mechones, separando las lustrosas hebras que se derramaron sobre sus manos emanando un delicado aroma citrico. Se llevo unos rizos al rostro, respirandolos profundamente, y gimio.

– Dios mio. Tu olor es tan increiblemente delicioso…

– Gracias.

Al notar el ligero temblor de su voz, le pregunto:

– ?Estas nerviosa?

– Un poco, si -dijo ella tras una breve vacilacion.

– Yo tambien.

– ?Por que? -pregunto ella sorprendida-. Sin duda tienes experiencia en estos asuntos.

– Si, pero tu no, y yo nunca he hecho el amor con una virgen. Me intimida un poco, sobre todo porque haces que quiera hacerte cosas… de forma que me harian olvidar que debo ir despacio.

Alexandra apoyo sus manos sobre el pecho de Colin y el supo que estaba notando el fuerte y rapido latido de su corazon.

– Es verdad que soy virgen, pero no soy una dama timida y delicada, una muchacha de porcelana que ha tenido una vida facil, Colin. Soy perfectamente consciente de lo que va a pasar entre nosotros. Y lo quiero todo.

Colin envolvio su muneca con un mechon del oloroso cabello de Alex.

– ?Como sabes lo que pasara entre nosotros?

– He visto… cosas.

– ?Que tipo de cosas?

– Hombres que se desfogaban con mujeres, mujeres arrodilladas complaciendo a los hombres.

Por la mente de Colin paso la imagen de Alex arrodillada, con aquellos carnosos labios alrededor de su ereccion. Noto que la sangre le golpeaba las ingles y que su miembro se hinchaba contra los pantalones que de pronto resultaban estrechos.

– Siempre me he preguntado a que obedecia tanto jaleo -dijo Alex levantando la barbilla levemente- cuando los tramites en si siempre me han parecido mas bien furtivos y, bueno, rapidos. He logrado obviar mi curiosidad, pero contigo ya no puedo. Lo que me haces sentir… tiene que ser explorado.

Colin aparto la mano dejando caer la sedosa cortina de cabello hasta la cintura de Alex.

– No tengo ninguna intencion de acelerar los… tramites, Alexandra. Y desde luego te animo a explorar, del modo que desees.

– Una invitacion que no puedo aprovechar, mucho me temo -dijo lanzandole una mirada de arriba abajo-. Por lo menos, en lo que a mi respecta, puesto que tu no estas ahi parado con todas tus… partes al aire.

Colin contuvo la carcajada que le provoco su tono contrariado y se limito a sonreir.

– ?Te sentirias mas comoda si mis… partes estuvieran tambien al aire?

– Desde luego lo consideraria mas justo. Al fin y al cabo, yo tambien quiero que estes tan impaciente como yo.

Colin penso que si Alexandra tuviera idea de cuan impaciente estaba, de como se hallaba al borde de perder por completo el control -sin ni siquiera haberla tocado o que ella lo hubiese tocado- estaria algo mas que «un poco» nerviosa.

– Te puedo asegurar que no tienes que preocuparte por eso. De todos modos… -Extendio sus brazos-. Estoy a tu disposicion.

En los ojos de Alex hubo un destello de interes e incertidumbre.

– No estoy segura de por donde empezar exactamente.

– Mi corbata seria probablemente un buen comienzo.

Alexandra dirigio la mirada al complicado nudo de la corbata, dio un paso al frente emergiendo del monton de ropa que yacia a sus pies, y comenzo a deshacerlo. Teniendola ahi delante, sin otra cosa encima que el gesto de su ceno fruncido, Colin se quedo sin respiracion. Intento no tocarla, y lo consiguio, pero solo durante tres segundos exactos. Despues, incapaz de detenerse, la tomo de la cintura.

De pronto, se dio cuenta de que al fin estaba tocando su piel y tuvo que cerrar los ojos. Esa noche, la mujer que habia habitado sus suenos durante tanto tiempo seria suya. Abrio los ojos y la miro, sin detener sus dedos que acariciaban con dulzura la flexible cintura y subian y bajaban por la suavidad de su espalda.

– Asi no me ayudas a concentrarme -dijo ella mirandolo.

– Ah. -Y atrapando sus senos con las palmas de la mano dijo-: ?Asi esta mejor?

Alex dio un respingo ante el destello de placer que aquella caricia le habia provocado y agarro la camisa de Colin. Bajo la vista y observo como el jugaba con sus pezones con sus largos dedos. Hasta que tuvo que cerrar los ojos.

– ?Mejor? -pregunto el.

?Le estaba preguntando algo? ?Esperaba que le contestase?

– No… no estoy segura. Quiza podrias volver a hacerlo.

La suave risa ahogada de Colin lleno de calidez su piel y en un instante supo que las manos de aquel hombre eran magicas. Toda ella se encendio con el roce de sus dedos contra sus senos. Despues, el se inclino y con la lengua trazo el contorno de su pecho. Alexandra tuvo que ahogar un grito que se transformo en un largo gemido cuando Colin rodeo uno de sus pezones con la lengua, haciendo circulos, tomandolo erecto dentro de su calida boca, jugueteando de forma magica al mismo tiempo con el pezon de su otro seno.

Alexandra dejo caer su cabeza languidamente hacia atras y se arqueo hacia delante, pidiendo mas. Cada vez que los labios de Colin se movian embriagadoramente, sentia un profundo calor en su interior. Notaba humedos y entumecidos los pliegues entre sus piernas y froto los muslos, pero el movimiento no le alivio lo mas minimo. Ni tampoco Colin, que volvio su atencion al otro pecho y le tomo las nalgas con las manos.

Alexandra le agarro los hombros, dejandose llevar por aquella marea de sensaciones, deseosa de hundirse aun mas en aquel abismo de placer y luchando al mismo tiempo por escapar de el para poder continuar desvistiendo a Colin. Nunca en su vida se habia sentido tan viva, tan consciente de ella misma y de su cuerpo, y tan ansiosa por aprender y experimentar.

– Delicioso -murmuro Colin junto a su pecho-. Terriblemente delicioso.

Antes de que Alex pudiera recuperar el aliento, Colin se inclino para posar los labios en el centro de su torso, besando y lamiendo su piel, rodeando su ombligo, introduciendo la lengua en el. Todo el cuerpo de Alexandra era un delicioso escalofrio y de su garganta escapo un vibrante gemido de placer.

– Mirame -le susurro Colin con voz rasgada.

Haciendo un esfuerzo, Alex levanto la cabeza y abrio los ojos. El se arrodillo frente a ella, con los labios a unos milimetros de su abdomen. En sus ojos oscuros y ardientes, se podia adivinar un potente y profundo deseo capaz de cortarle la respiracion.

– Separa las piernas para mi, Alexandra.

Sin palabras, con el corazon desbocado, ella obedecio.

– Dices que has visto a mujeres arrodilladas frente a los hombres. ?Has visto alguna vez a un hombre dar placer asi a una mujer?

Ella nego con la cabeza y perdio totalmente la capacidad para emitir palabra alguna cuando el introdujo la mano entre sus muslos y le acaricio suavemente sus delicadas terminaciones nerviosas, a un ritmo lento, a un ritmo enloquecedor que resultaba… tan… increible. Ella se habia tocado, en la oscuridad, en las noches en que su cuerpo habia gritado pidiendo… algo. Pero aunque tocarse habia sido placentero, nunca se habia sentido de ese modo.

Colin paseaba perezosamente su otra mano por detras de los muslos de Alex, alrededor de sus nalgas, siguiendo la linea que las separaba, provocandole ahogados gritos.

– Quiero verte. -Y su voz sonaba como terciopelo ajado-. Toda.

Colin aparto los dedos y Alex estuvo a punto de lanzar un gemido de protesta, pero antes de que llegara a sus labios, con un suave movimiento, la tomo en sus brazos y la llevo hasta el lecho. Con la mirada fija en ella, la sento en el borde del colchon y le separo las piernas con manos ansiosas, arrodillandose acto seguido entre sus muslos y colocandole las piernas sobre sus hombros. Los ojos de Colin ardian con tal deseo que barrieron la timidez de Alexandra, deshicieron su pudor, dejandolo solo con la curiosidad y el doloroso deseo. Apoyada sobre los codos, vio como Colin dirigia la mirada a su expuesta intimidad y gemia.

– Precioso -dijo, separandole mas con los dedos y tanteandola con suaves y perfectas caricias-. Tan humedo,

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