hospital, incluido al abuelo.
– ?Esta bien?
– Si. Sus electrolitos estan casi normales y hay funcion nerviosa en todo el lado afectado. Y esta encantado de que yo trabaje aqui -sonrio con placer-. Yo tambien, asi que somos dos. ?Y tu, que tal, doctor Llewellyn?, ?estas contento de tenerme trabajando aqui?
– Parece que no tengo mas alternativa -dijo lentamente, masticando una tostada sin darse cuenta. Dios, que bien se sentia. Raro, pero bien. Un buen sueno seguido de desayuno… El peso gris del cansancio que arrastraba habia desaparecido y se sentia diez anos mas joven. Se encontraba confundido, pero al menos no se sentia agotado como antes-. ?Hay algo que no hayas hecho?
– Si, pero… no todo ha sido bueno -la sonrisa de Tess desaparecio-. Fui hasta lo que queda del hotel a eso de las siete. Estaban removiendo los escombros y he identificado unos restos humanos. He organizado que los trasladen a la morgue, pero… -se encogio de hombros- me temo que tu tendras que identificar a Sam, Mike. Tendras que ver su historial dental… no lo se. Me gustaria habertelo evitado, pero…
– ?Cielos! Bastante has hecho ya.
– No -nego Tess con la cabeza-. ?Que va! -cruzo las manos con la misma tranquilidad que habia visto la noche anterior en la ambulancia y su cara se lleno de entusiasmo-. Mike, cuanto mas veo, mas segura estoy de que esta es la medicina que quiero hacer. En Estados Unidos jamas habria visto en una manana todo lo que he visto hoy.
– Puede ser bastante estresante -le dijo Mike-. Y atemorizante. Y, a veces, los dos. Tienes que tratar toses, resfriados y problemas personales de la gente, ademas de traumatismos, todo el mismo dia…
Ella se mordio el labio y se lo penso, y cuando asintio, el supo que estaba segura.
– Ya lo se. Se que puede ser terrible y que puede ser cansado -dijo finalmente-, pero esto es lo que quiero. Con o sin periodo de pruebas, quiero trabajar aqui, Mike. Al margen de lo del abuelo. Aqui es donde quiero estar.
– Tessa… -se la quedo mirando, desconcertado. No la conocia en lo mas minimo. Parecia tan segura, pero el no se encontraba seguro en absoluto. Todo lo que sabia de esa mujer lo paralizaba de miedo.
– Te estoy presionando -dijo ella suavemente, poniendose de pie-. Acaba el desayuno, tomate otra taza de cafe, y piensatelo. Estas de guardia en el hospital durante el siguiente par de horas. Ese es otro motivo por el que te llamo ahora. Me han invitado a un partido de futbol esta tarde y, antes de ir, tengo que hacer una visita obstetrica a domicilio.
– ?Una visita…?
– A
Lo dejo desayunando. Jamas en su vida se habia sentido tan aturdido.
El dia paso como en un sueno.
Mike no recordaba cuanto hacia que tenia tan poco que hacer. Miro las historias clinicas que Tess le habia dejado y no encontro nada de lo que quejarse. Habia sido concienzuda y cuidadosa, y no habia hecho nada que el no hubiera hecho. Luego saco a
– Su nueva socia es una chica estupenda -le dijo Ralph, el farmaceutico del pueblo-. Nuestra Wendy fue a la consulta esta manana toda consternada porque su periodo es irregular. Lo tiene cada dos meses y cuando se entero de que habia una doctora, se fue corriendo a verla.
El farmaceutico metio las manos en los bolsillos de la bata blanca y suspiro.
– Una doctora -dijo satisfecho-. Eso es lo que el pueblo necesita. Ademas… -esbozo una sonrisa-, le puedo leer la letra. Pues bien, Wendy volvio a casa hecha unas pascuas. La doctora Westcott le ha dicho que es la chica mas afortunada del distrito, porque tiene el periodo cada dos meses. Su madre se lo lleva diciendo hace tiempo, pero su doctora ha solucionado el problema. Una doctora con letra legible. Hagala firmar el contrato enseguida, doctor.
Mike salio de la farmacia con una sensacion de irrealidad.
Se oian las bocinas de los coches junto al rio y miro el reloj. Era media tarde. El partido estaria en pleno apogeo.
«Me han invitado a un partido de futbol…»
Hizo una pausa indecisa. Tenia el telefono movil. Seguro que en cualquier momento lo llamaban. El juego en Bellanor era bastante duro.
– ?Que te parece,
Camino los doscientos metros hasta el campo de futbol, diciendose todo el tiempo que lo hacia para ahorrarles a los jugadores tener que ir a urgencias.
El juego, futbol australiano, era a la orilla del rio. Con cuatro postes se habia marcado el campo y en ambos extremos habian erigido las tiendas para los jugadores. Tambien habia una tienda para cerveza y pastel. Eso era todo. Como estadio, dejaba mucho que desear, pero lo que los hinchas no tenian en instalaciones, lo suplian con el entusiasmo.
Habia coches aparcados alrededor del campo. Los sabados por la tarde el futbol era un ritual en el pueblo. Las mujeres miraban desde los coches, con termos y cestas de
Los hombres no necesitaban el calor de los coches, eso era de mujeres. La poblacion masculina de Bellanor se pasaba el partido alrededor de la tienda-bar. Alrededor de cien hombres que se desparramaban a su alrededor, no demasiado lejos para la siguiente ronda.
El resto del perimetro era para los ninos y los adolescentes.
– No comas demasiado -dijo Mike, soltando a
Mike se acerco al campo, recorriendo su perimetro para acercarse a la tienda de los jugadores. Alli era donde lo necesitarian, se dijo, tratando de no buscar a Tessa.
Pero la encontro. Estaba sentada en el capo del coche de Alf Starret, en medio de un grupo de adolescentes. Alf era un fanatico de los coches, que abrillantaba su Holden dos veces por semana y que no dejaba que nadie se le acercara a menos de dos metros, pero Tessa estaba sentada en el, charlando y riendose, como si ella tambien tuviese diecinueve anos y conociese a aquellos chicos de toda la vida. Estaba vestida de violeta fosforescente y amarillo brillante con una gorra llena de pompones y entre el rojiblanco y el rojinegro de los dos equipos era imposible no verla.
– Mike. Ven aqui -lo llamo ella en cuanto lo vio-. ?No es un juego de lo mas increible? Los chicos me han estado ensenando las reglas, pero creo que hay que ser australiano de tercera generacion para entenderlas. ?Por que no llevas los colores de tu equipo? Y nosotros, ?de quien somos hinchas?
– ?De quien…?
– Los chicos dicen que tengo que elegir, y que tengo que hacerlo ahora, que no puedo quedarme en la ciudad sin decidirme por alguno de los equipos de Bellanor. El unico problema es, ?cual elijo?, ?Bellanor Sur o Bellanor Norte? -miro las caras de los divertidos chicos que la rodeaban-. Las opiniones parecen estar empatadas y, como el abuelo odia el futbol, pense que si tu y yo queremos ser socios, entonces tendre que ser del mismo club que tu. Los chicos dicen que si no, nos pelearemos.
Si querian ser socios…
Por un instante penso en como siempre se habia imaginado a su socio. Pensaba en un doctor cuarenton, responsable y sobrio, no en aquella aparicion color violeta y amarillo.
– Jancourt -dijo debilmente, porque fue lo primero que se le ocurrio, lo que hizo elevarse un coro de protestas entre los chicos.
– ?Si? -pregunto Tessa, sin alterarse ante la reaccion de los adolescentes. Miro a Mike con ojos chispeantes y asintio con la cabeza-. De acuerdo. Si tu lo dices, Mike, elegire Jancourt. Cuentame sobre nuestro equipo.
– Pero Jancourt es un desastre -interrumpio Alf-. No lo haga, doctor. Jancourt es el equipo peor de todos. Pierden todas las semanas.