Los amantes abandonaron el abrazo y se volvieron de inmediato. En el umbral de una puerta que conducia a otra sala, habia un hombre robusto de unos sesenta anos que les sonreia con amabilidad. Vestia unos vaqueros, una camisa a cuadros y llevaba puestas unas botas de trabajo. Tenia canas en las patillas, ojos negros y unas gafas con montura metalica casi en la punta de la nariz.

– Funciona muy bien -dijo Matt, sonrojado.

– Todas las navidades cuelgo muerdago bajo las campanillas de la puerta -dijo el hombre mientras caminaba hacia ellos-, y todos los anos sorprendo a docenas de parejas besandose. Juro que me alegra el corazon.

Antes de continuar, se limpio con un trapo y les extendio la mano.

– Bienvenidos a los Vinedos Galini -agrego-. Mi nombre es Joe.

Matt fue el primero en saludarlo. Cuando le toco el turno, Jilly noto que las manos de aquel hombre eran fuertes y estaban curtidas por el trabajo.

– ?Buscabais algo en particular? -pregunto Joe.

– Teneis distintos tipos de vinos, ?no es asi? -dijo ella.

– No solo tenemos una oferta variada en blancos y tintos, sino que todos son de una calidad excelente -afirmo el hombre-. ?Les gustaria probarlos?

Jilly sonrio.

– Nos encantaria.

Joe se dirigio hacia el enorme mostrador de madera. Matt y Jilly lo siguieron en silencio. Mientras el hombre preparaba las copas y sacaba algunas botellas del frigorifico, Jilly aprovecho para mirar a su alrededor.

Todo el interior del edificio estaba decorado al estilo rustico. Los suelos, techos y paredes de madera, la chimenea de piedra, con el fuego encendido y los lenos chisporroteando, hacian que el ambiente fuera calido y acogedor. En las paredes, habia fotografias de los vinedos en las distintas estaciones del ano.

Al observar el inmenso ventanal que ocupaba toda la pared trasera, Jilly se dio cuenta de que el escenario era identico al del Chateau Fontaine, con las vinas cubiertas por la nieve.

– Cuesta creer que muchas de las tierras que hoy se utilizan para los vinedos, antes eran plantaciones de patatas -senalo Jilly.

Matt arqueo las cejas.

– ?Plantaciones de patatas? Eso no lo sabia -comento.

– Es verdad -afirmo Joe, con su acento italiano-. De hecho, este edificio es una granja remodelada. Claro que los duenos quisieron mantener el estilo rustico del lugar.

– Es fantastico -exclamo Jilly, sonriendo-. Resulta muy calido y acogedor.

– Grazie. En nombre de la familia Galini, muchas gracias -dijo Joe, mientras les servia dos copas de vino-. Este es nuestro mejor blanco. Es fresco, seco y esta hecho con una equilibrada combinacion de uvas espanolas y francesas.

Jilly bebio un sorbo y comento:

– Es delicioso.

Matt estuvo de acuerdo.

Probaron dos vinos mas, uno tinto y el otro blanco, y Joe aprovecho la situacion para contarles brevemente la historia del negocio.

– Las uvas de los Vinedos Galini se recogen a mano -explico, orgulloso-. Tenemos cuarenta hectareas con uvas francesas: cabernet sauvignon, chardonnay, merlot y pinot noir. Otras dos hectareas con uvas espanolas…

– Ribera del Duero, ?por ejemplo? -intervino ella, con una sonrisa.

Joe la miro con sorpresa. En sus ojos se notaba que se sentia complacido por el interes y los conocimientos de Jilly.

– ?Estudias enologia? -le pregunto.

Ella solto una carcajada.

– Me encantaria decir que si, pero mis estudios sobre vinos se limitan a la lectura de dos o tres libros y unas cuantas revistas -admitio-. La verdad es que tuve que hacerlo porque tengo un posible cliente al que le encanta beber y queria impresionarlo. Sin embargo, debo reconocer que el tema me ha parecido fascinante.

Mientras hablaba, Jilly podia sentir la adoracion con la que Matt la miraba. Sabia que, si le prestaba atencion, no podria evitar distraerse por completo, asi que decidio concentrarse unicamente en Joe.

– Supongo que en esta epoca estareis ocupados podando las vides.

El italiano asintio con la cabeza.

– Si. Es una tarea ardua y delicada. Las plantas se podan a mano y una por una. Hay que ser muy cuidadoso al hacerlo, por eso no es una labor que pueda hacer cualquiera.

– Imagino que para hacerlo bien hay que tener paciencia dijo Jilly.

– Si, y no imaginas cuanta. En todo un dia de trabajo no alcanzas a podar ni un cuarto de hectarea.

– Es un trabajo duro, pero los resultados prueban que vale la pena -replico Matt-. Los vinos que hemos probado estaban deliciosos.

El tinto que estoy tomando ahora es una verdadera maravilla y el primer blanco, una exquisitez.

Joe sonrio agradecido.

– La verdad es que nos sentimos orgullosos de nuestros vinos.

– El blanco que mencionas ha madurado en toneles de roble, por eso tenia un sabor tan especial -puntualizo ella-. He leido sobre eso. El roble aporta su sabor durante el proceso de fermentacion porque es una madera ligeramente porosa que absorbe parte del agua y el alcohol y, a la vez, permite que el vino se oxigene y se «integre» mejor.

De pronto, Jilly tomo conciencia de lo que habia dicho que estaba siendo y se rio de si misma.

– Perdon -se disculpo-, a veces me dejo llevar por la emocion.

– No digas tonterias -dijo Joe, frunciendo el ceno-. Tu entusiasmo es encantador.

En aquel momento, sonaron las campanillas de la puerta y tres adolescentes entraron al local. Cuando Joe se alejo para atender a los nuevos clientes, Jilly se volvio hacia Matt y vio que la miraba con una expresion extrana.

– Segun parece, le has dedicado mucho tiempo a preparar este fin de semana con Jack -dijo el.

– Se muy bien que tu has hecho lo mismo. -Es verdad, pero eso fue porque estuve acatarrado y aproveche los dias de reposo para preparar estos dias.

Jilly sonrio con ironia.

– Pobrecito, estuvo acatarrado. Imagino que te habras sentido lo bastante enfermo como para no salir de tu cama antes de tener todo planeado.

– Me has descubierto -admitio Matt.

Y mientras le acomodaba un mechon de pelo detras de la oreja, anadio:

– ?Te he mencionado ya que adoro negociar en la cama?

Jilly se estremecio por la intimidad del gesto.

– Ni falta que hace, las acciones valen mas que las palabras -respondio-. He negociado en la cama contigo y se cuanto disfrutas.

Acto seguido, la mujer le rodeo el cuello con los brazos, se paro de puntillas y le dio un pequeno mordisco en el lobulo de la oreja. El gemido de Matt aumento la tension sexual que habia entre ellos.

– Por ejemplo, ?que te dice mi mordisco, grandullon? -dijo, apretandose contra el.

Que es hora de salir de aqui.

Jilly inclino la cabeza hacia un lado y sonrio.

– ?Sabes algo, Davidson? Una de las cosas que me gustan de ti es que eres inteligente.

A Matt le brillaron los ojos.

– Inteligencia. Esa es solo una de las cosas que me gustan de ti, Jilly.

Ella sintio que se le paraba el corazon. Otra vez estaban hablando en terminos romanticos y eso la incomodaba. Ni queria gustarle a Matt, ni queria que el le gustara. Lo unico que queria era hacer el amor el resto el resto del dia y despues olvidarlo para siempre.

De repente, se dio cuenta de que no habia nada de malo en que se gustaran. Bien por el contrario, era algo logico entre dos personas que mantenian relaciones sexuales. Ademas, eso no suponia ningun compromiso entre ellos. De hecho, a ella le gustaban las margaritas y eso no suponia que estuviera enamorada de una flor. Y asi

Вы читаете Placer Y Trabajo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату