– Quedese aqui y no se mueva -ordeno con voz firme-. Barbara, quedate con ella y no la dejes moverse. Llama a los de seguridad si hace falta. Tina, trae a la pequena.
Esta entro donde Jock le indicaba practicamente corriendo. Cerraron la puerta con llave y la madre se quedo al otro lado. Por lo menos podrian concentrarse en la nina. Seguia sin respirar y el color morado se estaba convirtiendo en un blanco sucio.
– Tenemos que meterle un tubo. No hay tiempo… -exclamo Tina.
La garganta de la nina estaba hinchada y se habia cerrado completamente. No habia manera de reanimarla sin un tubo. No habia espacio en la garganta para que entrara oxigeno y tampoco tiempo para que un antihistaminico actuara. Pero no hizo falta que Tina dijera a Jock lo que tenian que hacer. Antes de que dejara a la nina sobre la camilla, Jock estaba preparandolo todo. Puso una capa de lubricante en el tubo y se volvio, mientras Tina ponia a la nina sobre la espalda y la agarraba por la cabeza para levantarle la barbilla. Actuaron como dos partes de un mismo cuerpo. Tina era la anestesista y, por tanto, quien tenia la habilidad para meter el tubo. Jock agarro a la nina y la coloco de manera que Tina pudiera insertarlo en la laringe.
Las cuerdas bucales estaban muy hinchadas.
Antes de que el tubo estuviera en su sitio, Jock preparo rapidamente una inyeccion de adrenalina y a continuacion, y antes de que Tina tuviera tiempo de decir nada, el ya habia preparado la bolsa de ventilacion. En segundos, en decimas de segundos, lo conectaron. Entonces, mientras Tina soplaba suavemente para meter aire en el cuerpecito inmovil, Jock comenzo a ponerle la inyeccion.
La bolsa de ventilacion se ensancho una vez. Otra vez y otra. ?Por favor, que llegaran a tiempo! Suplico Tina. Y entonces la nina dio un suspiro largo y el pequeno pecho comenzo a moverse hacia arriba y hacia abajo. Tina estuvo a punto de desmayarse de alivio.
?Quien queria ser medico?, pensaba Tina con tristeza, mientras observaba como la nina respiraba. Diez minutos antes estaba tomando una taza de te con Barbara y de repente tenia que luchar por salvar una vida…
La mujer sostuvo el tubo cuidadosamente en su sitio, previniendo la reaccion natural de la nina antes de que tuvieran tiempo de ponerle un sedante. Sin este podia ahogarse con el tubo. Pero Jock ya estaba preparando el antihistaminico y el sedante. Sin Jock ella no habria podido salvar a aquella nina, admitio en silencio.
A continuacion penso en que la pequena Marika Hughes se pondria bien, pero pasaria el resto de su vida teniendo que cuidar su alimentacion y llevando en el bolso adrenalina y antihistaminicos, ya que habia muchos productos que llevaban cacahuetes y no estaban descritos en el envoltorio.
Se oyo un golpe en la puerta y Tina, a pesar de su estado de animo, pudo contestar. Barbara estaba alli, con expresion preocupada. Miro a la pequena Marika, cuya carita comenzaba a recuperar el color, y el rostro de Barbara se sonrojo de excitacion.
– ?Gracias, Dios mio! ?Ya esta bien?
– Eso creo -contesto Tina, con una sonrisa nerviosa. Hizo un gesto hacia Jock, que todavia estaba con la nina. Le dejarian el tubo colocado varias horas, hasta que la hinchazon se bajara por completo. Tendrian que ponerle un sedante para ello.
– ?Como esta su madre? ?Se ha tranquilizado?
– Tuve que hacer que se desmayara. Lo siento. No hay mas doctores hoy en el hospital y tan pronto como os encerrasteis aqui se puso como loca. Dio un patada a Eric y si no la hubieramos detenido habria echado la puerta abajo.
Tina hizo una mueca. Menos mal que Eric, el guardia de seguridad, era fuerte.
– ?Que le diste?
– Un valium. Eric la sujeto y yo le puse una inyeccion. Ademas llego en ese momento el marido y le ayudo-. Barbara se toco el brazo magullado-. Nos habria ganado a todos.
– Puedes denunciarla. ?Estas bien?
– Si, claro. Sobrevivire. Y no la denunciare, estaba aterrorizada. Su marido esta aqui todavia -anadio, mirando de nuevo a Marika-. ?Podeis hablar con el? Esta muy nervioso, aunque no es tan peligroso como su mujer.
Tina miro de reojo a Jock. Este seguia trabajando en la nina. Tina miro sus manos y penso que eran maravillosas. Y su rostro…
Jock amaba a los ninos, penso Tina. El pensamiento fue como si le dieran un golpe en el estomago. Verdaderamente los amaba y querria tener hijos propios.
Tambien querria una esposa, aunque no en ese momento. ?Que mas daba? El hijo de Jock vendria al mundo y el no querria saber nada de el.
– Volvere en unos minutos, Jock -declaro Tina-. ?Te puedes quedar con ella un momento?
– No te preocupes.
No tenia que haber preguntado, lo sabia. Nada apartaria a Jock de una nina cuya vida estaba en peligro. ?Como reaccionaria ante un hijo suyo?
Paso media hora antes de que Tina pudiera ver a Jock de nuevo. Lo primero que hizo fue tranquilizar a Barry Hughes, asegurarle que todo se iba a arreglar, y luego ir a ver a su mujer. La habian puesto en una habitacion individual y Tina escribio una nota para que se pudiera quedar alli toda la noche. Para Barry ya era suficiente trabajo volver a casa a cuidar de los demas hijos.
Luego tendria que escribir una nota aparte para que Barbara no tuviera problemas por haber administrado valium sin ordenes de un doctor.
Claire estaba casi dormida, profundamente sedada. La tenian atada en una cama y una enfermera la acompanaria toda la noche. Consiguio abrir los ojos cuando Tina entro.
– Yo… ?Oh, Marika…!
– Marika esta a salvo -dijo Tina con firmeza, acercandose para tomar la mano de la mujer-. Esta bien. Se ha quedado dormida enseguida. El doctor Blaxton cuida de ella. La vera por la manana, pero esta fuera de peligro.
– ?Mi nina! Lo siento mucho…
Por la mejilla de la mujer resbalo una lagrima. Inmediatamente despues quedo dormida.
Jock estaba en la sala de urgencias infantil con Marika, cuando Tina entro finalmente. No habia nadie mas. Barry se habia ido ya a su casa con los otros dos hijos y Tina penso en el sin poder evitar cierta lastima por aquel hombre que tenia tres hijos pequenos y una mujer que reaccionaba histericamente ante una urgencia.
Tina se quedo en la puerta y observo a Jock unos minutos antes de entrar. Jock, sin darse cuenta de su presencia, estaba sentado totalmente tranquilo, observando emocionado la respiracion de la pequena.
Era como si no estuviera cansado, penso Tina. Era como si no hubiera nada mejor en el mundo que mirar la respiracion de la nina. Jock era capaz de dar tanto amor…
Sin darse cuenta, la mano de Tina habia bajado a su abdomen y permanecio alli. Estaba ya de seis semanas y en cinco semanas mas Jock se marcharia al otro lado del mundo. ?Miraria alguna vez a su hijo con la ternura con que estaba mirando a aquella nina?
Imaginaba que no, “habia demasiados…”. Pero tenia que decirselo y no era facil.
– ?Jock?
Jock alzo la vista y esbozo una sonrisa ausente. Solo le importaba esa nina y no podia concentrarse en Tina. No en ese momento.
– Esta bien -dijo suavemente-. La enfermera vendra enseguida y cuidara de ella, pero me he quedado para asegurarme de que su estado es estable. No hace falta que te quedes.
La echaba. No habia duda en la intencion de su tono. Sin embargo Tina tenia algo que decir. Tenia que ser dicho y no habria un momento mejor que aquel, en esa sala casi a oscuras, en la intimidad de un suceso compartido, en el momento antes de que el mundo irrumpiera de nuevo.
Lo unico que necesitaba era coraje para ignorar la frialdad y mantenerse firme hasta terminar. Le diria lo que el menos queria escuchar, lo que llevaba toda una vida evitando. Tomo aire, se seco las manos, repentinamente humedas, y cruzo la sala para sentarse al otro lado de la cama de la nina.
– Jock, tengo que hablar contigo. Tengo…
– ?Tienes problemas de salud?
– En cierto modo si. Estoy embarazada -anadio, levantando la barbilla.