algo por el asma de la senora Havelock.

– El asma de la senora Havelock esta bien.

– ?Son solo imaginaciones suyas?

– No, pero la utiliza como…

– Como arma. Me lo imaginaba. Pero, ?que has hecho al respecto?

– Nada -dijo, mas molesto de lo que hubiese querido-. No es de mi incumbencia.

– Si que lo es. Louise esta deprimida y apuesto que Louise es tu paciente tambien.

– Si, pero…

– No tienes tiempo de ocuparte del bienestar psicologico de tus pacientes -dijo Tess, asintiendo con la cabeza comprensivamente y mirandose las unas de los pies-. ?Sabes?, creo que a Louise le irian bien unas estrellitas doradas. Creo que se lo sugerire. Y manana…

– ?Manana? -escucho inquieto. ?Con que saldria ahora?

– Harvey Begg le ha pedido a Louise que vaya con el al baile del condado manana por la noche. ?Harvey es un buen partido?

Mike parpadeo. Las conversaciones con Tessa eran totalmente impredecibles. Nunca sabias con que iba a salir en el siguiente instante. Harvey Begg…

– Supongo que se podria decir que si -logro sonreir-. Es el contable local. Es una persona solida, en todo el sentido de la palabra. Se esta quedando calvo. Tiene treinta y pico, conduce un Volvo y juega al cribbage.

– ?Puaj! -arrugo Tessa la nariz- No es la horma de mi zapato. Sin embargo… -sonrio- parece que Louise esta enamoradisima. Nunca falta un roto para un descosido, digo yo, y quizas el cribbage tenga un encanto escondido que yo no he sabido apreciar. ?Y los asientos traseros de los Volvos son enormes!

– ?Tess!

– Bueno, quizas no tanto -rio ella-. Pero Louise tendra oportunidad de averiguarlo manana. He quedado para hacer de canguro de su madre.

– Tu…

– El abuelo estara aun internado -dijo, y se puso seria un instante-. No me puedo seguir quedando aqui, ocupando una cama del hospital. Asi es que manana por la noche me quedare en casa de Louise. Su madre puede pensar que ella me esta haciendo un favor al ofrecerme alojamiento, pero Louise podra ir al baile. Y luego…

– ?Luego que? -pregunto Mike, comiendo como si tuviera puesto el piloto automatico. Se sentia como arrastrado por una ola.

– Luego volvere a la granja y me quedare alli hasta que el abuelo llegue a casa.

– ?Dices en serio lo de quedarte?

– Totalmente.

Mike titubeo, sin saber como seguir.

– Y… ?es verdad que querrias un empleo?

La cara se le ilumino.

– Desde luego -dijo, mirandolo a los ojos. Habia decision en ellos-. Mike, el abuelo se sentira culpable si me quedo solo a cuidarlo. Seria mucho mejor si pudiese combinar la medicina con su cuidado.

– ?Durante cuanto tiempo?

– El que haga falta.

– Tess, podrian ser anos. No hay garantia de que Henry se recupere lo suficiente para ocuparse de la granja nuevamente. Nunca.

– Ya lo se.

– Entonces, ?que haras?

– Si tu estas de acuerdo, lo llevare de vuelta a su granja y tratare de hacerlo feliz los ultimos dias de su vida -dijo simplemente-. Si puedo practicar la medicina aqui, todo encaja perfectamente. Si el abuelo necesita un peon, yo podre pagarlo -titubeo y se mojo los labios con la lengua. El primer gesto de incertidumbre-. Si tu lo quieres.

Si el lo queria… Miro a aquella mujer extraordinaria a traves de la mesa, mientras trataba de imaginarse que decir. Habia irrumpido en su vida como una llamarada y desde entonces se sentia sin aliento, como si su mundo estuviese patas arriba.

No queria. No queria a esa mujer que en menos de dos dias habia destruido el tranquilo ritmo de su vida. Para Mike Llewellyn, la vida era trabajo. La vida era la medicina y dedicacion y cuidados. La vida no tenia nada que ver con pintarse estrellitas en las unas de los pies.

Pero…

Pero el valle necesitaba otro medico desesperadamente. Habia veces en que Mike se habia visto forzado a no interrogar tan detalladamente como hubiese querido durante un chequeo, o cambiar un vendaje tres veces por semana en vez de todos los dias. Y habria que iniciar un programa serio de vacunacion y un programa de salud para la tercera edad.

La ciudad necesitaba un doctor, pero no a aquella frivola y cotilla.

– ?Por que no me quieres a mi? -le pregunto con curiosidad, observandole la cara- Louise dice que necesitas otro doctor. Todo el personal del hospital piensa lo mismo, todas las personas que conozco dicen que el valle necesita otro medico. ?Es porque he estudiado en los Estados Unidos?

– No.

– ?Es porque soy mujer, entonces?

– ?No!

– Mira, lo de trabajar aqui va en serio -dijo ella con firmeza, dejando de sonreir. Apoyo las manos sobre la mesa y lo miro a los ojos-. Mike, soy una buena medica. Ya se que mi experiencia es en medicina urbana, y que hay pilas de cosas que necesito aprender, pero estoy dispuesta a hacerlo y quiero intentarlo.

– Pero… ?por que quieres irte de los Estados Unidos?

– No quiero -dijo sin entonacion en la voz-. Pero mi madre y yo siempre nos hemos sentido mal porque mi padre no quisiera volver y ella me ha educado pensando que soy mitad australiana. De esta forma… -suspiro y su voz se puso mas seria-. Mike, ya te he dicho que me interesa la medicina familiar. En America, como internista, no me dejarian ver ni ninos, ni traumas o ataques al corazon, o cirugia. Aqui… aqui puedo traer ninos al mundo, escayolar huesos, aconsejar a Louise sobre su vida amorosa y ayudar a ancianos con problemas de prostata. No estaria sentada detras de un escritorio recetando pastillas y firmando ordenes para ver especialistas.

– Pero…

– Y mama me apoya en esto -dijo con firmeza-. Cien por cien. Es hija unica y sus padres han muerto. Siempre ha sentido que el abuelo era nuestra unica familia y no tendriamos que estar tan separados. Sospecho que si me quedo aqui ella se vendra como una flecha, y eso es una preocupacion, porque es mas mandona que yo. Pero quiero quedarme. Si que quiero. Asi que contratame.

– Tess…

– Ahora… manana por la manana -dijo suavemente, impidiendole que la interrumpiera-. Louise dice que el sabado por la manana hay consulta en la clinica. ?Que te parece si la atiendo yo contigo mirando?

– Pero…

– No se lo que dice la ley, pero le podemos decir a los pacientes que no estoy colegiada, asi que cualquier cosa que yo les diga sera bajo tu responsabilidad…

– ?Ya lo tienes todo pensado, entonces?

– Si -levanto la barbilla, desafiante-. ?Algun problema?

Mike sabia que los doctores de hoy en dia pretendian una infraestructura mayor, colegios privados para sus hijos, noches libres… Atraer a otro doctor al valle requeria un milagro.

Tenia un milagro frente a sus ojos. Un milagro que era un torbellino de energia, con unas azules con estrellitas… No tenia que dejarla escapar.

Eso era exactamente lo que queria, penso de repente. Ese era el problema. Se hallaba sentado a su lado. Su bata era enorme y calida y parecia un regalo envuelto en rojo.

Estaba sentada, casi rozandole el hombro.

Se echo atras, notando de repente el contacto, y ella sonrio.

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