– Planes para mi, planes para ti. Y… -inspiro profundamente-… planes para Mike Llewellyn.
– Ya veo -la sombra de una sonrisa jugueteo en la cara de Henry.
– Pues yo no lo veo nada claro -dijo ella, tomando una de las delgadas manos y pasandosela por la mejilla-. Lo unico que se es que estas vivo y que te tengo nuevamente.
– Y tu estas aqui, pequena. Si supieras cuanto queria que vinieras…
– Oh, abuelo -la voz se le quebro de la emocion. Luego se controlo y logro mirarlo duramente-. Eh, ?no te he dicho siempre que tuvieses cuidado? ?Quieres decirme para que te metiste en una cueva y tuviste un derrame cerebral?
– Me sentia muy mal -le dijo, intentando modular cada palabra-. Tenia un dolor de cabeza terrible que no me podia quitar. Sabia que llamarias a la noche, asi que me tome la tarde para ir a la cueva. Por si acaso era algo serio… era como si… como si hubiera tenido que decirle adios.
– Asi, si era algo serio, ?te quedarias alli durante cinco dias sin ayuda medica?
– ?Es necesario que seas tan mandona? -dijo con voz debil y ella rio.
– Si. Ya me conoces, abuelo.
– Una verdadera marimandona.
Se quedo silencioso, exhausto. Pasaron diez minutos antes de que volviese a hablar. Tess no aviso a nadie. Por el momento, queria estar a solas con el.
– Asi que… ?que planes estas haciendo para Mike Llewellyn? -susurro finalmente y ella se lo quedo mirando.
– Oh, ninguno.
– Cuentame.
– Pues, solo es que Mike tiene exceso de trabajo, exceso de generosidad y exceso de encanto, ademas de que es guapo a mas no poder -dijo, con un brillo en los ojos-. Y yo tengo que quedarme aqui y cuidarte, pero tambien necesito trabajar, asi que…
– ?Que…?
– Que puede que me haya encontrado un socio -dijo ella sencillamente-. Si el me quiere.
– ?Y si no?
– Pues entonces, tendre que pensar en alguna forma de hacerlo cambiar de opinion.
Capitulo 4
Mike estuvo con trabajo en la consulta todo el dia. A eso de las cinco encontro un momento para llamar al hospital.
– Henry se ha despertado y esta bien -le dijo Bill-. Tess ha accedido finalmente a irse a dormir. Yo acabo la guardia ahora. Si quieres, le dare de comer a
?Era su imaginacion, o habia mas pacientes de lo normal? A las ocho termino finalmente. Al salir de la consulta, su recepcionista colgo el telefono con un suspiro.
– Dios Santo, Mike, hay rumores por todo el valle de que hay una doctora nueva. Mas de diez pacientes han llamado para pedir una cita con la doctora. Cuando les digo que no trabaja aqui se desilusionan, pero como no quieren reconocer que realmente no necesitan ver al doctor, piden cita igual para verlo a usted. Lo siento, Mike, pero manana tendra la consulta a rebosar.
– Genial -gimio Mike-. Justo lo que necesito -dijo, y luego fruncio el ceno- ?Por que piensa todo el mundo que tenemos doctora nueva?
– Pues, por Tessa, por supuesto.
– ?Tess…?
– No se haga el tonto.
Maureen, su recepcionista, tenia cincuenta anos y se conocia todos los trucos. Los pacientes no la podian enganar, y tampoco Mike.
– Si no piensa en Tessa Westcott, es que le pasa algo -prosiguio-. Todos los enfermeros, los ordenanzas, los chicos de la ambulancia… todos hablan de ella, y si queda algun hombre en el valle que no la ha visto, esta intentando hacerlo en este momento. ?Piensa ofrecerle un empleo?
– No.
– ?Por que no?
– Maureen, Tess trabaja en los Estados Unidos, es ciudadana americana. Dios Santo, Maureen, ni siquiera estara colegiada.
– Pues yo podria arreglar eso en un instante -dijo Maureen-. Basta que me lo pida. Ya sabe que somos zona remota. Si alguien es lo bastante tonto para trabajar aqui, y tiene un titulo de medico legal, el colegio de medicos te da la bienvenida con los brazos abiertos. Y si Tess no tiene ciudadania australiana, tambien puedo arreglarlo. Su padre es australiano.
– No sea ridicula -dijo Mike sin entonacion-. No quiere venir a trabajar aqui. Ha venido a ver a su abuelo, eso es todo. Nosotros nos apanamos solos muy bien.
– No, no estamos muy bien -dijo Maureen francamente-. Ahora no. Cuando comenzo aqui, se las arreglaba bien, debido a que la mayoria de los pacientes se iban a la ciudad a hacerse tratar. Ahora que saben que pueden tener tratamiento hospitalario y cuidados medicos de primer orden, ya no se van. Y cada dia aumenta el numero de los que vienen a tratarse aqui. Y eso hace que usted, doctor Llewellyn, este de trabajo hasta las cejas.
– El trabajo no me molesta.
– A corto plazo, quizas no, pero a largo plazo… Necesita un poco de vida social.
– Ya tengo vida social.
– Si… si… -se burlo carinosamente Maureen y su cara maternal adopto expresion de reganina-. Sabe perfectamente que no ha tenido tiempo para echarse una novia desde que volvio al valle, y a su edad…
– Maureen, no necesito novia.
– Por supuesto que si -sonrio-. Y, desde luego que necesita otro medico. Y aqui esta esa Tessa. No la conozco todavia, pero si me puedo fiar de lo que ha dicho Bill… Bien, quizas pueda matar dos pajaros de un tiro. Novia y socia todo en una. ?No quiere que llame al colegio de medicos?
– No.
– Es una pena. Y ahora viene el fin de semana. Sin embargo… -su sonrisa se amplio-. Supongo que podra esperar hasta el lunes.
– Tampoco sucedera el lunes.
– Ya veremos -dijo ella-. Segun Bill, es una senorita muy decidida. Como una topadora, dice. Ah, por cierto… -haciendo un esfuerzo, volvio a su trabajo.
– ?Si?
– Hablando de vida amorosa, hay una llamada de Liz Hayes. Lleva toda la semana tratando de ponerse en contacto con usted.
– Liz -fruncio el ceno, tratando de concentrarse en algo que no fuese Tessa. Liz era la ingeniera del condado-. ?Que quiere Liz?
– Quiere llevarlo al baile del condado manana por la noche.
– El baile…
– Tiene que ir -dijo Maureen con paciencia-. Todo el mundo va a ir. Se lo apunte en la agenda el mes pasado.
– Si. Es verdad.
– Liz dice que lo espera alli y que en la cena estaran sentados juntos. Es la mesa del presidente del condado. Ah, y dice que si puede encontrar un momento para bailar una o dos piezas con ella, estara de lo mas agradecida.
Maureen suspiro mientras lo miraba pensarselo. Las chicas del valle ya sabian que esperar de Mike. Les daba un cierto prestigio social salir con el una noche, pero si la chica esperaba a que el la pasara a buscar, se arriesgaba a llegar dos horas tarde. Siempre habia un imperativo medico. E incluso cuando el aparecia, siempre