– No es mi pareja -se apresuro a explicar antes de que Daniel pudiera hacerlo, tratando de salvar lo que quedaba de su orgullo-. Solo somos vecinos.

– Exacto -se situo junto a ella y se subio las gafas con el dedo indice-. Solo somos vecinos.

– Y ni siquiera durante mucho tiempo, porque la casa de Daniel esta en venta y se muda en un par de semanas -farfullo Carlie. Con un esfuerzo logro apretar los labios para contener ese flujo de palabras que amenazaba con adquirir vida propia.

– Bueno, me alegro de que decidiera visitar Dulce Pecado antes de marcharse, Daniel -Ellie sonrio-. Si le gustan nuestros chocolates, y estoy segura de que asi sera, podemos enviarle sus favoritos a su nueva casa.

– Suena estupendo -confirmo el-. Y el servicio de envio es justo lo que necesito hoy, ya que busco un regalo de cumpleanos para mi madre. Algo fuera de lo corriente.

– Desde luego, ha venido al lugar adecuado. Estoy segura de que podremos encontrar algo de su agrado.

– Daniel probablemente necesite algo para su novia, tambien -dijo Carlie, las palabras escapando de su boca antes de poder sellar sus rebeldes labios. Ni siquiera se molesto en rezar para que la tierra se abriera y la tragara.

– No tengo novia.

Las palabras pronunciadas con suavidad hicieron que lo mirara.

– ?No? -Ellie y ella preguntaron al unisono.

La primera sono sorprendida y curiosa. Carlie solo sorprendida. Y decididamente jadeante.

El movio la cabeza.

– No.

– Pero la tenias -indico Carlie.

– Si.

– Asi que rompisteis.

– Si.

La recorrio una descarga de calor, junto con la extrana sensacion de que sentia como si sus hormonas aplaudieran. Pero daba la impresion de que sonsacarle informacion seria como tratar de pasar una salchicha por una aguja. Santo cielo, ?es que no sabia que las mujeres necesitaban detalles?

– ?Y que me dice de usted, Carlie? -la voz de Ellie la saco de su ensimismamiento-. ?Tiene usted novio?

Carlie miro a la propietaria de la tienda, pero fue muy consciente de la intensidad de la mirada de Daniel mientras titubeaba. Seis meses atras habria podido contestar que si. Pero entonces Paul le habia dado un ultimatum, y ella habia elegido la opcion «o hemos terminado». Jamas lamento esa decision, pero no podia negar que echaba de menos tener a un hombre en su vida con quien compartir cosas. Como las peliculas. Y las comidas. La conversacion. Las risas. El sexo. Movio la cabeza.

– No. No hay ningun novio.

La sonrisa radiante de Ellie la abarco tanto a ella como a Daniel.

– Bueno, como los dos estan libres, entran en nuestro premio especial de San Valentin de una cena con la primera compra -despues de explicarles las reglas, anadio-: ?Quien sabe? Quiza encuentren a la pareja perfecta y ganen.

– Eso me gustaria -convino Carlie. Desde luego, una cita estaria bien despues de la prolongada sequia de los ultimos meses.

– ?Por que no echa un vistazo, Carlie -sugirio Ellie-, mientras yo le muestro a Daniel algunas cosas para su madre?

– De acuerdo.

– Grite si encuentra algo que le guste -le dijo Ellie, guinandole el ojo mientras conducia a Daniel al mostrador…

– Lo hare -de hecho, tuvo ganas de gritar ante la magnifica vision del trasero de Daniel cenido por los vaqueros.

Capitulo Tres

Daniel empleo el extremo afilado de la pala para abrir otro saco de tierra. A pesar de la brisa fresca de la ultima hora de la tarde, la camiseta se le pegaba al cuerpo como una segunda piel. Kevin habia huido nada mas llegar a la casa y echarle un vistazo al patio de atras.

– Tengo que estudiar -habia afirmado mientras se dirigia hacia la puerta-. Tengo un examen el lunes. Buena suerte con esos agujeros. Y con tu vecina -habia anadido, guinandole el ojo.

Tres horas mas tarde, con el sol menguante veteando el cielo con rojos igneos y toques malva, al tiempo que proyectaba sombras largas sobre el patio, solo le quedaban dos rollos de cesped. Despues de terminar, se daria una ducha, cenaria algo y luego… nada.

Estaba solo.

Tanto, que dolia. Si, tenia amigos a los que poder llamar o mandar un correo electronico, o con los que chatear, pero como bien sabia, ni el mundo telefonico ni el informatico aliviarian el creciente deseo que sentia.

Penso en Carlie, con sus resplandecientes bucles color canela, su sonrisa soleada y sus curvas despampanantes. Carlie, cuya mirada dorada lo habia recorrido en Dulce Pecado de un modo que lo habia hecho sentir como si acabaran de arrojarlo a una olla de agua hirviendo.

Carlie, que no tenia novio.

Habia querido saberlo y lo habia averiguado. Y la respuesta le habia gustado mucho.

En ese momento solo le quedaba por decidir que hacer al respecto, en un debate mental que habia tenido lugar en su cabeza toda la tarde.

Deberia invitarla a salir.

«Es una locura hacerlo… me voy a mudar».

«Si, pero no a Marte, por el amor del cielo».

«Una distancia de tres mil kilometros entre dos personas bien puede representar una galaxia».

«Entonces, diviertete con ella las proximas dos semanas. Ella estara al corriente del limite de tiempo desde el principio. Podriamos disfrutar el uno del otro, y luego decir sayonara, adios, bye bye».

No podia negar que esa ultima opcion sonaba muy atractiva. ?Cual era el peor escenario posible? Que despues de una velada juntos, descubrieran que no se soportaban. ?Y que? Se iba a marchar en dos semanas. Y el mejor escenario era que podrian divertirse sin ataduras. Si, eso sonaba como una gran idea.

Fruncio el ceno y penso que existia una tercera via. Que ella le dijera que se perdiera. Un gemido bajo y suave corto sus pensamientos.

– Oooooooh.

Fruncio el ceno. Se pregunto que diablos era eso.

– Aaaaahhhh.

El ceno se ahondo. Fuera lo que fuere, sonaba…

– Oooooooh. Si. Mmmmmm…

Humano.

– Hmmmmmmm… ohhhhhh… cielossssss…

Y femenino.

– Si, ohhhh… es increible…

Y sexualmente excitada.

– Taaaaaann bueno… tan, tan bueno…

Pero ?donde…? Giro la cabeza y clavo la vista en la valla que separaba su…

– Ohhhh, Dios…

El patio trasero de Carlie.

– Es taaaaaaaan… aaaaaaah… bueno…

Todo en el se paralizo. Durante unos dos segundos. Luego, el calor lo surco como si lo hubiera golpeado un

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