– Ardo en impaciencia por ver cual va a ser tu proxima demostracion.

– Viendo el efecto que ejerces sobre mi, lo averiguaras muy pronto.

La bajo delicadamente, y cuando Alexandra volvio a tener los pies sobre el suelo, saco un panuelo del bolsillo.

– Deberias visitar tu habitacion para acicalarte antes de que salgamos -dijo limpiando con cuidado la evidencia de su pasion.

– ?Salgamos?

– Si, estoy aqui para acompanarte a los recados que tengas que hacer.

– Ah -replico ella levanto las cejas con escepticismo-. Y yo que pensaba que estabas aqui para aprovecharte de mi.

Colin rio.

– Y ahora que ya lo he hecho, podemos comenzar con tus recados. Y los mios.

– ?Cuales son los tuyos?

– Bueno, en primer lugar, parece ser que tengo un perro al que pasear.

Capitulo 17

Alex estaba paseando por Hyde Park, y como el dia anterior en la cena, se pellizco la pierna disimuladamente, bien fuerte. De nuevo el dolor le demostro que no estaba en un sueno.

Sin embargo, ?como podia ser real que ella, Alexandra Larchmont, una rata callejera y ex ladrona de Saint Giles estuviese dando un paseo por Hyde Park, acompanada por un vizconde, un hombre que no solo era atractivo, inteligente y rico, sino tambien su amante?

Apreto los dedos alrededor del brazo de Colin y noto que el duro musculo que habia debajo de su elegante abrigo color azul oscuro era definitivamente real. Volvio la cabeza y lo miro dejando escapar un suspiro de placer.

A traves de las hojas de los olmos que se alzaban a lo largo del paseo, se filtraban los rayos brillantes del sol, haciendo relucir el negro cabello de Colin y salpicando sus rasgos de puntos dorados. Puede que en algun lugar del planeta existiese un hombre mas hermoso, pero no conseguia imaginarse como podia ser.

Sin embargo, no eran simplemente sus bonitos rasgos lo que la atraia con tanta fuerza. Poseia cada una de las cualidades que ella habia sonado que tendria cuando lo vio por primera vez en Vauxhall. Era inteligente y divertido, amable y paciente, sensual y excitante, y al entregarle su confianza, le habia concedido un regalo mas valioso que las joyas o el dinero.

Su confianza. Sintio la punzada de la culpa, sabiendo que no le habria dado un premio tan preciado si hubiese conocido su pasado, si se hubiera acordado de su encuentro en Vauxhall. Pero era un regalo que queria tener y se negaba a perder. El confiaba en ella, y ella no le habia dado motivos para arrepentirse.

Colin debio de notar el peso de sus ojos porque volvio la cabeza. El brillo calido e inquisidor de su mirada la lleno de calor, y estuvo tentada de volver a pellizcarse para convencerse de que realmente estaba alli, con el, y de que el la estaba mirando con ardor e intimidad.

– ?Estas pensando lo mismo que yo? -le pregunto en voz baja, inclinandose hacia ella y haciendo que sus hombros se tocasen.

– No lo se. -Alexandra dudo entre admitir o no la verdad y despues dijo-: Estaba intentando convencerme de que este paseo con mi atractivo vizconde, mi amante, no era solo producto de mi imaginacion.

– Mmm. Definitivamente, no es lo que yo estaba pensando.

– ?Ah? ?Por donde iban tus pensamientos?

– Estaba pensando cuanto faltaba para que pudiesemos marcharnos de este maldito parque y poder asi desnudar a mi exquisita adivina, mi amante, y hacerle el amor de nuevo.

El calor la invadio y casi dio un traspie.

– No creo que Lucky se tomase muy bien que acortasemos su paseo.

Senalo con la cabeza al entusiasmado cachorro, que iba corriendo a toda velocidad todo lo lejos que la correa le permitia y se paraba a olisquear cada brizna de hierba.

– Puede que no, pero me apuesto a que no tardare en llevarlo en brazos porque se debe de estar quedando sin energia. -Y senalando con la barbilla la pareja que charlaba unos pasos mas adelante, dijo-: No creo que mi criado se tome muy bien tampoco que acortemos su paseo. John parece bastante cautivado por tu amiga Emma.

– Creo que el sentimiento es mutuo -dijo Alexandra, jugueteando con la correa de su cartera-. Ha sido muy generoso por tu parte comprar toda la caja de naranjas de Emma. Nunca las tiene todas vendidas tan pronto.

– Lo he hecho encantado, sobre todo porque ahora he desarrollado una especial aficion por esta fruta. Ademas, vi como se miraban John y ella, y haciendo posible que Emma venga con nosotros no solo pueden conocerse, sino que su compania te sirve de carabina.

– ?Necesito una carabina?

– Desde luego. De otro modo, me dejaria llevar por la tentacion de arrastrarte detras de un arbol y tomarte a plena luz del dia.

– Dios mio… -dijo ella sin aliento ante las imagenes que aquellas palabras disparaban en su imaginacion-. Y eso seria terrible.

– Y muy probable si no dejas de mirarme de ese modo.

– ?De que modo?

– En el modo en que todo hombre ansia ser mirado por la mujer que desea. Es… potente. Especialmente mirandome con esos ojos grandes y hermosos. Supongo que la mayoria de los hombres dirian que son de color topacio. Pero para mi tus ojos tienen el color de chocolate deshecho caliente espolvoreado con canela.

– Como has reconocido tu debilidad por los dulces, me siento halagada. Especialmente porque prefiero el chocolate al topacio.

Colin rio suavemente y, despues, discretamente paso el brazo por la parte exterior de su pecho.

– Sabia que eras extraordinaria pero el hecho de que pienses algo asi y ademas lo expreses en voz alta te hace realmente increible. Extraordinaria e increible… Supongo que eso te convierte en «incredinaria»…

Se detuvieron mientras Lucky examinaba un aparentemente fascinante trozo de hierba, y Alexandra, poniendose la mano a modo de visera, le sonrio.

– Me gusta como creas nuevas palabras. ?Siempre lo has hecho?

– No, eres la primera persona que conozco que me inspira a hacerlo.

Alexandra estuvo tentada de creer que estaba bromeando, pero la mirada de sus ojos y el tono de su voz le dejaron claro que hablaba en serio. La invadio un placentero arrobo.

– Me siento halagada.

– Y especial, ?lo que te convierte en…?

– ?«Halacial»? -sugirio ella dandose cuenta de que la palabra describia perfectamente sus pensamientos y sus emociones, como gotas de lluvia esparcidas por vientos vaporosos.

Colin rio, un sonido profundo y vivo que podria haber escuchado durante horas.

– «Halacial» -repitio, sonriendole con los ojos.

Lucky ladro y ambos miraron hacia abajo, a la pequena bola de pelo negro que hacia cabriolas y movia la cola indicando que estaba listo para seguir con el paseo. Cuando empezaron a caminar de nuevo, Colin comento:

– Pensaba decirtelo antes, pero distraido por tus encantos lo he olvidado. Cuando me marche de casa de Wexhall ayer por la noche, o mas bien a primera hora de esta manana, vi a Robbie.

– ?A Robbie? ?Donde? -pregunto Alexandra con el ceno fruncido.

– Escondido detras de unos arbustos del jardin de Wexhall. Me dijo que te estaba buscando.

– No deberia hacer eso -dijo Alexandra y noto como la preocupacion le producia un nudo en el estomago.

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