Se abrio camino cuidadosamente a traves de la oscura y silenciosa casa, siguiendo las indicaciones que le habia dado Colin para llegar a su habitacion y, con cada paso, crecia su frustracion. Sentia el cuerpo impaciente y ardiente y sus pliegues mas intimos entumecidos. Y ahora lo unico que la esperaba eran largas horas de insomnio hasta verlo de nuevo. Se volveria loca.

Cuando llego al pie de la escalera, subio, giro a la derecha y tomo el pasillo. Debia de estar tan sumida en su enfado que tuvo que llegar al final del corredor para darse cuenta de que a buen seguro habia pasado de largo su dormitorio. Frunciendo el ceno, se dio la vuelta, y cuando recorrio con la mirada el rincon donde se encontraba, que estaba a oscuras, descubrio que aquel pasillo no le resultaba nada familiar. Aquella mesa en forma de media luna con un ramo de flores no habia estado antes en ese sitio, ni tampoco el recargado espejo ovalado que colgaba en la pared de enfrente.

Maldita sea. Aquel hombre no solo era un tormento para su paz de espiritu, sino que no tenia ningun sentido de la orientacion.

Apretando los dientes, retrocedio sobre sus pasos con cuidado y, una vez llego a la escalera, se dirigio hacia el vestibulo para poder orientarse. Cuando estuvo sobre las baldosas de marmol de la entrada, se cercioro de la direccion que debia tornar y se dirigio a su dormitorio. Para cuando llego, estaba absolutamente desquiciada. Abrio la puerta y la cerro silenciosamente tras de si apenas conteniendo el deseo de dar un portazo. Habia recorrido la mitad de la habitacion cuando se detuvo como si se hubiese encontrado con una pared de cristal. Y miro anonadada.

Colin se habia quitado la chaqueta y el chaleco y estaba de pie junto a su cama, con los hombros apoyados despreocupadamente contra la madera profusamente tallada del dosel, los brazos cruzados alegremente y los ojos brillando con ese ardor inconfundible que incendiaba cada una de las celulas de su cuerpo.

– Pues bien -dijo el suavemente-, esto es lo que yo llamaria un momento y lugar mas apropiados.

Capitulo 15

Colin no pudo contener un momentaneo engreimiento al ver que habia dejado a Alexandra totalmente sin habla. Ojala siempre pudiese resultar tan facil leer sus pensamientos como en aquel momento.

– ?Como has entrado aqui? -pregunto ella mirandolo como si no estuviese del todo convencida de que era real.

– A traves de los ventanales que dan a la terraza y que tu dejaste sin cerrar -respondio Colin.

Separandose del dosel, se acerco lentamente hacia ella, deteniendose cuando solo los separaban unos centimetros. Estuvo a punto de dejarse dominar por la urgencia de tomarla en sus brazos y devorarla. Era realmente desconcertante aquel voraz apetito que le inspiraba. Habia conocido el deseo, pero aquella… aquella salvaje, temeraria y primitiva necesidad de empujarla contra la pared mas cercana o tumbarla sobre la silla mas proxima y simplemente disfrutar de ella era totalmente nueva. De algun modo, en presencia de Alex, Colin se veia desposeido de las maneras caballerosas que habian definido su vida hasta entonces. Sin hacer nada, lo hacia sentirse inusualmente fuera de control, algo que ninguna otra mujer habia conseguido. Maldita sea, ni siquiera la habia tocado todavia y ya no podia esperar mas.

Simulando una calma que estaba lejos de sentir, alargo la mano y entrelazo sus dedos con los de ella de forma suave.

No se sorprendio lo mas minimo cuando sintio su cuerpo encenderse con aquel ligero contacto.

– Dejar las ventanas sin cerrar es de lo mas imprudente murmuro, mientras trazaba circulos en las palmas de las manos de Alex con los dedos pulgares-. Hay hombres muy malos merodeando en la oscuridad.

Ella parecio recomponerse.

– ?Tu incluido?

Colin le levanto las manos y le acaricio el dorso de los dedos con un beso.

– De hecho, me alegro de que las ventanas no estuvieran cerradas con llave ya que eso me ha permitido ganar un par de minutos fundamentales si queria llegar antes que tu.

– Asi que por eso me diste indicaciones erroneas para llegar a mi habitacion -dijo Alexandra con una mirada que daba a entender que lo habia entendido todo.

– Me declaro culpable del delito. Queria prepararte una pequena sorpresa. Tal como te he dicho, estoy acostumbrado a obtener lo que quiero -dijo Colin avanzando hacia Alexandra hasta que apenas mediaba el espacio de un suspiro entre sus cuerpos.

– Parece que me estes desafiando -dijo Alex suavemente y con la mirada ensombrecida, algo que gusto a Colin.

– Quiza, pero no deberia ser asi, no puesto que ambos queremos lo mismo.

Bajo la cabeza y tomo su lobulo entre los dientes.

– Creo que estas intentando que me desvanezca -dijo Alexandra en un suspiro cargado de placer.

– ?Lo estoy consiguiendo?

– Absolutamente.

– Excelente.

Colin olisqueo la suave piel de detras de sus orejas y cuando su mente se lleno del delicado, delicioso y dulce aroma a naranjas, lanzo un gemido y se pregunto quien estaba haciendo desvanecerse a quien.

– Mencionaste algo acerca de preparar una sorpresa -pregunto ella-. ?Que es?

– ?Estas impaciente?

Alexandra se aparto y lo miro.

– Si -dijo en un tono de voz que solo podia describirse como vaporoso-. Ahora mismo estoy muy impaciente, y normalmente no lo soy. Para ser sincera, este estado tan poco habitual es enteramente culpa tuya, y quiero saber que vas a hacer al respecto, ahora mismo.

Colin la solto y empezo a desatarle el cordon de la bata. Despues de separar el fino algodon, deslizo la prenda por sus brazos y la prenda cayo al suelo con un suave zumbido.

– Pretendo -dijo manteniendo los ojos fijos en los de ella y empezando lentamente a desabrochar la larga fila de botones que cerraba el camison por la parte delantera- que estes aun mas impaciente.

– No estoy segura de que eso sea posible.

– Oh, si lo es -afirmo Colin y desabrocho el ultimo diminuto boton del camison pero sin quitarselo.

Asi, con la prenda abierta hasta la cintura, introdujo uno de sus dedos por la abertura y le toco ligeramente la suave hendidura de su cuello.

– Quiero que estes impaciente -susurro, mientras muy despacio hacia descender la yema del dedo por su suavisima piel, entre sus senos, mas abajo, hasta rodear con suavidad su ombligo-. Y caliente.

Alexandra entorno los ojos y se mecio levemente sobre los pies.

– Pero ya estoy asi, siento como si fuese a estallar.

– Bien, pero no es suficiente. Quiero mas, quiero que estes mas impaciente, mas caliente.

Colin no podia aguantar un segundo mas sin verla en su plenitud, asi que tomo el camison con las manos y lo aparto despacio, revelando a sus ojos el cuerpo de Alexandra centimetro a centimetro, haciendo descender la prenda por sus brazos hasta que esta cayo al suelo junto al salto de cama.

Alexandra se alzaba en medio de sus prendas de noche como una preciosa flor nocturna, su palida piel banada por la luz plateada de la luna que entraba por las ventanas y por el brillo dorado de las ultimas brasas de la chimenea. Despacio, Colin siguio con la mirada sus formas y tuvo que apretar los punos para no estrujarla contra el como un muchacho arrebatado en su primera noche.

Contemplo sus senos firmes y plenos en cuya cuspide despuntaban unos pequenos pezones rosaceos que parecian llamar a sus manos y labios. La estrechez de la cintura daba paso a la sinuosa curva de las caderas, y Colin detuvo su mirada en el triangulo de oscuros rizos que coronaba el vertice de los muslos antes de seguir descendiendo la vista por las piernas bien formadas y los delgados tobillos.

– Arriesgandome a resultar redundante -dijo en un tono de suave aspereza-, eres exquisita.

Y alargando la mano deshizo el lazo que sujetaba la trenza de Alex y paso los dedos por los sedosos

Вы читаете Un Romance Imposible
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×