– Maggie, soy el sheriff, Andrew Gautier… Andy.

Se acerco a la cama y le ofrecio una mano. El contacto duro no mas de un par de segundos; fue un saludo educado y cuidadoso, pero su palma era calida y fuerte, y su apreton tan directo y franco como parecia ser el hombre.

– No me han dejado muy claro si puedo hablar o no contigo -dijo-. Como conclusion he obtenido que si soy bueno y no te molesto demasiado, puedo quedarme un par de minutos, pero podemos dejarlo para otro momento si quieres. Siempre hay papeles que cumplimentar despues de un accidente, y ya que estaba en el hospital… ademas, Gert parece pensar que te tranquilizaria conocer algunos detalles del accidente.

– Si, te lo agradeceria mucho.

– De acuerdo.

Acerco una silla a la cama, saco un pequeno cuaderno de notas de un bolsillo y estiro las piernas. Desde luego era un encanto. No Mel Gibson, pero si un encanto.

No llevaba uniforme; parecia casi como si le hubiesen hecho salir de casa en mitad de la noche. Llevaba una vieja cazadora de cuero que se estiraba sobre una espalda imponente, y tanto los vaqueros negros como el jersey, parecian ser ya viejos amigos suyos. Llevaba el pelo corto y lo tenia negro como el azabache y algo humedecido por la nevada. Debia tener algo de sangre india, a juzgar por el color de su piel y lo marcado de sus pomulos.

Resultaba impresionante, tan impresionante que haria despertar hasta la ultima hormona femenina de cualquier mujer, pero sus ojos eran otra historia: profundos, oscuros, penetrantes. Si el era la ley, desde luego no la estaba mirando de una forma lo que se dice legal. Aquellos exoticos ojos la estaban mirando con un interes puramente masculino, y Maggie suspiro mentalmente. Era evidente que el accidente la habia trastornado, y la hacia imaginar cosas absurdas. Ademas, tenia cosas mas importantes en las que pensar, nada relacionado con hormonas. Pero, aun asi, lo primero que le salio de la boca fue un estupido:

– Debo parecer el trapo viejo que un gato se llevaria a casa para jugar.

El no paso por alto el comentario, sino que le dedico una sonrisa picarona.

– Si, bueno, parece que hay unas cuantas contusiones y quemaduras, pero voy a decirte una cosa: si fuera mi gato quien te hubiera llevado a casa, se ganaria una dieta de atun para el resto de su vida -dijo, y se palpo el bolsillo-. Demonios, he vuelto a perder el boligrafo. Si compro una docena, pierdo veinticuatro -se levanto de la silla y senalandola con el dedo, dijo-: no te muevas de aqui, ?vale? Nada de saltar por la ventana hasta que yo vuelva. Voy a quitarle un boligrafo a Gert. Ya esta acostumbrada.

Tardo un minuto escaso en volver, y volvio a acomodarse en la silla libreta en mano.

– Bueno, lo primero que necesito saber es con quien quieres que me ponga en contacto. Hemos encontrado informacion sobre el seguro de enfermedad en tu bolso, pero nada sobre tu pariente mas cercano, y no he encontrado a ningun otro Fletcher en la guia telefonica.

– Mi hermana vive aqui. Joanna Marks. No tenemos el mismo apellido porque ella se caso…, bueno, ahora es viuda -tan solo mencionar el nombre de su hermana le trajo un recuerdo ominoso e inquietante-. Pero no quiero que la llames. Yo lo hare. Se asustaria mucho si la llamase un policia, y estoy bien…

– Eso dice el medico, pero no van a darte el alta hasta manana como muy pronto. Ademas, necesitaras que alguien te lleve a casa y algo de ropa. Y supongo que tu hermana querra saber que te ha ocurrido, ?no?

– Si, pero es que no quiero preocuparla.

Su hermana se encontraba en un estado muy delicado, pero intentar explicarle a un extrano la situacion de su hermana necesitaria de mucha energia. Una energia de la que ella carecia.

– En ese caso, puede que haya alguien mas: un marido, un novio…

Hubo un brillo de picardia en sus ojos, y Maggie tuvo la sensacion de que la pregunta era algo mas que el modo de rellenar el espacio en blanco de un informe.

– No. Amigos si, por supuesto… pero a estas horas de la noche, no me parece necesario despertar a nadie para darle un susto. Llamare a mi hermana por la manana -trago saliva con dificultad-. En cuanto al accidente, sigo intentando recordar lo ocurrido, pero no lo consigo. Tengo el terrible presentimiento de que fue culpa mia. La enfermera, Gert, cree que no, pero no se si me estaba diciendo la verdad. Dios mio, espero que no hubiera ningun nino…

– Tranquilizate -dijo, acercandose mas a ella-. Un conductor ebrio invadio tu carril. Fue una colision frontal. Era imposible evitarlo.

– ?Estas seguro?

– Yo no lo vi, pero llegue unos diez minutos despues de que ocurriera. Fue en Main Street, asi que hubo cuatro testigos. Todos me relataron la misma historia, que comprobe con las huellas de los neumaticos, el estado de los coches… y todo apuntaba en la misma direccion. De hecho, el haber venido aqui es solo para cumplimentar el informe, porque en cuanto al accidente, no hay ninguna duda: tu no fuiste quien lo provoco.

Maggie lo miro a los ojos. La enfermera y el medico podian haberle mentido con la mejor de las intenciones, pero al ver la determinacion de la mirada de Andy, de su mirada y de su expresion, tuvo la impresion de que estaba frente a un hombre que nunca habia disfrazado la verdad. Y lo creyo. El unico problema que quedaba por resolver era, dado que ella no era quien habia provocado el accidente, ?por que se sentia culpable?

– El hombre que se estrello contra mi coche… ?esta bien?

– No lo estara, una vez haya presentado los cargos contra el y haya visto al juez Farley -dijo Andy con sequedad-. Pero en cuanto a las consecuencias fisicas, esta mucho menos malherido que tu. No has preguntado por tu coche, pero he de decirtelo, que es siniestro total. No es que yo sea mecanico, pero el morro quedo como un acordeon. De hecho, cuando lo vi por primera vez, no crei que pudiesemos sacarte de ahi en una sola pieza.

– El coche me importa un comino -replico-. Bueno, no exactamente, claro. Lo que quiero decir es que esta asegurado, y que no me importa comparado con el dano fisico de otra persona. Entonces, ?todo ha salido bien de verdad? ?Nadie mas ha resultado herido? -Tu no eres responsable de nada, y nadie mas resulto herido -ella lo miro fijamente y el se rasco la barbilla-. Aun te cuesta trabajo creerlo, ?eh? ?Es que nadie te ha dicho nunca que se puede confiar en un agente de la ley?

Eso la hizo sonreir.

– ?Crees que deberia confiar en un tipo al que no conozco de nada?

– Hombre, no. Solo en mi. Creeme, soy tan digno de confianza como un boy scout

– Ya. Bueno, la verdad es, sheriff, que… -Maggie dudo-. ?Es sheriff como debo llamarte? No he tenido que tratar con los agentes de la ley con demasiada frecuencia y no se como…

– Andy. Llamame Andy.

Maggie intento incorporarse y una docena de dolores la asaltaron, al tiempo que un verdadero tropel de carpinteros empezaban a martillearle la cabeza.

– Bueno, lo que queria decir… Andy… es que choque contra una valla cuando tenia dieciseis anos y que eso es lo mas cerca que he estado en toda mi vida de tener un verdadero incidente. Lo de no recordar me esta volviendo loca, y quiero irme a casa. Estoy convencida de que si estuviera alli, lo recordaria todo.

Pero, durante sus ultimas palabras, el habia estado negando con la cabeza

– Segun me han dicho, no hay posibilidad de que te dejen salir de aqui hasta manana por la manana.

– Si, lo se. Ya he hablado con los medicos, pero quizas, si tuviera a la ley de mi parte…

– No tengo ningun inconveniente en utilizar el peso de la ley, pero de su parte. Confia en mi: Gert te cuidara mejor que si fuese tu madre. La conozco bien y te colmara de mimos.

– Es que ese es el problema. No me gusta nada que la gente me atosigue con mimos.

Volvio a sonreir.

– Si, ya. Es la impresion que me habia dado.

– Se cuidar de mi misma.

– Seguro que si, pero no esta noche. Ademas, estoy seguro de que una noche de mimos no va a matarte.

– Quien sabe.

Otra sonrisa…, que desde luego no era la respuesta mas comun de los hombres frente a la susceptibilidad de Maggie en aquel tema.

– No se como es que no te he conocido antes. En una ciudad tan pequena como White Branch, sueles conocer a todo el mundo.

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