– Ese sera el ultimo. Estoy deseando que los abras.
– Hasta manana no es Navidad -protesto Laura.
Pero Will insistio, tirando de ella.
Una vez Laura estuvo instalada en la alfombra junto al arbol, Will saco el monton de regalos de su saco. A Laura se le puso un nudo en la garganta. Debio imaginar que Will querria con ella una navidad privada. Ella le habia convencido para que fuera a comer al dia siguiente.
Solo iria su padre, ya que su unica hermana se habia mudado al otro lado del pais. Pero Will habia crecido solo, un huerfano, y se sentia incomodo con las fiestas y tradiciones familiares.
Laura entendia que el quisiera compartir con ella una Navidad privada, pero esa generosidad era demasiado. El primer paquete era un camison blanco de seda. El siguiente, un monton de peliculas clasicas para el video. Habia calcetines de Mickey Mouse para un ano, una caja de bombones, una enorme toalla de bano roja, un jersey de lana.
Con cada paquete se sentia mas incomoda. Ella siempre habia sido mas feliz dando que recibiendo. Pero el se estaba divirtiendo y ella no queria estropearle el momento. Asi que todo fue mas o menos bien hasta que abrio el ultimo regalo. Era una caja pequena de terciopelo negro, y dentro habia un colgante de zafiro en forma de corazon, precioso.
– Will… no puedes hacer esto.
– Puedes cambiar lo que no te guste.
– No tiene nada que ver con el gusto. Es porque me has dado demasiados regalos y has gastado mucho dinero. Y no puedo aceptar algo asi.
Tenia miedo de tocar la joya. La cadena de oro era muy delicada y los zafiros parecian tener vida propia.
– ?Por que?
– Porque yo no puedo hacerte a ti lo mismo.
El tambien estaba rodeado de cajas. Laura le habia comprado guantes y una bufanda que el se habia puesto al cuello, ilusionado como un nino.
– Laura, de nino nunca tuve nada. Ahora tengo mucho dinero y no hay ninguna razon por la que no pueda gastarlo como mas me guste. Y adoro sorprenderte. ?Que tiene de malo?
No era la primera vez que ella intentaba discutir el problema de su extravagancia, pero era imposible.
– Sorprenderme esta bien. Las sorpresas son maravillosas, pero aceptar un colgante asi es… diferente. Es demasiado caro. Y no quiero que pienses que tu dinero me importa.
El la miro divertido.
– Bueno, si ese es el unico problema… Ya se lo que opinas de mi dinero. Deberias haberme dejado que cambiara el tejado de esta casa si no fueras tan alergica a un poco de ayuda. Y tambien deberias haberme dejado que cambiara tu vieja y oxidada lavadora. Casi me cortaste la cabeza cuando te arregle los frenos del coche, ?recuerdas? Pense que ibas a estrangularme.
– Yo puedo arreglar los frenos de mi coche.
– Lo se, senora Independiente. Pero estabas esperando un cheque el viernes, y esos frenos fallaron el martes. Era una cuestion de seguridad, no de dinero.
– Estas intentando distraerme. No estamos hablando sobre frenos, sino sobre colgantes.
– Puedes tirarlo si no lo quieres.
– Por encima de mi cadaver. Te estoy diciendo que no necesito que seas tan extravagante conmigo. Habria sido muy feliz con un llavero, por el amor de Dios…
– ?Necesitas un llavero nuevo?
Eso basto. Laura se echo sobre el con un grunido de frustracion. Will era capaz de salir a comprarle un llavero incluso a esa hora. Tenia que haber algun modo de distraerle para que pensara en otra cosa.
Y la habia.
El beso fue para el como un narcotico. Cayo hacia atras, sobre los lazos y papeles de regalo. Y la tenia sujeta de la cintura, asi que ella cayo encima.
Sus lenguas se encontraron. Will estaba hambriento y sus manos tocaban su cuerpo sin parar. Ella sintio que su cuerpo se puso duro y caliente de deseo.
– No voy a quedarme con el colgante.
– Ya hablaremos de eso… pero luego.
La puso bajo el. Rapidamente, se dio cuenta de que ella no llevaba sujetador bajo la sudadera. Fue un error peligroso no ponerse sujetador estando Will cerca, pero era muy divertido tentarlo.
El necesitaba tentacion. Habia cientos de cosas que ella no entendia sobre el hombre misterioso de quien se habia enamorado. Pero sabia que no tenia apellido. El habia elegido Montana porque fue el estado en el que nacio, y no tenia ningun lazo familiar con nadie. Quizas el amara ese abandono porque fue abandonado de pequeno. Quizas se entregara tan completamente porque era el unico modo de expresar sus sentimientos.
Laura consiguio quitarle el cinturon y sacarle la camisa. Queria tocarlo, pero el no la ayudaba. Will ya le habia quitado la sudadera y habia metido la cabeza entre sus pechos. Sus mejillas eran rugosas y eroticas, especialmente comparadas con su lengua. Will conocia su cuerpo mejor que ella misma.
Al final Laura gano la batalla con los botones de la camisa y se la quito. Cuando su pecho quedo desnudo, ella extendio las manos por su piel.
La luz de las velas brillaba en la cara de Will, reflejando la solitaria oscuridad en sus ojos. Las luces de colores del arbol se reflejaban en sus enormes hombros desnudos. Ese hombre solitario que necesitaba una familia habia sido el que le habia robado el corazon, y no el amante extravagante y alocado.
Aunque posiblemente su relacion con el era solo un sueno. Posiblemente su misterioso caballero evitaba temas como los bebes y las familias porque no tenia interes en ello y nunca lo tendria.
– ?Que ocurre, Laura?
– Nada.
Lo beso con fuerza, queriendo borrar todos sus miedos. Dado su pasado, era normal que el no quisiera compromisos. No sabia nada de la felicidad de una familia, y Will no era un hombre al que se pudiera forzar.
Aun asi, ella nunca habia estado tan enamorada.
– Laura.
– Sshh…
– Laura, hay alguien en la puerta. Estan llamando.
No era posible. Laura acababa de oir el reloj de cuco en la cocina que habia dado las doce. Nadie podria llamar a esa hora.
Pero entonces oyo los golpes impacientes en la puerta, y miro a Will confundida.
– No puede haber nadie ahi.
– Pues lo hay. Yo me ocupare.
Will recogio su camisa y se puso de pie.
Laura se paso una mano por el pelo revuelto. Se levanto y busco su sudadera. Se la puso y trato de ordenarse el pelo mientras iba tambien hacia la puerta.
Cuando Will la abrio, sus anchos hombros le bloquearon la vision.
– ?Quien es?
Entonces se puso junto a Will y lo vio.
No habia visto a su hermana pequena desde hacia un anos. A Laura nunca le habia gustado el hombre con el que ella se caso tres anos antes, pero la pareja se habia mudado a Oregon, lo que parecia el otro lado del mundo.
Deb se quedo embarazada el ano anterior, y a pesar de que las conferencias eran muy caras, Laura llamaba a menudo a su hermana. Y estaba preocupada, porque ultimamente Deb le parecia distinta. Ella sabia que el embarazo suponia un trastorno emocional, y Deb le habia dicho una y otra vez que estaba bien y feliz, de manera que penso que se preocupaba sin necesidad pues, segun creia, su hermana no tenia ninguna razon para mentirle.
Pero no se dio cuenta hasta ese momento de lo bien que mentia Deb.
Deb no llevaba sombrero, y su vieja chaqueta de lana estaba abierta y sin botones. Habria perdido casi diez kilos desde la ultima vez que Laura la vio, y a su hermana nunca le habia sobrado peso precisamente. Deb siempre habia sido la bella de la familia, pero en ese momento tenia las mejillas hundidas y el rostro demacrado,