– Tras haber cambiado el testamento a favor de su hijo -intervino Marcus.
– Estaba en su derecho.
– Creo que voy a disfrutar de este matrimonio -miro a Rose, que estaba palida, y decidio dejar su furia para otro momento. Ademas, habia otro funeral esperando para ser celebrado-. Deja que te compre algo de comer.
– No -Rose intento serenarse-. No, gracias.
El director de pompas funebres se acerco a ellos, impaciente por despejar la sala para que pudiera celebrarse el siguiente funeral. Miro a Marcus con curiosidad y, al reconocerlo, abrio mucho los ojos.
– ?Marcus… Benson?
– Si -Marcus le tendio la mano y la impaciencia del hombre desaparecio al instante.
– No tengan prisa. Hay otro funeral ahora, pero tomense su tiempo.
– Gracias.
– Tengo que irme -dijo Rose.
– ?Tienes miedo de mi? -pregunto el, con voz suave-. El miedo no es una buena base para un matrimonio.
– No tengo miedo de ti. Ni siquiera te conozco. Y eso tampoco es una base pata un matrimonio.
– Es cierto. Y ahi esta el problema.
– ?Hay algun problema? -pregunto Rose.
– Asi es.
– Bueno, entonces… -le echo otra mirada a la cortina, como si no supiera si debia irse o no. Pero habia gente esperando al otro lado de la puerta, y el director estaba impaciente. Hattie se habia ido, y posiblemente su roturo tambien, porque el hombre que iba a solucionarle la vida acababa de decir que habia un problema-. No hace falte que me digas que problema es. La idea de casarnos era una locura. Tengo que tomar un avion manana, y estoy segura de que tu tienes mucho trabajo. Gracias por haber venido esta manana y por haberme alojado en tu casa. Has sido muy amable.
– Gracias.
– Bueno, no todos los dias se recibe una proposicion de matrimonio de alguien tan agradable como tu -miro al director de la funeraria y le dedico una sonrisa-. No se preocupe, nos vamos -entonces le tendio la mano a Marcus y se la estrecho en un gesto de despedida rapidamente, antes de que se derrumbara-. Adios -murmuro, y se dio la vuelta.
Marcus volvio a agarrarla de la mano y le hizo darse la vuelta.
– No.
– ?No?
– Lo del matrimonio sigue en pie. Ruby dice que puedo casarme contigo.
– Bien por Ruby. ?Tu ayudante te ha dado permiso para casarte?
– No. Bueno, si. Ella se ha encargado de todo, y le he pedido que le pase el testamento a mis abogados para estudiarlo. Seria una perdida de tiempo casarse y no poder darle la vuelta al testamento. Los abogados dicen que si nos casamos y luego tu te vas y yo me quedo, Charles puede argumentar que el matrimonio ha sido una farsa.
– Entonces, ?que estas diciendo? ?Que tenemos que consumar el matrimonio?
Marcus hizo una mueca.
– No, no es eso.
– Es un alivio -dijo ella.
– Sabia que dirias eso.
Rose sonrio. Era la primera vez que sonreia en ese dia, y le sento bien. Le estaba muy agradecida a Marcus. Aunque el plan que tenian entre manos no funcionara, su presencia durante esos dos dias la habia aliviado mucho. La habia hecho sonreir. La habia hecho sentirse como si alguien se preocupara por ella.
– Si no hay que consumar el matrimonio, ?que tenemos que hacer?
– Ruby dice que necesitamos una luna de miel. Legalmente, tenemos que pasar algun tiempo juntos si queremos que nos vean como un matrimonio de verdad. Acabo de cerrar un trato que nos ha llevado tres anos. Ruby dice que no me he tomado vacaciones en diez anos, y tiene razon. En cualquier caso, si te gustaria tener una luna de miel… si quieres… Puedo volver a Australia contigo y quedarme un par de semanas.
– Estas bromeando -dijo, mirandolo estupefacta.
– Nunca bromeo.
– ?Quieres venir a casa conmigo? Pero… No. Yo no quiero un marido.
– Eso esta bien, porque yo no quiero una mujer -Marcus se encogio de hombros y sonrio-. Pero Ruby dice que, ya que me he ofrecido a hacer esto, tengo que hacerlo bien. Ademas, nunca he estado en Australia.
– Estoes una locura. No puedes tomarte dos semanas de vacaciones por una desconocida.
– Si que puedo. Por vacaciones. Ruby dice que tengo que quedarme en tu granja.
– ?Quieres quedarte en mi granja? -pregunto ella.
– No. Pero estoy preparado para hacerlo.
– Marcus, no puedo enfrentarme a esto -dijo Rose negando con la cabeza.
– Lo entiendo. Pero si realmente deseas quedarte con la granja, tienes que tragarte el orgullo, aceptar mi ayuda y asimilar que no quiero nada a cambio -le tomo las manos y la miro intensamente-. ?Eres lo suficientemente fuerte como para aceptar esto? Recibir es duro, Rose. Lo se bien. Pero… puede que no te quede otra opcion.
Marcus estaba tan confuso como ella, pero no lo demostraba. Su mirada decia «confia en mi» y le mostraba el camino que debia tomar. Aunque era una autentica locura, para Rose, que nunca habia tenido a nadie que le mostrara el camino, la idea resultaba tremendamente atractiva.
– ?Sin ataduras? -logro preguntar.
– Sin ataduras -respondio el.
– Te hare un par de calcetines para Navidad.
– ?Eso significa que aceptas?
– No tengo eleccion. Te estoy muy agradecida, y odio tener que estar agradecida, asi que… ?Tendras que acostumbrarte a mis calcetines!
Entraron en una cafeteria cercana y tomaron cafe y pastas en silencio. Rose era consciente de que Mateos la observaba, como si quisiera ver es su interior, pero ella no podia hacer nada. Y tampoco estaba muy segura de importarle.
– ?Que les paso a tus padres? -pregunto el, y a Rose se le contrajo el estomago.
– Mi madre murio de eclampsia al dar a luz a Harry. Y mi padre fallecio cuando su tractor volco hace diez anos.
– ?Y desde entonces has mantenido a tus hermanos?
– Tambien estaba Hattie-dijo ella.
– ?Hattie te cuidaba?
– Yo tenia dieciseis anos. Era fuerte y podia hacerme cargo de la granja. Queria a Hattie y no podria haberlo conseguido sin ella, pero mi tia tenia artritis.
– A ver si lo he entendido bien. Tenias dieciseis anos cuando te quedaste sola con una granja y cuatro ninos. ?Que edad tenia el mayor?
– Daniel tenia once anos.
– ?Y tu primo? ?Charles?
– Es bastante mayor que yo. Se fue antes de que mi padre muriera. Hattie le enviaba su parte de los beneficios, y solamente sabiamos algo de el cuando queria mas dinero.
– ?Estabas todavia en el instituto?
– Tuve que dejarlo, pero no me importo. Me encanta trabajar en la granja, y he conseguido que prosperara.
– ?Los chicos te ayudan?
– Claro. Daniel y Christopher estan en la universidad y William asiste a una escuela especial en la ciudad. Daniel sera veterinario y Christopher esta en su primer ano de Derecho. Y William es brillante. Gano una beca y estudia en una escuela especial para ninos con talento.