo bajo su caricia. -En absoluto.
El le deslizo una mano por el torso y le rozo con los dedos el atrayente triangulo de rizos.
– Ni a mi.
Emily abrio los ojos, revelando unas pupilas muy dilatadas.
– ?Tu tambien estas acalorado?
El se sentia como si estuviera a punto de estallar en llamas.
– Ahora que lo mencionas, si, yo tambien tengo calor.
Ella llevo las manos a las solapas de la chaqueta de Logan y se la deslizo por los hombros.
– Entonces, quiza yo tambien pueda ayudarte a refrescarte.
Logan se habria echado a reir si hubiera podido. Como no fuera cubriendolo de hielo, no habia ni una maldita cosa que ella pudiera hacer para lograr ese fin, e incluso dudaba mucho de que el hielo funcionara.
– Quiza -concedio. La ayudo a quitarle la chaqueta y luego arrojo la prenda a un lado.
– ?Mejor? -pregunto ella, repitiendo la pregunta que el le habia hecho antes con los ojos llenos de una fascinante mezcla de excitacion y picardia.
– Me temo que no.
– Entonces me parece que tendre que continuar.
– Como he sido informado de que a nadie le gustan los grunones, intentare soportar esta dura prueba con lo hacen los britanicos: endureciendo el gesto. -Ciertamente endurecerse no seria un problema.
Con una amplia sonrisa jugueteando en las comisuras de sus labios, Emily procedio a desabrocharle el chaleco.
– ?Mejor? -le pregunto, arqueando una ceja y soltando la prenda en el monton que formaba su propia ropa.
– No. Lo siento.
Ella lanzo un exagerado suspiro y luego procedio a quitarle el panuelo, lo que resulto ser una tortura para Logan que espero con agonica impaciencia a que ella desatara el complicado nudo. Nudos sencillos… A partir de ahora solo se haria nudos sencillos.
Cuando termino, el se saco de un tiron la camisa de los pantalones y la ayudo a que le quitara la prenda por la cabeza. La joven le recorrio el torax con una avida mirada, deteniendose en la costra que tenia en la parte