– Hace cuatro anos que vine a vivir aqui, pero no suelo ir por ahi robando bancos ni asaltando abuelitas…, excepto en mi tiempo libre, claro. Y tampoco soy una habitual de los accidentes de coche. Hasta esta noche, claro -levanto la almohada de la cabeza por el incesante golpeteo que sentia en ella-. Es que me resulta tan ridiculo esto de no poder recordar…, no soy de las personas que suelen derrumbarse ante una crisis. Es mas, en mi trabajo me dedico a rescatar a personas; pero en las ultimas veinticuatro horas hay un vacio absoluto en mi cabeza, y no soy capaz de recordar ni un solo detalle.
– Puede que lo recuerdes todo despues de haber dormido bien.
– Puede que lo recordase todo si estuviera en casa.
La enfermera de pelo rizado asomo la cabeza.
– ?Andy! ?Te voy a dar una paliza! ?Dijimos diez minutos, y aun estas aqui!
– Vale, ya me voy -Andy recogio su libreta de notas y su viejo Stetson de la mesa, se levanto y tras guinarle un ojo a Maggie, anadio mirando a la enfermera-: ?Sabes una cosa, Gert? Esta jovencita estaba intentando convencerme de que la ayudara a salir de aqui.
Su traicion dejo a Maggie con la boca abierta y a Gert le hizo darse la vuelta con mas rapidez que una gallina enfadada.
– Por encima de mi cadaver. Esta noche tienes que quedarte aqui. Una conmocion no es algo que deba tomarse a la ligera…
Y siguio despotricando sin parar. Las miradas de Maggie y Andy se cruzaron un instante antes de que el saliera, y Maggie susurro:
– Eres hombre muerto.
– Me marcho, Gert -dijo, y ya desde la puerta, anadio-: Nos volveremos a ver.
Capitulo 2
Cuando Andy aparco el coche frente a la puerta de la casa de Maggie dos dias mas tarde, se dijo a si mismo que aquella visita tenia justificacion. White Branch tenia pocos delitos de los que ocuparse, pero como en cualquier otra comunidad, siempre habia problemas. Una de las razones por las que a Andy le gustaba su trabajo era por el poder que su puesto le conferia para erradicar muchos de esos problemas casi antes de que brotasen. Y no era un poder que tuviese nada que ver con la placa y la pistola, sino mas bien con estar siempre atento a los posibles brotes. Por esa razon, patrullaba de vez en cuando por determinados vecindarios, y cuando alguien tenia un accidente, o sufria alguna clase de trauma, el procuraba hacer un buen seguimiento hasta asegurarse de que todo iba bien.
Maggie habia pasado por una experiencia traumatica como la que mas, y por lo tanto, era perfectamente razonable que, ya que pasaba por River Creek Road, hiciese una parada para interesarse por ella.
Quizas el recuerdo de aquellos ojos verdes de terciopelo hubiese andado enredando con sus suenos las ultimas dos noches. Quizas fuese ella la unica mujer desde que se habia divorciado, hacia ya cuatro anos, que se le habia quedado pegada al pensamiento como una lapa. Quizas su espiritu y su humor le habian gustado… especialmente estando tan vulnerable en aquella cama de hospital. Y si, quizas tambien la silueta de un pecho que habia adivinado en la cama del hospital.
Pero eso no tenia nada que ver.
Ocuparse del bienestar de la gente era simplemente su trabajo.
Al detener el coche, Andy se rasco la barbilla, pensativo. Maggie estaba alli, de pie en la puerta principal. Parecia estarse recuperando sin dificultades de sus heridas, a juzgar por la forma tan entusiasta en que se abrazaba a aquel hombre. Al verlo, dejo caer los brazos y con una mirada que era mitad curiosa, mitad picarona, dio un paso hacia su camioneta.
Como resultaba evidente que iba a recibirlo, Andy descarto la posibilidad de desaparecer de la escena, asi que abrio la puerta y bajo.
Un viento aspero quemo inmediatamente sus mejillas y se le colo por el cuello de la camisa. A juzgar por las nubes plomizas y opacas que avanzaban por el oeste, iba a caer una buena manta de nieve. Era una pena no haber tomado aquellas nubes como advertencia…, o aquellos ojos verdes como premonicion. Aunque no debian hacerle falta premoniciones a un hombre hecho y derecho de treinta y cuatro anos como el para imaginarse que a una mujer como Maggie no le faltaria nunca compania masculina.
– Hola, sheriff. Que sorpresa. ?Es que al final has encontrado algo por lo que arrestarme?
Le encantaria tener un cargo por el que arrestarla…, por quebrantar la paz, por ejemplo. La suya propia.
– Mas bien al contrario; habia pensado que durante un par de dias no tendria que preocuparme porque se te ocurriera robar ningun banco. Tienes demasiadas magulladuras como para intentarlo. Pero de pronto se me ocurrio reparar en lo aislada que queda tu casa, y decidi pasarme por aqui. Como estas sin coche, no estaba seguro de si tendrias algun medio para poder salir o para pedir ayuda.
– Te agradezco mucho el detalle, pero mi sobrino ha estado viniendo todos los dias en su moto de nieve a traerme la compra y todo lo que he necesitado. Colin, ven a conocer al sheriff Gautier. Andy, te presento a Colin Marks, el hijo de mi hermana Joanna…
Su sonrisa tenia tanta malicia que un hombre podria sentirse como golpeado por un rayo al mirarla, y Andy estaba todavia intentando recuperarse cuando sus palabras lo calaron. Sobrino. Hijo. Entonces el chico se planto delante de el con una mano tendida.
Debia medir un metro ochenta y tantos, cerca del metro ochenta y seis que media el, y tenia el mismo color castano claro de pelo y verde de ojos que Maggie. Por sus hombros y su estatura podria pasar por un hombre adulto, pero la falta de aplomo revelaba su corta edad.
– Me alegro de conocerte, Colin -lo saludo.
El chico dio un paso mas hacia el y a punto estuvo de tropezarse con sus propios pies.
– Yo tambien me alegro de conocerte -dijo, y bajo rapidamente la mirada-. Maggie, tengo que irme. Mama se estara preguntando donde estoy.
Su sexto sentido de policia le dijo a Andy que algo no andaba del todo bien, que algo estaba pesandole al adolescente, pero tambien se dijo que quizas fuese una primera impresion equivocada. Maggie le dio otro abrazo y segundos mas tarde, Colin se subio a su moto y desaparecio en una nube de nieve.
– ?Quince? -aventuro Andy.
– A punto de cumplir dieciseis. Y tengo otro sobrino, Rog, con un ano menos. Colin es un buen chico, aunque alguna que otra vez se desmanda un poco. Los dos tienen buen corazon. Su padre murio el ano pasado, y tanto ellos como mi hermana lo han pasado francamente mal. Pero bueno, antes de que me enrolle con historias de mi familia que a ti te interesaran un comino… ?vas a permitir que una invalida se congele aqui fuera, o vas a entrar a tomar un cafe?
– Eso de invalida… -en su opinion, lo que estaba era arrebatadora. Llevaba el pelo suelto, y el sol hacia brillar en el hebras de miel. Se habia hecho la raya a un lado, pero aun asi se podia entrever el hematoma de la sien derecha. Iba muy poco maquillada, lo suficiente para intentar disimular las ojeras, y el cuello de su jersey rojo ocultaba el vendaje del cuello. Era evidente que no queria que nadie se preocupara por ella, y desde luego aquella sonrisa podia convencer a un hombre de que jamas habia sufrido un accidente.
– Bueno, las marcas mas llamativas estan tapadas. Tienen tantos colores y tan brillantes que me encantaria poder ensenarlas, pero me temo no estar dispuesta a montar esa clase de espectaculo sin una orden judicial. Y supongo que no habras traido una, ?verdad?
– Vaya, hombre… pues no. Pero si me dejas pensar un momento, seguro que puedo encontrar algun cargo que…
Ella se echo a reir.
– Mientras tanto, ?como quieres el cafe, solo o con leche?
– Solo, pero no quiero causarte molestias.
– Tonterias. Aqui fuera me estoy congelando y a mi tambien me vendria bien tomar algo caliente. Vamos, entra y no, no tienes que quitarte las botas. Este suelo aguanta bien la nieve.
Entro detras de ella, se quito la cazadora y la colgo de una percha junto a la de ella. Bajo la cazadora, Maggie llevaba un jersey rojo de cuello vuelto, vaqueros y calcetines gordos. Ropa comoda y practica, pero que no