Will la oyo suspirar y sintio que acurrucaba la cara en su cuello. Se quedaria dormida en pocos minutos. Estaba agotada de ese dramatico dia.

Pero el se dio cuenta de que no podrian volver a ser como eran antes. Ninguno de los dos.

Will llegaria en cualquier momento. Laura levanto la cabeza para ponerse un pendiente al mismo tiempo que metia los pies en unos zapatos de tacon altisimos. Lo bastante altos para romperse el cuello cuando corrio por la habitacion buscando el cepillo.

Will siempre habia sido al que se le ocurrian las ideas romanticas. Esa noche era su turno. Se habia puesto ropa interior sexy de seda, perfume, medias con costuras y un vestido negro con un gran escote.

Will habia estado muy callado la semana anterior. Demasiado. Laura sabia lo mucho que el valoraba en su relacion la libertad de hacer lo que quisieran a cada momento. El bebe lo habia puesto todo patas arriba.

Y a ella tambien. Laura se paso el cepillo por el pelo. Ella era la amante de Will. Entonces Archie aparecio en sus vidas y ella se convirtio en una refunfunona y una llorica, siempre agotada. Nada que ver con la mujer relajada y despreocupada de la que el se enamoro, a la que entendia. Y dificilmente la amante que necesitaba.

Bueno, pues eso se iba a arreglar.

Entonces oyo el timbre.

Fue a la puerta lo mas rapido que le permitieron sus tacones altos y la abrio.

– Hola -dijo Will.

Estaba despeinado. Se inclino para besarla. Sus labios estaban frios y la expresion en sus ojos era extrana.

Laura trago saliva. Parecia que Will no habia captado su indirecta sobre una «cena especial». Llevaba pantalones vaqueros, botas viejas y un jersey de lana. Y esa mirada en sus ojos… Paso junto a ella como si estuviera en otro mundo.

– ?Will? ?Estas bien?

El se giro rapidamente y sonrio.

– Claro.

Pero Laura se preocupo. El no parecio notar que ella estaba arreglada para seducir a un monje. Ni siquiera noto que tenia el pelo bien peinado, algo anormal. Pero si noto su perfume, porque volvio a acercarse y le dio un besito en el cuello.

– Estas buscandote problemas con ese perfume.

Cierto. Asi era. Y aunque Will tenia mas talento en gestos extravagantes y romanticos, ella habia quedado muy satisfecha con lo que habia preparado. Pero nada estaba sucediendo como habia planeado.

Will dejo su cazadora en el perchero y se quito los zapatos.

Laura tenia un delicioso vino enfriandose en un cubo con hielo, pero el se sirvio una cerveza antes de que ella pudiera ofrecerselo. En el salon puso velas olorosas y fragantes, pero el encendio la luz en cuanto entro. Todo en la cocina estaba preparado. Ella se habia imaginado que le serviria como a un sultan. Pero fue Will el que miro en el horno, metio un tenedor en la carne para comprobar si estaba hecha y sirvio el arroz, no en los cuencos de cristal tallado de su madre, sino en unos normales.

Y entonces no comio. Ni tampoco pudo ella. No habia una razon especial para pensar que algo iba mal. Will estaba ayudando como hacia siempre. Si no habia notado todo lo que habia preparado Laura, no era por ser desconsiderado. Tenia derecho a estar distraido. Pero habia estado asi toda la semana, y Laura temia que ya no sintiera lo mismo por ella, y temia perderlo. Y el nudo en su garganta siguio aumentando hasta que le resulto completamente imposible tragar nada.

Will finalmente bajo tambien su tenedor.

– ?Quieres dar un paseo?

– Un paseo -repitio Laura.

Sinceramente, su plan original habia sido acurrucarse con el despues de cenar. La opcion de un paseo nunca habia pasado por su cabeza, y menos en una noche fria y negra.

– Ninguno de los dos parece tener mucho hambre. Y hay algo de lo que me gustaria hablarte.

– Bien… vale. Vamos a dar un paseo.

Laura estaba cada vez mas preocupada, y no sabia si tendria valor para oir lo que tenia que decirle, y tambien estaba el pequeno problema practico de helarse con esa ropa.

Posiblemente Will si se habia fijado en su escote despues de todo, porque fue al dormitorio y le saco un jersey para que se lo pusiera sobre el vestido. Se lo puso, pero el efecto tenia que ser ridiculo, y mas aun cuando Will le dio un anorak. La falda era larga, y como no habia modo posible de que pudiera andar con esos tacones, se puso unas botas.

Will le dio un beso en la mejilla, aparentemente dandole las gracias por parecer una vagabunda. Por suerte, fuera no habia ningun vecino para notar su atuendo. Las calles estaban vacias. Todo el mundo estaba metido en sus casas agradables y calentitas… excepto ellos. La noche era helada, pero no habia viento exceptuando el vaho de su respiracion.

Recorrieron la manzana, con Will llevando el paso con tanta rapidez que evitaba cualquier posibilidad de conversar. Pero entonces, de pronto, disminuyo la marcha, y suavemente le dio un apreton en la mano enfundada en un guante.

– Necesito tu ayuda con algo.

– Por el amor de Dios, Will. La tienes.

– Hay algo que quiero decir, Laura. Algo que quiero pedirte. Pero tengo mas miedo que en toda mi vida, de hacerlo mal.

– Montana, soy yo. No hay nada que puedas decirme que este mal. Pense que lo sabias.

– Bueno, esto es diferente… -respiro profundamente y se metio una mano en el bolsillo del vaquero, volvio a sacarla y le mostro una cajita de terciopelo negro-. Espero que quieras esto tanto como yo quiero dartelo.

Ella se quito un guante y abrio la cajita. Will le habia regalado antes todo tipo de joyas, pero nada como eso. Era un anillo de oro sencillo, sin adornos. Laura levanto la mirada.

– Me enfade mucho cuando me acusaste de intentar comprar tu afecto, Laura, pero creo que tenias razon. Sentia que tenia que darte cosas para conquistarte. De nino nadie me queria a menos que fuera util en algo. Durante mucho tiempo llegue a asociar la seguridad con el dinero. Pero el dinero no tiene nada que ver con la seguridad que realmente es importante, ?verdad?

– No -susurro Laura.

– Imagine que no creerias que yo realmente habia cambiado a menos que te lo demostrara. Admito que me costo mucho darte un simple anillo de oro. Por mi te habria llevado a pasar un fin de semana en Turquia, con arena caliente, luz de luna y una cena lujosa, antes de atreverme a hacerte la pregunta. Pero de este modo esperaba que me creyeras. Asi lo sabrias. No intento ocultar o fingir que no tengo nada que ofrecerte aparte de mi.

Laura le echo los brazos al cuello.

– Yo me he enamorado de ti. No de los regalos ni de las cosas, Montana.

– Ya, bueno, parece que yo he tardado mucho en darme cuenta de eso. Demasiado. Siempre habia pensado que no era un hombre familiar y no estaba hecho para el matrimonio y los hijos. Mis padres no lo fueron, y yo no queria hacerle eso a una mujer, a una familia, dejar que se dieran cuenta de que era incapaz de echar raices - Will se aclaro la garganta-. Y cuando llego Archie, me asuste. Imagine que de ningun modo podria llegar a ser un padre adecuado y una persona hogarena… Pero nunca he encontrado una paz igual como durante los dos meses que ese monstruo estuvo con nosotros, viniendo a tu casa, viviendo como lo haria una verdadera familia. La noche que Archie se marcho, cuando tu dijiste que querias que todo fuera como antes… me asustaste. Porque yo quiero mas, Laura. Lo quiero todo. Y lo quiero contigo.

Laura le toco la mejilla.

– Yo no te dije exactamente toda la verdad. Estaba intentando decirte lo mucho que te amo, Will, y lo mucho que significas para mi. Y justo entonces, estaba segura de que Archie te habia dejado harto de bebes para siempre.

– Podria haberlo hecho… si yo no hubiera pensado que nuestros hijos serian mucho peores que el.

– No lo dudes. Solo de pensar en que heredaran tu energia agotadora y fuerza mental…

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