te deje porque llegara en cualquier momento.

– De acuerdo. Disfruta del resto del fin de semana y llamame manana desde tu casa – dijo Kate-. El martes por la noche podriamos ir a algun bar, asi te quitaras a Matt de la cabeza cuanto antes.

– Me parece genial. Hasta manana.

Acto seguido, Jilly apago el movil y lo guardo en el bolso. Suspiro y penso en los planes que habia hecho con su amiga. Por algun motivo, la idea de salir a conocer a otros hombres para olvidar a Matt ya no le parecia tan genial.

Matt camino hacia el bar sintiendose un hombre nuevo. Una larga hora de masaje le habia servido para aliviar la tension y poner las cosas en perspectiva. Sabia que todo lo que necesitaba para recuperar la cordura era pasar una hora alejado de aquella mujer.

Mientras le daban el masaje, se habia ocupado de planear el resto del fin de semana. Se reuniria con Jilly; tomarian una copa; subirian a la habitacion; harian el amor; se vestirian; cenarian con Jack; su propuesta publicitaria para ARC seria la ganadora; de vuelta en la habitacion harian el amor durante toda la noche; harian las maletas, regresarian a Nueva York y todo volveria a la normalidad. Matt estaba convencido de que el plan era perfecto.

Por desgracia, la claridad mental que habia recuperado desaparecio en cuanto llego a la entrada del bar y vio a Jilly. Llevaba puesto un jersey azul celeste de cuello alto y unos vaqueros. Estaba sentada en una de las banquetas de la barra, conversando animadamente con un hombre. Matt noto que el tipo la miraba como si ella fuese un helado de chocolate al que deseaba darle un largo lametazo.

La inquietante sensacion que tuvo Matt al verlos, no admitia dudas. Eran simples y puros celos. Y no nacian del interes con que el hombre la miraba. De hecho, por mucho que le molestara, Matt podia comprender perfectamente que se sintiera atraido por ella. El verdadero problema estaba en el hecho de que Jilly le estuviera sonriendo y se riera de sus bromas.

Sabia que no era suya y que no tenia derecho a decir nada. Sin embargo, solo tenian el resto del fin de semana para estar juntos y no estaba dispuesto a compartirla con aquel tipo parecido a Brad Pitt.

Respiro hondo para recobrar la calma y entro en el bar. Mientras se acercaba a la barra, vio que el hombre le daba una tarjeta de presentacion a Jilly. A pesar de la distancia, alcanzo a oir lo que le decia al despedirse.

– Me encantaria quedarme a charlar, pero tengo que reunirme con mi socio en un restaurante del centro. Mi oficina esta muy cerca de la tuya. Llamame si quieres tomar una copa.

Despues, le dio un beso en la mejilla y se marcho.

Matt hizo un esfuerzo por dominar los celos, se acerco a la barra y se sento junto a Jilly.

Ella lo recibio con una sonrisa.

– Hola, grandullon.

– Hola -contesto el -. ?Quien era?

En cuanto termino la frase, Matt se maldijo por haber preguntado apenas llegar. Lo bueno era que al menos habia logrado sonar natural.

Jilly se encogio de hombros con despreocupacion y guardo la tarjeta en su bolso.

– Solo alguien que estaba sentado en la banqueta de al lado -respondio-. Se llama Brad, es dentista y tiene el consultorio cerca de las oficinas de Maxximum.

Matt se sentia cada vez mas molesto y tuvo que concentrarse para contener el enojo.

– ?Un dentista? Claro, ahora lo comprendo todo.

– No entiendo. ?Que es lo que comprendes?

– Ahora comprendo por que te miraba como si quisiera limpiarte los dientes con la lengua.

Ella se sorprendio por el comentario y fruncio el ceno.

– ?Nunca se te ocurrio pensar que, si me miraba de ese modo, no era porque fuese dentista, sino porque tal vez me encontraba atractiva?

Matt se sintio estupido y celoso.

– No quise que sonara de esa manera. Obviamente, le parecias muy atractiva -se disculpo y se obligo a sonreir-. Sin duda, el hombre tiene buen gusto.

– Gracias -dijo Jilly, mirandolo a los ojos-. Hace un minuto sonabas como un amante celoso.

Por el tono de voz, era imposible determinar si la idea la molestaba o la complacia. Fuera lo que fuera, Matt decidio ser sincero.

– Ahora mismo, soy un amante celoso. A partir del martes, ya no lo sere. Pero, durante el poco tiempo que nos queda, eres mia -afirmo, sin titubear-. Salvo que tengas otro plan…

– No -se apuro a contestar ella.

Matt respiro aliviado.

– Y bien, ?que tal tu masaje? -pregunto

Jilly.

El penso que, gracias a Brad el dentista, le haria falta otra hora de masaje para volver a relajarse. Con todo, sonrio y dijo:

– Genial. ?Y tu limpieza de cutis?

– Increible, me siento como nueva.

– ?De verdad? No se si alegrarme o apenarme porque, sinceramente, adoro a la Jilly vieja -bromeo Matt y le beso una mano-. Voto porque olvidemos las copas y subamos a la habitacion para que puedas mostrarme lo renovada que estas despues de la limpieza de cutis.

El se estremecio al ver el deseo encendido en los ojos de su amante.

– Te mostrare mi piel rejuvenecida si a cambio me muestras tus musculos relajados – demando Jilly.

– De acuerdo.

Despues, se dirigieron al ascensor tomados de la mano. Matt estaba ansioso por tocarla. No podia recordar que jamas hubiera estado tan desesperado por tocar a una mujer. Al parecer, ella tambien estaba impaciente porque nada mas cerrarse las puertas del ascensor aprovecho que estaban solos y lo empujo contra una pared.

Matt la beso con toda la intensidad de su deseo. Jilly se apreto contra la pelvis de su amante y, al sentir la potente ereccion, inclino la cabeza y lo miro con expresion lujuriosa.

– Me parece que el masaje no ha servido de mucho -murmuro-. Estas mucho mas tenso de lo que deberias.

– Me temo que es culpa tuya.

– Exijo pruebas que lo demuestren -desafio ella.

– Como quieras, cuando quieras y cuantas veces quieras…

Jilly se abrazo al cuello de su amante y arqueo la espalda para pegarse a el. Acto seguido, entrelazaron sus lenguas en un nuevo beso cargado de pasion. Matt deslizo las manos por debajo de la ropa de Jilly y se deleito con el contacto de aquella piel calida y suave. Ella ronroneo de placer y el se aparto de su boca para lamerle el cuello y la nuca.

En aquel momento, el ascensor se detuvo. En cuanto se abrieron las puertas, salieron al pasillo y caminaron hacia la habitacion, besandose y tomados de la mano. El saco la llave de un bolsillo y se las ingenio para abrir la puerta mientras Jilly lo torturaba con sus caricias.

Preso de la ansiedad, Matt cerro la puerta con una patada. Al igual que habia hecho en el ascensor, ella aprovecho la privacidad para empujarlo contra la pared. Tras besarlo freneticamente durante algunos segundos, se aparto un poco y trato de quitarle la camiseta. El levanto los brazos para facilitarle la tarea y la observo arrojar la prenda al suelo. Despues, intento aferrarse a la cintura de Jilly pero ella se adelanto, le tomo las munecas y las llevo hacia la pared.

Cuando se miraron a los ojos, Matt solto un gemido de satisfaccion. Con los labios humedos y enrojecidos por los besos, los ojos encendidos de deseo y el pelo revuelto, Jilly parecia mas excitada, ansiosa y lujuriosa que nunca.

– Deja que te toque -susurro la mujer.

El estaba tan excitado, que apenas podia hablar.

– Soy todo tuyo, preciosa.

Ella sonrio con malicia y, en menos de un segundo, paso de la seduccion salvaje a las caricias tiernas. Comenzo por besarle dulcemente la barbilla y el cuello y acariciarle el torso con la yema de los dedos. Matt cerro

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