Mick. La luz de la luna brillo en su cabeza rubia unos segundos antes que el se perdiera en las sombras del porche. Luego Kat oyo el crujido de la mecedora, y despues el ruido seco de una lata al abrirse.
Ella todavia no se habia tragado el sorbo de jerez. Cuando lo hizo, le quemo como fuego liquido. Toda la noche se habia dicho que hablaria con su vecino en cuanto se le presentara la ocasion. Por desgracia en ese momento se le presentaba la oportunidad perfecta. Estaba solo, las chicas estarian dormidas y nadie los podria interrumpir.
Nerviosa, se tomo el resto de su jerez y dejo la copa en la barandilla. Nunca se habia entrometido en asuntos ajenos. Le costaba mucho romper esos inquebrantables principios, pero, si ella no hablaba con Larson, ?quien lo haria? Sin duda el se molestaria. ?Y que? Ademas Kat no carecia de tacto, no iba a ir a decirle que era una rata egoista e insensible.
Solo iria a saludarlo amablemente. Y luego lo reganaria por su actitud.
El rocio le mojo los pies descalzos antes que llegara a la valla de al lado. El cesped le picaba los pies, pero no era nada comparado con la inquietud que sentia.
Kate se tuvo que recordar como las chicas habian devorado todo lo que sacaron de su nevera, como le habian descrito las tareas domesticas que tenian que realizar, su ansia de atencion y, claro, la ducha vaginal. Llego hasta la valla, animada por el jerez y una gran resolucion.
– Buenas noches -dijo y avanzo con determinacion.
Mick estaba recostado en la sombra, pero ella noto que volvia la cara.
– Buenas noches, vecina.
– Por fin hace un poco de fresco.
– No tanto.
– Dicen que habra otra ola de calor manana.
– Asi es.
Kat se apoyo en la valla de madera y recordo, demasiado tarde, que nunca habia intercambiado con su vecino mas que algunos monosilabos y frases de cortesia.
Durante cinco anos, siempre se habia sentido extranamente inquieta e incomoda cada vez que estaba cerca de el. Nunca lo habia entendido. No era timida con los hombres. Le agradaban, los conocia, trabajaba con ellos. Y Mick nunca habia sido grosero o poco amable con ella. Mas bien al contrario. En las raras ocasiones en las que se cruzaban, el siempre la trataba con comedimiento, como si le temiera un poco.
Kat se habia acercado con la intencion de hacerle recapacitar sobre su comportamiento, pero, pensandolo bien, ya no le parecia tan buena idea.
Ella sabia lo que las chicas le habian contado, pero el hombre que estaba apoyado en la barandilla de su porche no parecia en absoluto una rata egoista. Mas bien parecia un hombre cansado.
En realidad parecia agotado. ?Hacia cuantas semanas que ella ni siquiera lo miraba con atencion? La luz de la luna delineaba los firmes contornos de su cara. Ella podia ver claramente las ojeras violaceas que tenia.
June le habia dicho una vez cuantos anos tenia su esposo, pero Kat se habia olvidado. ?Tendria treinta y siete, treinta y ocho? No parecia tener treinta y ocho. Llevaba el torso desnudo y su musculatura era la de un hombre mucho mas joven. Su pelo abundante y ensortijado tenia el color del trigo. El sol lo habia aclarado y hacia que contrastara con el bronceado de su piel.
No era guapo, pero tenia un atractivo varonil indiscutible. Era evidente que se trataba de un hombre que trabajaba duro y se divertia lo suficiente; tenia la mandibula cuadrada y el ceno de un hombre acostumbrado a vivir de acuerdo con sus propios valores. Era un hombre vital y sin complicaciones.
Era corpulento y andaba con la gracia de un tigre en la selva, con una mezcla de poderio y discrecion. Mick era fuerte, pero nunca parecia amenazante.
Sin embargo, a esa distancia, a Kat si le parecio intimidante. Sintio un nudo en el estomago. A la luz del dia, los ojos de su vecino eran azul claro. En ese momento eran muy oscuros, tan oscuros como la noche y se clavaban de manera tan intensa en la joven que su nerviosismo se hizo casi insoportable.
– No tienes por que sentirte incomoda -dijo el con suavidad-. Somos vecinos y tu vives sola. Ya te he dicho antes que me puedes venir a ver cuando quieras.
– Yo.
– ?Esta goteando algun refrigerador? ?Se te ha estropeado algun aparato en la cocina?
– Pues… no.
Mick levanto una ceja.
– No vienes con mucha frecuencia a charlar conmigo. Supuse que tendrias algun problema.
– Hay algo…
Pero Kat volvio a guardar silencio. Mick sonrio y dijo:
– Eres muy buena con mis hijas. Hablan de ti todo el tiempo. Hace mucho que tengo que darte las gracias.
– ?Si? Bien -Kat aspiro a fondo, sonrio y dijo insegura-: Es sobre ellas sobre lo que quisiera hablar contigo, si me lo permites.
– ?Sobre mis hijas? Por supuesto, cuando quieras.
Una vez mas, la joven volvio a respirar profundamente y se lanzo con determinacion:
– Diantres, Mick, Angie necesita un sosten.
Mick la miro azorado.
– ?Que?
– Y se que no es asunto mio -ya nada podia detener a Kat-, pero si fuera mi hija, iria a hacerle una visita a ese tal Johnny con un rifle cargado. Mick, Noel no es mi hija pero me preocupa tanto como si lo fuera. Y me parece magnifico que los chicos aprendan a tener responsabilidades, pero es demasiado para tus hijas limpiar toda la casa, lavar la ropa y preparar las comidas. Y aparte esta la cuestion del sexo. Si te cuesta trabajo hablar con ellas de esos asuntos, podrias comprarles algunos libros bien documentados y serios o, al menos, decirles donde pueden conseguir informacion fiable. No es que yo no quiera hablar de ello con ellas, pero no me parece correcto hacerlo sin tu consentimiento. ?Como puedo saber cuanto quieres que ellas sepan? Y ademas esta la comida. Ya se que a nadie le gusta cocinar. Menos a un hombre. Pero lo menos que podrias hacer seria tener llena la nevera de cosas saludables, nutritivas. No solo porquerias. Y Noel habla de hacerse otro agujero en la oreja…
– ?Podrias darme un respiro? -la interrumpio Mick en tono apacible.
Pero en ese momento Kat no podia. Le habia costado demasiado comenzar y ya no podia detenerse.
– Se que no es asunto mio. Es posible que pienses que soy una entrometida, un fastidio. Tienes todo el derecho del mundo a educar a tus hijas como quieras, pero, Mick, necesitan atencion, interes. Y deben tener una guia. Al menos deberias acordarte de darle dinero a Noel para comprar comida…
– Kathryn…
– Noel le dijo a Angie que una chica no puede quedarse embarazada la primera vez. ?Es increible! No saben nada de la vida y se estan dando informacion equivocada.
– Kathryn…
– Comprendo que tengas que hacer barcos para ganarte la vida, pero ?seria tan desastroso para la industria naviera si dejaras de construir algunos para dedicarles ese tiempo a tus hijas? Se que el dolor por la perdida de un ser amado no es facil de sobrellevar; se que June fue maravillosa, pero tus hijas estan vivas. Angie solo se pone tus camisas…
– ?Kat!
– ?Son demasiado jovenes para cargar con la responsabilidad de toda la casa! Por favor, no te enfades, pero…
– No estoy enfadado…
Hubo un momento de silencio, luego Kat dijo:
– Por supuesto que lo estas. Y no te culpo.
– No.
Siguio otro momento de silencio.
– Deberias estarlo.
– No lo estoy. Por un lado me siento como un muchacho al que se reprende con severidad, pero por otro creo