– Es mejor que la ropa de funeral.
Ella lo fulmino con la mirada y decidio centrarse en la caja de herramientas.
– ?Sabes como utilizar todo eso?
– Por supuesto.
Pero habia algo en su manera de decirlo que indicaba que no era asi.
– No se por que no me lo creo.
– Hey…
– ?Que es esto? -pregunto ella, y levanto una de las herramientas.
– Una fresadora.
– ?Y para que sirve?
– Para fresar, por supuesto -sonrio-. Cualquier cosa que necesites fresar, aqui estoy yo.
«Ya, claro», penso Molly. «Maldito sea, ?como puede hacer que me ponga tan nerviosa y despues hacerme reir?» Contuvo una carcajada y trato de ponerse seria.
– Es la caja de herramientas mas grande que he visto nunca.
– Sabia que te impresionaria -le dijo Jackson-. Por eso la he comprado.
– ?Has comprado esa caja de herramientas solo para esta noche?
– Tenernos muchas cosas que hacer esta noche.
«Esta guapisimo», penso Molly llevaba unos vaqueros desgastados y un jersey de cachemir que hacian que no pareciera un millonario. «Esta noche podria ser cualquiera», penso ella. ?El novio de alguien? ?El amante de alguien?
No lo era. Era Jackson Baird, su cliente, y seria mejor que recordara que tenia un compromiso con una tal Cara.
– La casita no deberia llevarnos mucho tiempo -dijo ella.
– Con esta herramienta no. Pero despues tenemos que colgar tus cuadros.
– ?Mis cuadros?
– Los de nudos. No voy a regresar a los Estados Unidos hasta que no vea tus nudos colgados en la pared. He decidido que ya llevas demasiado tiempo dejando que te pisoteen.
– No dejo que me pisoteen.
– Si que te dejas. Te quedas quieta y permites que las cosas pasen. Por ejemplo, ?has intentado llevar a juicio a ese tal Michael para que te devuelva el dinero que pusiste en la casa?
– Michael es abogado -le dijo ella-. Me arrasaria en una batalla legal. Y yo tendria que pagarlos costes y no.
– Eso es con lo que el cuenta. ?Y si te presto a mi abogado Roger Francis? Puede ser lo bastante competente como para ganar a Michael.
– No me gusta…
– ?No te gusta Roger Francis? -Jackson sonrio-. A mi tampoco, pero es un hombre listo. Estoy dispuesto a apostar que se enfrentaria a Michael convencido de que va a ganar. La oferta esta hecha.
– ?Por que haces esto? -pregunto ella.
– Me supera. Anda, ayudame a montar las patas.
Pero la pregunta seguia sin contestar.
Aquella noche trabajaron juntos montando la casita de las ranas, llenandola de agua y colocandola junto al bar. Despues, Molly observo como Jackson soltaba a las ranitas en su nueva casa.
«Maldito seas», penso ella al darse cuenta de que se le formaba un nudo en la garganta al verlo. Tenia las dos ranas en la palma de la mano y las trataba con mucho cuidado. «Jackson es el principe de las ranas», penso ella. Con los dos animalitos en la mano, parecia que hubiera dejado de ser un despiadado hombre de negocios para convertirse en alguien…
Alguien al que ella podria amar con todo su corazon.
Se mordio el labio inferior. Jackson la miro y, al ver la expresion de su cara, le pregunto:
– ?Que?
– Nada -las ranas no saltaban de su mano. «Yo tampoco lo haria si fuera rana», penso ella.
Con la otra mano, Jackson acariciaba el lomo de las ranitas. Molly lo observo y se estremecio. La escena era tremendamente erotica.
?Deberia darse una ducha de agua fria! Miro a Jackson, y el hizo como si no la hubiera visto. Despues, se acerco y traslado a las ranas desde la mano de Jackson a una de las rocas del acuario. Sus dedos se rozaron en el proceso. Ambos permanecieron uno al lado del otro, mirando el acuario.
– Um… Ya te puedes ir -dijo Molly.
– No hasta que hayamos colgado los nudos -el seguia mirando las ranas.
– Estan preparadas para la vida -Molly sonrio y miro a Jackson-. Aunque Guy tiene razon. Te has gastado el dinero y… Es una tonteria. Cuando las liberemos quedara vacia… y Sam…
– Las echara de menos -el termino la frase por ella-. Queria hablar de eso contigo.
– ?Ah, si?
– Si -sonrio el-. Hay un folleto en el lateral de la caja de la casita que pone: «Asociacion para la Recuperacion de Anfibios». ?Sabias que las ranas sin hogar pueden quedarse en familias de acogida hasta que puedan ser liberadas?
– ?Bromeas?
– No. Cualquiera puede acogerlas, siempre y cuando este dispuesto a cazar unos cuantos mosquitos para cuidar de ellas.
– ?Quieres decir que Sam y yo podemos ser una familia de acogida?
– Ahora ya teneis la casita para meterlas.
– A Sam le encantaria -dijo ella.
– Lo se -dijo el, y trato de restarle importancia. Molly sintio que se enamoraba un poco mas de el.
?Pero tenia que mantener la pose de mujer de negocios! Lo unico que deseaba era tomarlo entre sus brazos y besarlo. Conseguir que el la deseara…
No podia hacer eso. El iba a marcharse. Y tenia a otra mujer llamada Cara…
– ?Has averiguado todo eso para Sam? -dijo ella.
– Si. Llamame senor Maravilloso -bromeo-. En realidad, el chico de la tienda donde compre el acuario me hablo de la asociacion. Y me dio el folleto. Asi que cuidar de las ranas puede ser una experiencia interesante.
«Es justo lo que Sam necesita», penso Molly. Una causa por la que luchar.
– Gracias -no era mucho, y ella lo sabia, pero no se atrevia a decir nada mas. Hubo un largo silencio. El la estaba observando. Molly sabia que debia decir algo mas, pero no podia dejar de pensar en que ese hombre se marcharia al dia siguiente y que ella solo lo veria una vez mas en su vida-, Sera mejor que colguemos los nudos -dijo al fin, tratando de hablar con normalidad.
– Asi es -dijo el sin dejar de mirarla.
– No hace falta que lo hagas -dijo ella, pero el no contesto. Se acerco a la caja de herramientas, saco los clavos y el martillo y se dirigio a la pared del fondo.
No tenian nada mas que decirse, ?verdad?
Una hora mas tarde, la pared estaba llena de nudos. Y quedaba preciosa.
– ?Este para que sirve? -pregunto Jackson.
– Para atar las masas para pescar langostas -contesto ella-. Se pueden atar en los extremos o por el seno.
– Ya. ?Sabes un monton! -dejo el martillo y sonrio-. Perfecto. Ahora la casa ya no esta estancada en el pasado. Se mueve hacia el futuro. Podras hablar de los nudos con cualquier persona que venga -le dedico una sonrisa. Y ella sintio que la acariciaba, sin tocarla-. Sam y tu estareis bien, con las ranas y los nudos.
– Yo… si -Jackson tenia razon. Ella debia haber hecho eso antes. La casa era un hogar.
Casi.
«Un hogar es el lugar donde esta tu corazon», penso Molly. ?Y donde estaba el de ella?
– ?Te apetece un cafe antes de marcharte? -el la miraba de manera extrana y ella queria que dejara de hacerlo.
– No, gracias.
