– Estos si, papa. No he cogido ninguno de esos pasteles blancos rellenos de mermelada -dijo Jessica virtuosamente.
– Carino, ?donde esta Bree? -pregunto olvidandose de darle una charla sobre el valor de la verdad y la integridad.
– Con el chico.
– ?Con que chico?
– Con el chico del zumo.
Puso a su hija en el suelo y dedico unos minutos a limpiarse el mismo. Tenia millones de cosas que hacer y supervisar. Simon repaso mentalmente su lista de prioridades hasta llegar a una conclusion obvia. La electricidad era lo mas importante. La caja de los fusibles estaba en el cuarto de las calderas. Antes de doblar el pasillo, oyo las voces.
– Sosten esto hacia aqui, ?quieres Bree?
Sin fluido electrico el cuarto de las calderas era lobrego y oscuro. Pero la atencion de Simon estaba centrada en los dos cuerpos que se apretujaban frente a la caja de fusibles.
– Claro. ?Ves mejor?
Se trataba de Tom. Era un buen muchacho y un buen profesional. Alto y rubio, tenia una sonrisa timida y una manera de andar algo engreida. Simon se imaginaba que era demasiado joven para afeitarse. Y tampoco iba a tener oportunidad de hacerlo si no dejaba de perseguir a Bree.
Ella estaba hombro con hombro con el muchacho. Le sostenia la linterna para que el pudiera verificar los fusibles de cada circuito. Bree estaba de puntillas, intentando apuntar la linterna cuidadosamente. Simon no podia culpar al muchacho por descuidar su trabajo pero sus ojos estaban mas ocupados que sus manos.
– Con ese acento no puedes ser de por aqui.
– Soy de Louisiana.
– ?En serio? ?De donde los pantanos, los magnolias y todo eso?
– Y todo eso -contesto ella riendo.
– Supongo que no querras venir a bailar.
– Supon que no hace sol en junio.
– Hablo de un baile en un granero, nada elegante. Lo organiza la comunidad, un poco de country, un poco de rock and roll…
Simon carraspeo y les interrumpio en tono jovial.
– Tendrias que haber avisado de que necesitabas ayuda, Tom.
Dos pares de ojos giraron hacia el. No miro a Bree, se limito a confiscarle la linterna suavemente.
– No tardaremos mucho. Tengo conocimientos de electricidad. Como ya te he dicho, tendrias que haberme avisado si necesitabas ayuda.
No dijo mas. Nada divertido y nada extrano. Nada que justificara la risa de Bree.
Simon habia pensado que cenarian queso y pan para la cena. Sin agua ni electricidad no se imaginaba como podria cocinar.
Bree habia sugerido que su vida dependia excesivamente de la tecnologia y habia preparado una cena capaz de asombrar a un buda de porcelana. El pan y unas patatas a la menta salieron del horno de ladrillos. Los filetes a la pimienta se hicieron sobre un hibachi que ella habia montado fuera.
Los carbones todavia estan incandescentes. A las siete la temperatura empezaba a disminuir y el enorme cielo del Oeste era de un azul profundo. Simon no tenia el mas minimo interes en el color del carbon ni en la profundidad del cielo, pero el paisaje evitaba que mirara a Bree.
Tenia el plato en el regazo y la espalda apoyada en uno de los leones de la entrada principal. Bree usaba el otro como respaldo. Jessica habia acabado de cenar y se entretenia haciendo ramilletes de flores silvestres. Simon seguia sin explicarse por que Bree habia querido cenar fuera si ya todo funcionaba razonablemente bien.
Se habia plegado a sus deseos. Mientras comia el ultimo bocado, los pies de Bree aparecieron en su campo visual. Se pintaba las unas de un rojo brillante. Hacian juego con sus labios, con la diferencia de que estos no se los pintaba. Bree dejo su plato con un suspiro de satisfaccion. Simon habia descubierto que esa era su manera de hacerlo todo. Alegremente, gozosamente, con una alegria de vivir extranamente femenina que le hacia sentir… nervioso.
Se habia jurado a si mismo no decir nada y no lo habia hecho. Cuando hablaban de Jess conversaban toda la noche. Sin embargo, cuando discutian temas personales, Simon o acababa pareciendo un tarado pomposo u optaba por callarse.
Bree no sabia lo que pensaba de ella. Nunca lo sabria. El habia enterrado su vida bajo una montana de responsabilidades, ella era un chispazo, una brisa fresca que el habia perdido hacia mucho tiempo. No habia excusa para la molesta atraccion que sentia hacia ella. Cuando estaban juntos la tension se elevaba como el cordel de una cometa en el viento. Por fortuna, tenia un control absoluto de si mismo.
– ?Bueno! -exclamo ella desperezandose en pie-. Creo que sera mejor que vaya a cambiarme.
Simon supo que iba a formular la pregunta que no queria hacer.
– ?No iras a salir con ese chico? No lo conoces de nada.
Bree le miro con ojos aterciopelados. Tuvo la desagradable impresion de que se divertia a su costa.
– Tom ya no es ningun chico, Simon. Es un hombre muy simpatico y bueno.
– Eso no lo sabes.
– Ha trabajado en la casa durante una semana. Lo conozco lo suficiente. Ademas, solo sera un baile. ?Que tal el filete? ?Llevaba mucha pimienta?
– El filete estaba estupendo. ?A que hora pasara a recogerte?
– No va a recogerme. Pienso ir en mi coche y nos encontraremos alli.
– ?Lo ves?
– ?Que he de ver?
– Si lo has arreglado para ir en tu propio coche es que no estabas segura de donde te metias.
– Es cierto -murmuro Bree.
– ?Que entiendes tu por «es cierto»?
– Me refiero a que tienes razon. No queria depender de el. Quiza beba. Quiza tenga en mente algo mas que un baile. No lo creo o no habria quedado con el, pero de vez en cuando, soy capaz de tomar mis precauciones.
Bree le palmeo la espalda como si ella tuviera cien anos y el fuera solo un nino. Pero al contrario. El era el adulto y ella la que tenia que madurar. Simon sabia que mientras se considerara como un tio para ella podria dominar el problema de la tension que aparecia cuando estaban juntos.
– ?No te molestara que vaya a divertirme un par de horas, verdad?
– Por supuesto que no.
– Si necesitas que haga algo…
– No necesito nada. Has estado trabajando como una esclava por mucho que te he repetido que no era necesario.
– Crei, sinceramente, que te gustaria que me quitar unas horas de tu vista. No puede gustarte que te gane todas las noches al ajedrez.
Simon era demasiado educado para decirle que la unica razon por la que ganaba era porque hacia extranas e imprevisibles jugadas de continuo.
– Piensalo,
– Me gustaria que lo hicieras -dijo observando la explosion de colores que se movia por la explanada-. Yo lo he intentado pero no ha servido de nada. No puedo creer todavia la clase de ropa que elige.
– Elige la que mas le gusta. ?Que tiene de malo? -pregunto ella riendo.
– Que solo tiene cuatro anos y ya lleva pendientes.
– ?Y ese es el problema? Este mes le ha dado por el glamour, por la elegancia. El que viene se dedicara en cuerpo y alma a las ranas.
Simon no podia comprender por que encontraba sus palabras tan tranquilizadoras si Bree no tenia ni el