estremecio. Volvio la mirada entrecerrada por el sueno hacia el reloj situado encima de la chimenea. Abrio los ojos de par en par. ?Las nueve? ?Nunca habia dormido hasta tan tarde! Nunca dormia mas de unas pocas horas seguidas.

Los recuerdos le invadieron de golpe y bajo la cabeza hacia la almohada vacia junto a la suya. Todavia se podia notar la forma que habia dejado el peso de Colin. Cerro los ojos y respiro profundamente: la almohada aun conservaba su olor.

Noto como un calido rubor recorria todo su cuerpo y, con un suspiro, se tumbo, abrazando la almohada vacia. La suave tela acaricio sus sensibles pezones, y cerro los ojos recordando vivamente la increible sensacion de las manos y la boca de Colin acariciando sus senos. Un bombardeo de imagenes sensuales la invadio, pero no hizo esfuerzo alguno por apartarlos sino que se regodeo en cada uno de ellos: la imagen de Colin limpiando la evidencia de su acto de amor; quitandose la ropa que todavia vestia; explorando su cuerpo con una delicada pasion que la dejaba sin aliento; ensenandole como tocarle a el, lo que le daba placer y lo excitaba, y despues encontrando multiples modos de darle placer y excitarla a ella; animando su curiosidad, impidiendole que se sintiese en modo alguno avergonzada o inhibida; y despues haciendole el amor de nuevo, con tanta intensidad que acabo desmayandose en sus brazos, languida, saciada, deliciosamente deshecha.

Lo ultimo que recordaba era haberse acurrucado contra el apoyando la cabeza en su hombro, la mano en su pecho absorbiendo el latido acelerado de su corazon, con la pierna cruzando su cuerpo y el posando sus labios contra su sien y musitando su nombre. Nunca antes en su vida se habia sentido tan a salvo, tan calida y segura.

Desde luego, ahora entendia el porque de tanto jaleo sobre el tema, conocia ese deseo maravilloso y terrible que necesitaba ser satisfecho, entendia por que hombres y mujeres se metian en callejones oscuros para descargar sus lujuriosos impulsos.

Pese a la impresion negativa que le causaban aquellos encuentros furtivos en los callejones no habia habido nada sordido en lo que habia compartido con Colin. Habia sido todo lo que ella sabia que iba a ser: tierno, paciente, hermoso. Y por razones que no podia entender, estaba claro que el la deseaba. Un hombre que podia tener a cualquier mujer que quisiera, ?por que diablos iba a quererla a ella?

No te querria, ni por un instante, si supiese que eras realmente, lo que has sido, como has vivido, se dijo.

Para su sorpresa y mortificacion, se le humedecieron los ojos. ?Que diablos le estaba pasando? Ella nunca lloraba. Desde luego, no lo habia hecho desde que era una nina, desde el dia en que habia sujetado la mano de su madre y habia visto expirar a la unica persona que tenia en el mundo.

Se seco las lagrimas con impaciencia, puso la almohada a un lado con decision y se levanto. No habia razon alguna para sentirse tan extranamente emotiva. Simplemente no estaba acostumbrada a la intimidad que habian compartido y que de manera imprevisible habia hecho mella en su corazon. Eso explicaba aquellas sensaciones y aquellos sentimientos nuevos que en esos momentos la hacian vulnerable y voluble. Debia mantenerlos controlados para evitar que la semilla que mucho temia, ya se habia plantado en su corazon creciese.

Cruzo la habitacion y se dirigio hacia el conjunto de jarrones de porcelana que habia en una esquina, se detuvo delante del espejo de pie y miro fijamente a la mujer desnuda que se reflejaba en el. Tenia los ojos muy abiertos, el pelo suelto y alborotado, la piel reluciente y los labios inflamados por los besos. Para ella, era evidente que en sus ojos existia un brillo de conocimiento carnal que no habian tenido antes. ?Lo notaria alguien? Emma, sin duda, pero esperaba que solo porque era su amiga y la conocia muy bien.

Estudio su reflejo durante varios minutos, intentando ver lo que Colin veia, la razon por la que la habia escogido a ella, pero no podia averiguarlo. No podia ser por su hermosura porque simplemente no era hermosa. Sus rasgos eran irregulares y no habia comparacion entre ella y las impresionantes y elegantes jovenes que frecuentaban la temporada. Sin embargo, el habia declarado que era exquisita. ?Era posible que Colin necesitase anteojos?

Se habia mostrado extraordinariamente embelesado por su cuerpo, pero, en su opinion, su cuerpo no diferia en modo alguno del de cualquier otra mujer, excepto por unos centimetros de altura de mas en comparacion con la altura que en aquellos tiempos se consideraba adecuada para las jovenes. Puede que se comportase del mismo modo con todas sus amantes.

Se froto los ojos y movio la cabeza intentando apartar de su mente la imagen de Colin besando, tocando, haciendo el amor a otra mujer. Pronto lo estaria haciendo, y con otra mujer que no solo seria su amante sino su esposa, una mujer que ella nunca podria llegar a ser.

Asi que simplemente debia concentrarse en disfrutar del breve tiempo que iban a compartir, en recordar cuan magicamente la habia hecho sentirse, cuan segura y calida se habia sentido entre sus brazos. Y despues, lo dejaria marchar.

Abrio los ojos, irguio la espalda y se dirigio hacia la palangana. Al acercarse, vio un pequeno trozo de papel cerca de un atril de madera. Acelero el paso y se quedo mirando fijamente el papel y el pequeno objeto que habia junto a el. Alargo su mano temblorosa, cogio la nota, desdoblo el papel y leyo el breve mensaje:

Una noche exquisita con una mujer exquisita merece un regalo exquisito. Disfruta la sorpresa que esperabas tan deliciosamente impaciente. Hasta luego…

Cogio el unico mazapan que habia junto a la nota, que parecia una perfecta naranja en miniatura. El corazon le dio un vuelco y despues se hundio en un pozo de emociones del que dudaba pudiera rescatarlo nunca. «Hasta luego…»

Que Dios se apiadase de ella, no podia esperar.

Colin recorria la sala de lord Wexhall esperando impacientemente a que apareciese su hermano.

– Menudo regalo -murmuro, mirando al bulto de pelo negro que dormia en sus brazos.

Maldita sea. Deberia haber sabido que Nathan haria algo asi, obligarlo a que acogiese a uno de los animales de su finca diciendole que era un regalo. Pues no estaba dispuesto. Si le daba la minima opcion a su hermano, siempre rodeado de animales, pronto no solo viviria con un perro, sino con gatos, cabras, cerdos, patos y vacas, y Dios sabia que otra clase de animales. El cachorro movio en suenos sus blandas orejas y Colin suspiro.

Por supuesto, Nathan no le habia regalado simplemente un cachorro. Le habia regalado un cachorro absolutamente adorable e irresistible, de los que enternecen el corazon. Pero debia resistirse, porque si no lo hacia, sabia que a aquel inocente y dulce perro lo seguiria un inacabable desfile de animales de granja. Asi que en cuanto apareciese Nathan, simularia total indiferencia y pondria al cachorro en manos del que se lo habia entregado. Vaya lata de hermano. Lo unico que podia decir en favor del regalo de Nathan era que habia logrado la imposible mision de que sus pensamientos se ocupasen de algo que no fuese Alexandra.

Alexandra. Su imagen ilumino su mente y tuvo que pararse al instante. Alexandra, desnuda y saciada, con los labios abiertos y los ojos cargados de languidez sexual, alargando los brazos hacia el. Alexandra, dormida, su flexible cuerpo acurrucado contra el. La habia abrazado con fuerza, aspirando el aroma de su pelo, su piel, besandole suavemente las sienes, reviviendo cada momento de su pasion hasta tenerlos grabados indeleblemente en su mente.

Normalmente, despues de la pasion, solia marcharse. Preferia marcar distancias con sus amantes. Pero la sensacion de tener a Alexandra dormida entre sus brazos habia banado todo su ser con una paz que nunca antes habia experimentado. Se marcho cuando las primeras luces del amanecer aparecieron en el cielo de la noche, y aun entonces tuvo que hacer un esfuerzo para irse. Solo habian pasado cuatro horas desde que habia dejado el lecho de Alex y parecia que habian sido cuatro decadas.

– Buenos dias, Colin.

La alegre voz de Nathan lo saco de su ensimismamiento. Se dio la vuelta y vio a su hermano dirigiendose hacia el. La mirada de Nathan se desvio hacia el cachorro y su rostro se ilumino con una sonrisa.

– ?Ah! Veo que al fin has descubierto tu regalo. Se lo di a Ellis, quien me aseguro que cuidaria de el hasta dejarlo en tus manos.

– En un momento en que no te tuviese cerca para poder devolverte el bicho.

La sonrisa de Nathan no mostraba ningun arrepentimiento.

– Precisamente. La coordinacion es un arte, como lo es el emparejamiento. Me basto una mirada a ese cachorro saber que su destino estaba contigo.

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