– ?Tres semanas! Si lo sabias ayer, ?por que no me lo dijiste?
– Lo hubiera hecho pero tuve que asistir a una merienda con la nobleza -dijo el mirandola duramente-. Vi la manera en que jugabas con mi hija. Y tambien vi que yo no se, ni nunca sabre jugar con ella. Pense que quiza podria convencerte para que te quedaras un poco mas.
Naturalmente. El senor Courtland no iba a suplicar. No iba a recordarle que pronto la casa se llenaria de electricistas y fontaneros y coleccionistas de dinosaurios y solo Dios sabia quien se haria cargo de Jessica.
Lo unico que iba a hacer era apretarle las tuercas mirandola con aquellos hermosos ojos cansados.
Simon necesitaba ayuda. Con su hija, con su maravilloso caseron y, aunque el no lo supiera, con sus noches. No le importaba en que cama durmiera, sus preocupaciones iban por otros derroteros. ?Y si se caia por las escaleras? ?Y si salia de la cama y se perdia en alguna barranca?
Bree se dijo que habia sobrevivido muchos anos sin su ayuda. Pero tampoco habia arriesgado su orgullo al pedirle que se quedara. Estaba segura que la consideraba una bala perdida, una irresponsable en la que no se podia confiar. Ella tambien habia contribuido a fomentar esa idea.
?Demonios! Una mujer no puede ser siempre simpatica y a ella le encantaba fastidiarle. Ningun hombre merecia tanta preocupacion. El problema no era ni la mirad de complicado que su solucion. Simon no la necesitaba y tampoco la queria. Hacia mas de un ano que se habia prometido a si misma no volver a cometer el mismo error. Jamas repetiria una relacion basada en el sufrimiento de uno solo, ella. ?Quien necesitaba sufrir mas?
– Tomatelo como un trabajo -sugirio el.
– Ni quiero ni necesito un trabajo.
– Para mi seria un placer pagarte…
– ?Oh! Olvida de una vez tu estupido dinero. Ya te he dicho antes que no lo quiero.
Simon le lanzo una de sus miradas, como si quisiera asustar a una alumna discola. Al parecer, se rodeaba de gente que saltaba ante el crujido del papel de un cheque. Bree se consideraba bastante codiciosa, pero sus necesidades reales no tenian nada que ver con el dinero. Ese era un concepto que Simon jamas comprenderia.
– Cuentame algo sobre tu ex mujer.
– ?Que demonios tiene que ver Liz con que te quedes?
– Yo no he dicho que tenga algo que ver. Solo pensaba que es… bastante inusual la manera en que hablas de ella.
Bree penso que un dia cualquiera debia adquirir un buen bozal para su enorme boca.
– ?En que sentido?
– Bueno, parece que manteneis una relacion amistosa. Es obvio que respetas su criterio con respecto a Jess. Si hay tension entre vosotros, a tu hija no le ha afectado. La mayoria de los divorciados hablan de su pareja como si las heridas estuvieran frescas-. No -se apresuro a anadir-. La verdad es que no es de mi incumbencia.
Simon arqueo las cejas.
– Nunca has dejado que eso te detuviera.
– ?Como?
– Estoy seguro de que existe gente tan curiosa como tu, solo que nunca me he encontrado con ninguno a este lado del Mississippi. De todas maneras, no es ningun secreto y no te estas inmiscuyendo. Liz y yo disfrutamos de un matrimonio amistoso y de un divorcio aun mas amistoso. Fin de la historia.
Bree penso sombriamente que estaba aprendiendo a fastidiar y a embromar demasiado deprisa. La unica cosa que le habia ensenado y la utilizaba en su contra. Interesarse por la gente no era lo mismo que curiosear en su vida.
– ?Vamos, Courtland! Si os hubierais llevado tan bien todavia estariais casados.
Por un instante, Simon calibro sus ojos, reflexivamente, considerando.
– Bree, lo que tu y yo pensemos del matrimonio tiene que ser dos ideas opuestas por fuerza. Conoci a Liz cuando acababa de perder a sus padres en un accidente de coche. Era una epoca muy dura para ella y… yo estaba alli. El matrimonio funciono porque ella necesitaba seguridad, estabilidad, proteccion. Y, de manera inevitable, llego un momento en que dejo de necesitarme.
Parecia una conferencia, recitaba los hechos sin emocion.
– Seguimos juntos durante un ano solo por Jessica pero era una estupidez. Liz necesitaba sentirse libre y yo lo sabia. Al final, viviamos inmersos en una guerra fria que no le hacia ningun bien a Jess. No se como se enfrentara otra gente al divorcio pero, para mi, no hay excusa que justifique que se dane a una criatura. No estoy de acuerdo con Liz en muchas cosas. Es demasiado emocional y deja que Jess la embauque continuamente. Pero la adora y yo mantengo la boca cerrada y trato de apoyarla en lo que puedo. ?Hay algo mas que quieras saber?
Bree comprendio que queria dar por zanjada la cuestion. No obstante, tenia la sensacion de haber entrado a un cine en la escena final y haberse perdido lo mas importante de la pelicula. ?Se habia casado con Liz porque la queria b porque ella le necesitaba? ?Acaso no se habia sentido utilizado cuando su mujer le pidio la libertad? ?Se daba cuenta de lo raro que era que un hombre aceptara voluntariamente hacer un sacrificio para evitar poner a su hija en el medio de una confrontacion?
Bree se obligo a dejarlo pasar pero habia una pregunta que no podia evitar?
– ?La amabas?
Su respuesta fue inmediata y directa, tan monotona como un mantra aprendido y repetido durante anos.
– Me importaba. No la amaba.
– ?Ni siquiera el principio?
– No -contesto el con los ojos helados-. Tal como Liz te diria con gusto, no soy un hombre apasionado, ni tampoco emocional. ?Se han acabado ya las preguntas, Reynaud?
Su mirada no vacilo. Bree suponia que podia intimidar a oficinas enteras con aquella mirada gelida y aquel tono sarcastico. Ella no se sentia intimidada pero sospechaba los motivos que albergaba para haber mantenido aquella conversacion. Simon le habia hecho una advertencia.
«Este soy yo. El senor Iceberg Desapasionado. No un hombre que puede hacer feliz a una mujer, ni siquiera en la cama».
Bree le habia insultado mentalmente de muchas maneras pero era la primera vez que ponia en duda su inteligencia. No podia negar que Simon tenia dificultades para expresar sus sentimientos, ni que le habia etiquetado de gelido nada mas verlo. Pero el amante que habia en el aparecia al amparo de la noche. Su merodeador tenia caudales inagotables de pasion que ofrecer y emocion que compartir. Jamas se aprovechaba. En cada ocasion habia percibido sus necesidades y habia respondido a ellas con una sensibilidad y una ternura conmovedoras. Hacia que una mujer se sintiera segura. Y hacia que la mujer se sintiera peligrosa porque al hambre que habia en el era muy masculina. Un hambre de abrazar, de acariciar, de amar.
?Como podia pensar que era frio, el muy idiota? Bree sentia escalofrios solo de pensar como podia ser totalmente desinhibido en la cama.
Bree bebio su cafe de un trago. Algo andaba mal. Algo fallaba si empezaba a confundir a Simon sonambulo con el despierto. Le recordaba a una colmena salvaje que habia encontrado de nina en los bosques. La atraccion de la miel habia sido tan fuerte que habia acabado llena de picotazos.
– Todavia no me has dicho por que tienes que marcharte tan de improviso.
– No es de improviso. Tengo que irme. Eso es todo.
– ?Estas segura?
– Segurisima -contesto ella levantandose.
– Tenia la impresion de que te gustaba estar aqui -dijo el con los ojos puestos en el escote de su camiseta-. Me acabo de dar cuenta de que no llevas ese collar que sueles ponerte.
Simon la observo mientras ella llenaba su taza hasta el borde y derramaba el cafe. Mascullo algo en frances mientras limpiaba lo vertido con un trapo.
– Jessica me ha contado que es una especie de talisman. Meron, me dijo que lo llamabas.
–
– Bueno, pues