– Oh, Tina…
– Y ahora, antes de que comiences a planear bodas, vamos a dejar una cosa clara -dijo Tina a su hermana-. No voy a casarme con Jock. Embarazo o no embarazo, el matrimonio no entra en mis planes. No voy a intentar atrapar a Jock casandome.
– Pero…
– Christie, me dijo: “Tendremos que casarnos, no veo otra salida”. Y me lo dijo como si estuviera a punto de vomitar.
– Entiendo.
– Sabia que lo entenderias, pero el no lo entiende. No entiende por que yo…
– ?Quieres decir que insiste en…?
– Quiere portarse noblemente -estallo Tina-. Quiere una esposa y un hijo como querria morirse, pero va a hacer lo correcto por nosotros.
– Ya veo. ?Se lo has dicho?
– Si. Me ha dicho que hablaremos manana, cuando estemos un poco mas tranquilos.
– Nos casaremos el dia siete de noviembre.
– ?Perdon?
Eran las diez de la noche del siguiente dia. Tina habia llegado al hospital hacia unos minutos y ni siquiera habia tenido tiempo de cambiarse y ponerse el estetoscopio en el cuello, cuando vio aparecer a Jock.
– Es la primera fecha que me pueden dar -explico Jock-. Hay que esperar un mes desde que pides la licencia hasta que te casas.
– Lo siento. Tendras que explicarmelo mejor. Creo que he perdido parte de la conversacion.
– ?Que quieres decir?
– Que ya he leido muchas novelas rosa, doctor Blaxton.
– No seas estupida.
– ?Lo ves? Soy estupida, lo dices tu mismo. Soy una estupida por quedarme embarazada. Estupida por meterme en todo esto, en primer lugar. Estupida incluso por amarte. Asi que tu no puedes querer una novia estupida, doctor Blaxton. Es mas, tu no quieres ninguna novia.
– Tina…
– Tu no quieres casarte, Jock -dijo Tina-. Y embarazada o no, no voy a casarme con un hombre que no me ama.
Jock suspiro.
– Tina, eso es chantaje.
– De acuerdo, es un extrano modo de chantaje. Normalmente se piensa que el amor viene antes del matrimonio. Puede que yo te ame, Jock Blaxton, pero no me casare contigo jamas si tu no me correspondes.
– Tina…
– Tengo un paciente -dijo Tina con frialdad, al ver que se acercaba un coche a la entrada-. ?No tienes ningun parto?
– Por el momento no.
– Entonces dejame y ve a molestar a otra. O ve a ver a Sarah Page, la nueva enfermera de la planta segunda. Lleva trabajando dos noches y quiza no ha recibido todavia tus atenciones. Es una enfermera nueva, doctor Blaxton. Puedes quedar dos noches con ella e intentar que se enamore de ti antes de que vuelvas a Londres. Y ahora vete, estoy trabajando y no me interesan tus grandes planes.
Pero Jock no se marcho. Decidio hablar unos segundos con la enfermera de la planta y darse tiempo para pensar. No sabia si quedarse o irse, no sabia que demonios hacer. La cabeza le daba vueltas. ?Tina tenia que casarse con el!
Entonces vio a Barbara ayudando a un hombre de edad mediana a salir de un coche para entrar en urgencias. El hombre iba desnudo desde la cintura para arriba. Caminaba inclinado, como si le costara ponerse derecho. Tina se acerco rapidamente para ver que pasaba y Jock decidio que quiza lo iban a necesitar.
Una mujer salio apresuradamente del asiento del conductor para ayudar al hombre. Jock la reconocio. Era Lorna Colsworth, la presidente del equipo femenino de bolos de Gundowring y miembro de la directiva del hospital. Era esposa de Simon Colsworth, director de pompas funebres y una de las personas mas respetadas de la localidad.
Jock entonces miro de nuevo al hombre, esperando ver a Simon, pero no era este. Era Reg Carney, el carnicero del pueblo. Un hombre grueso de cara roja. Lorna en ese momento tenia el rostro tan colorado como el hombre. Llevaba en la mano un monton de ropa: una camisa, una chaqueta y una corbata, ademas de calcetines y zapatos, que practicamente arrojo en manos de Jock.
– Toma. Daselos cuando el… cuando el… Tengo que irme, no puedo…
Pero Jock la agarro por el brazo con firmeza, aunque con suavidad a la vez.
– Lorna, ?que pasa?
Desde donde estaba Jock no podia ver al hombre. Tina estaba inclinada sobre el, intentando preguntarle algo. Al hombre parecia que le costaba hablar y tenia las manos en el regazo.
Si habia comido algo, veneno quiza, o tomado alguna droga o sido herido, era necesario que Lorna lo contara antes de irse. No podian dejarla marchar, aunque ella parecia desesperada por hacerlo.
– Yo no… Tengo que irme a casa ahora mismo. Estas son sus ropas…-exclamo, intentando soltarse del brazo de Jock.
– Cuentanos, Lorna.
Jock miro a Tina, que habia dejado de intentar hablar con el hombre y trataba de separarle las manos del regazo. Reg iba quejandose y caminaba dando tumbos de derecha a izquierda.
– Es… es… -el rostro de Lorna se ponia cada vez mas colorado.
Parecia a punto de sufrir ella misma un infarto y Jock la arrastro hacia una silla para que se sentara.
– ?Lorna, cuentame!
Lorna gimio.
– Es… es… su pene. Se lo ha pillado. ?Por favor, dejame irme!
Jock miro a Tina, que logro que el hombre quitara las manos del regazo. La muchacha abrio los ojos desmesuradamente y Jock vio que, por un segundo, estuvo a punto de soltar una carcajada, aunque consiguio reprimirse. Jock, por su parte, dejo a Lorna y se acerco a Tina.
Reg estaba en una de las situaciones mas vergonzosas en que un hombre puede encontrarse. Su pene se habia quedado atrapado en la cremallera del pantalon, la piel estaba rasgada por los dientes de la cremallera y debajo… Debajo de la tela del pantalon, rodeando el pene, habia una tela roja y blanca con volantes, ?unas braguitas?
Tina hizo un gesto de incredulidad.
– ?Pero que…? -miro a Loma-. Senora Colsworth, ?que es esto?
– Son mis braguitas -gimio Loma, cubriendose la cara con una mano-. Reg me las habia regalado esta noche. Son… son… de una tienda… de esas para adultos. Me las compro para hacerme una broma.
Su rostro iba del colorado al blanco, para luego sonrojarse de nuevo, pero de alguna manera continuo hablando.
– Pero… estabamos jugando y… yo hice que Reg se las pusiera, para ver como le quedaban… ya me entendeis, para reirnos un poco. De repente escuchamos un coche y pensamos que era Simon que volvia a casa a pesar de que era la noche que pasaba con los Mason. Entonces Reg se puso nervioso, agarro sus pantalones y se los abrocho tan rapidamente que… que se… y no pudimos. Lo intentamos pero no pudimos. Luego lo intente de nuevo, pero grito tanto que todos los vecinos nos escucharon. Y ni siquiera era Simon, era alguien que iba a la puerta de al lado.
Era demasiado y la voz de Ornase apago para convertirse en un sollozo.
– Lorna-dijo Jock, que habia conseguido mantenerse serio-. Lorna… -repitio, inclinandose para agarrar entre sus manos el rostro de la apenada mujer.
– No puedo… soportar…
– ?No lo puedes soportar? -gimio Reg-. ?No lo puedes soportar? Soy yo quien esta pasandolo mal. Has estado a punto de cortarme el pene. Ayudadme.