– La invitacion queda rescindida.
– Y tambien este matrimonio. Esto es una farsa, es ilegal. No puede casarse con ella y desaparecer con mi propiedad. Hare que lo anulen.
– No tengo intencion de casarme con Rose y desaparecer. La voy a llevar a Australia -Rose salio de detras de el y Marcus le paso un brazo por los hombros-. La voy a llevar a casa, con todos los honores. Vete acostumbrando -Marcus se giro hacia Darrell-. Darrell, si no hay guardias de seguridad, ?quieres ayudarme a deshacerme de… esto?
– Sera un placer -contesto Darrell.
– Os ayudare-afirmo Ruby.
– Yo tambien -intervino Rose-. Al fin y al cabo, es mi primo.
– Tienes que hacer otra cosa -le recordo Ruby-. Algo importante. Si ha terminado ya… -anadio, dirigiendose a Charles.
– No, no he terminado -dijo Charles, retrocediendo hacia la puerta mientras Darrell daba unos pasos hacia el-. Mis abogados se pondran en contacto con vosotros.
– Espero que tengan mejores modales que tu -respondio Marcus, y luego se volvio hacia Ruby-. ?Que ha olvidado hacer mi novia?
«Mi novia». La expresion le sonaba extrana. Era como un gesto de proteccion, una declaracion de intenciones de que los abogados de Charles no podrian hacerle dano. Pero, ?en donde se estaba metiendo? Mientras Darrell cerraba la puerta tras el primo de Rose, Marcus la miro, y vio que estaba tan confundida como el. Le estaba ofreciendo proteccion, pero para Rose la proteccion era algo desconocido.
Pero no, todo era una ilusion. Lo que sentia hacia ella, la forma de abrazarla, apretandola contra su cuerpo… Solo era una fachada para convencer a Charles de que aquello era una boda real.
– ?Que ha olvidado hacer? -pregunto Marcus de nuevo.
Ruby los unio aun mas y miro al juez, que estaba sorprendido porque la ceremonia se hubiera interrumpido tan violentamente. Pero era un juez experto, y seguramente habria visto todo tipo de matrimonios extranos.
– ?Podemos continuar? -pregunto Ruby, y el hombre logro sonreir.
– Bien, ?donde estabamos? Ah, si. Yo os declaro marido y mujer -inspiro profundamente y miro a Rose y a Marcus. La interrupcion habia sido desagradable, pero ante el habia una pareja cuyo lenguaje corporal lo decia todo-. Eso es todo, amigos -dijo cerrando su libro-. Excepto por la ultima parte, mi favorita. Puedes besar a la novia.
No.
La palabra comenzo a subirle por la garganta, pero consiguio no pronunciarla. Marcus miro a Rose y vio en sus ojos el mismo panico que el sentia.
Alli estaban, mirandose atonitos, como si no pudieran creer que estaban haciendo aquello. Pero Marcus inclino la cabeza, le levanto a Rose la barbilla, la miro intensamente a los ojos y…
No queria hacerlo. No queria…
Era mentira. Lo que mas deseaba en el mundo era besarla.
«Sera solo un beso», se dijo. No significaria mas que unas firmas en un papel.
Pero entonces sus labios rozaron los de Rose y se dio cuenta de que significaba mucho mas. Toda su vida cambio en aquel mismo instante. El frio Marcus Benson que no hacia nada sin pensar, cuya vida era una sucesion de movimientos calculados, que no perdia nunca el control; de repente estaba perdido.
Le puso las manos en la cintura para acercarla un poco mas a el, con suavidad. Al instante sintio la calidez del cuerpo de Rose y entre ellos surgieron chispas.
Y su boca… Rose sabia… En realidad no sabia a nada que Marcus hubiera experimentado antes. Rose era suave y tierna, pero a la vez despedia una gran energia.
Se estaba arqueando hacia el y Marcus sabia que estaba tan sorprendida como el por las sensaciones, unas sensaciones que no podia analizar, porque no tenia nada con que compararlas.
Marcus era ajeno al pequeno grupo de testigos, que los miraba divertido. Solo era consciente de los labios de Rose, de su sabor…
– Estoy seguro de que sereis muy felices.
Las palabras del juez rompieron la magia. El beso habia durado mucho. Marcus se aparto, pero solo un poco. Sus manos permanecieron en la cintura de Rose y la miro, descubriendo la confusion en sus ojos.
– No queria…
– Lo siento…
Hablaron los dos a la vez y la magia termino de romperse.
– No teneis que disculparos -el oficial, aun sonriendo, le tendio una mano a Marcus, obligandolo a soltar a Rose-. Un hombre no tiene que disculparse por besar a su mujer, y viceversa. Teneis toda la vida para hacerlo -le estrecho la mano a Marcus y despues beso a Rose-. Siento la interrupcion que hemos tenido, pero no parece haber arruinado el momento. Ahora solo teneis que firmar unos papeles. Felicidades, senor y senora Benson. Bienvenidos a vuestra nueva vida.
Durante la hora siguiente Marcus se movio como un automata. Firmo en el registro, acepto felicitaciones, se enfrento con la prensa y protegio a su mujer lo mejor que pudo. Comio, sin saber el que, en el restaurante que Ruby habia reservado, escucho el timido discurso de Darrell y sonrio.
A su lado Rose tambien sonreia, con una sonrisa que parecia tan forzada como la suya. Finalmente, las formalidades terminaron.
– Darrell y yo tomaremos un taxi para ir a casa -le dijo Ruby a su jefe. Metio la mano en el bolso y saco un sobre-. Aqui estan los billetes de avion, el pasaporte y toda la documentacion que necesitaras durante las proximas semanas. Vuestro avion sale manana a las nueve de la manana.
Ruby se habia tomado la libertad de cambiar el vuelo de Rose, que salia el mismo dia, pero por la noche, argumentando que la boda estaria en todos los titulares y que, saliendo por la manana, no tendrian que enfrentarse con la prensa.
– La prensa del corazon ha estado intentando emparejar a Marcus desde que amaso su primer millon de dolares -dijo Ruby.
– Y ahora lo han atrapado -Darrell sonrio a Ruby-. Es fantastico.
– Pero yo no he atrapado a nadie -protesto Rose.
Ruby se coloco el bolso al hombro y miro a Darrell.
– ?Que te parece si los dejamos solos?
– Me parece estupendo -Darrell sonrio. Le estrecho a Marcus la mano con fuerza y beso a Rose en ambas mejillas-. Cuidalo bien -dijo dirigiendose a Rose-. Marcas es el mejor amigo del mundo y te necesita mas de lo que imaginas. Os deseo todo el amor posible.
Alli estaban, solos en un reservado del restaurante. La sensacion era… increible.
«Si al menos no estuviera tan adorable…», penso Marcus. «Si no pareciera tan vulnerable…»
– Necesito quitarme todo esto -dijo Rose- Me siento como la munequita que va encima de la tarta.
Tal vez vulnerable no fuera la palabra apropiada. Y Rose tema razon: necesitaban volver a la normalidad. Pero volver a la realidad dolia…
– Incluso Cenicienta tenia hasta medianoche -dijo el-. ?Quieres prolongar el cuento de hadas?
– ?Hacer que?
– Te vas de Nueva York manana y no has paseado por Central Park. ?Te gustaria hacerlo?
Rose lo miro como si se hubiera vuelto loco. Despues hizo una mueca y se senalo el vestido.
– ?Llevando esto?
– Los mejores cuentos de hadas terminan llenos de glamour -contesto Marcus con cautela, sin estar muy seguro de lo que estaba haciendo-. ?Confias en mi?
– No confio en nadie que me ofrezca cuentos de hadas -dijo ella, pero le dedico una sonrisa traviesa-. El principe siempre me parecio algo afeminado.
De pronto Marcus tambien se encontro sonriendo.
– Prometo no ser afeminado. ?Que dices? ?Vamos a divertirnos?
Divertirse. Marcus la miro y supo instintivamente que para Rose la palabra era tan desconocida como para el.
– ?Quieres que nos divirtamos? -pregunto ella.