Y finalmente, solo quedo Cecil, con una mirada confusa. Era un animal impresionante. Mientras Erin los observaba a una distancia prudencial, Matt paso una cuerda por el hocico del animal. El toro lo miro con resignacion y se dejo arrastrar hacia la casa.
Matt debia haber hecho aquello muchas veces, a juzgar por la seguridad de sus movimientos. Y aunque el animal podria haber intentado escapar, parecia que efectivamente era bastante manso. Lo que mas sorprendio a Erin fue cuando Matt le paso la cuerda a Henry para que este tirara de ella. Seguidamente, subio a William en su lomo y el toro apenas parecio que notaba la carga.
– Iras montado la mitad del camino y luego te cambiaran con Henry- le dijo Matt.
Era evidente que los ninos estaban orgullosos por poder acompanar a Matt. Iban totalmente concentrados en Cecil. Henry arrastrandolo con gran solemnidad y William atento a cualquier movimiento, pero si el animal se enfadaba.
En un momento dado, Matt se giro hacia el grupo de arboles donde estaba erin y le hizo un gesto con la mano.
?La habia visto!
Erin dudo unos segundos, pero en seguida reacciono y le saludo a su vez. Pero no se acerco. Sabia que no tenia que hacerlo y, en lugar de ellos, se fue hacia la casa.
Deberia acostumbrase a la idea de que iba a estar sin ninos durante las horas siguientes.
Una vez llego a la casa, se puso a organizar la ropa de los ninos, hizo las camas, se preparo otro desayuno, hablo con Sadie y tambien consigo misma…
– Me voy a volver loca- le dijo a la perra. No creo que pudiera vivir sola.
Llevaba tres horas sola y se notaba muy rara.
?Que estarian haciendo ahi fuera?
Como ninguna de las dos conocia la respuesta, lo unico que podian hacer era sentarse y esperar.
Finalmente, los gemelos volvieron.
?Estaban totalmente cubiertos de barro!. Empapados, pero sonriendo de oreja a oreja. Se quedaron en la entrada y quisieron contarle todo, y los dos a la vez.
?La hemos lavado y esta reluciente!
– ?Si, esta limpisimo!
– Me he montado encima
– William ha empapado a Matt con la manguera, sin querer; pero a Matt no le ha importado
Entonces Matt aparecio tras ellos y estaba tan sucio como los ninos, y su felicidad era la misma despues de aquella manana de trabajo. Sonrio a Erin y luego se miro dubitativo.
– Estamos un poco sucios para entrar.
Erin asintio, tratando de no echarse a reir. Estaban tan contentos…
– Si, creo que os deberiais quedar fuera.
– Erin…protestaron los ninos.
Pero en seguida se dieron cuenta de que estaba bromeando y sus caritas se relajaron.
– ?Esperad!, les ordeno, al ver que entraban.
Lo dijo de una manera que Charlotte o la madre de Matt se habrian sentido orgullosas. Matt se quedo sorprendido. No se lo habria esperado de ella.
Y tenia razon.Porque Erin no estaba preocupada por el suelo de la cocina, sino por otra cosa.
– ?Tienes una camara de fotos?. Porque quiero inmortalizar este momento. Quiero una fotografia con vosotros asi, llenos de barro, al lado de Cecil.
Matt le dijo donde podia encontrar una y Erin les tomo tres instantaneas, desde tres diferentes angulos.
Con Matt entre ambos, y todos al lado del impresionante y reluciente toro.
La foto iba a ser especial por muchas cosas.
Si, esa foto seria algo tan valiosos para los ninos como Tigger, penso Erin, cuando le devolvio a Matt la camara.
– Gracias.
– De nada- contesto el.
Luego entraron a la casa por la cocina y fueron directamente a ducharse. Los ninos se pusieron su ropa nueva y desayunaron bien. Lo hicieron en la mesa de la cocina y Erin observo impresionada el apetito que tenian. Normalmente, comian poco, pero en ese momento comian y hablaban como si no tuvieran prisa.
Y durante todo ese tiempo, Matt los observaba como el genio benevolente que habia obrado ese cambio con su varita magica.
– ?Os gusta vuestra ropa nueva?- les pregunto Erin.
Los ninos asintieron sobre sus trozos de sandia. Matt habia hecho una gran compra en el supermercado el dia anterior. Al haber dicho a la senora Gregory que se ausentara, iba a tener que ocuparse de algunas cosas de la casa, pero no le importaba lo mas minimo. Ademas, la casa estaba mas acogedora desde que la cuidaba el.
Tambien mas sucia. Matt se fijo en las huellas que habian dejado en la cocina y que la senor Gregory no habria tolerado. Pero definitivamente aquello era mas acogedor.
– Pero no nos gusta la tuya- le estaba diciendo Henry a Erin.
Matt asintio.
– ?Que le pasa a la mia?- pregunto Erin, mirandose los pantalones vaqueros yla camisa de manga larga. Esta fenomenal.
– Tu siempre llevas vestidos- insistio Henry.
William asintio y Matt pensaba los mismo. Si, Erin estaba mas guapa llevando vestidos. Aunque al mojarse se transparentaran.
– Vete al centro y comprate algo decente. Hoy mismo. Yo me dare con los gemelos.
– Los vestidos que llevo me los hago yo.
– Muy bien. Pues la maquina de cose de mi madre sigue aqui. Comprate lo que necesites y yo me encargare de los ninos mientras tu coses.
– Te ayudaremos- prometieron los ninos.
Erin se quedo pensativa.
– De verdad, Erin. La ropa que te ha comprado Charlotte es solo para que te arregles hasta que tengas otra- insistio Matt, consultando su reloj. Hoy, sabado las tiendas estan abiertas, asi que puedes ir ahora mismo.
– Pero los ninos…
– Los ninos y yo tenemos mas cosas que hacer. Y soy capaz de cuidar de ellos- entonces se oyo que llegaba un coche y Matt se callo brevemente. Y quiza no haga falta. Aqui esta la ayuda que necesito.
Era Charlotte.
Cuando entro, Matt y Erin la recibieron sonrientes, mientras que los ninos fruncieron el ceno. No era extrano, los ninos estaban peleados con el mundo.
– ?Desayunando a estas horas!- exclamo la elegante mujer, deteniendose extranada en la entrada. Sus ojos aletearon sobre el delicado reloj de plata que llevaba en la muneca. Matt, cielos,?son las diez en punto!
Y entonces vio el barro en el suelo y se coloco una mano en el pecho, horrorizada.
– ?Que demonios ha pasado?
– Han estado limpiado a Cecil- le explico Erin, levantandose y acercandose a la mujer.
Erin tomo las manos de Charlotte y, antes de que esta pudiera retirarse, le dio un beso en la mejilla.
– Creo que lo primero son las felicitaciones. Matt me ha dicho que os vais a casar. Es una noticia estupenda, Charlotte. Y no tiene que enfadarte, es nuestro segundo desayuno. En cuanto al barro es de Cecil.
– Cecil…?Ah, el toro!. ?Habeis estado limpiandolo para el concurso de manana?. Pero, Matt, ya sabes que os teniais que haber limpiado en la entrada…o por lo menos, deberias haberles dicho a los ninos que lo hicieran.
Miro a los gemelos como el que mira dos criaturas del mar, interesantes, pero desagradables. A Erin le costo un esfuerzo tremendo mantener la sonrisa.
– No cuesta nada limpiarlo. Es que estaban hambrientos.
– Bueno, me imagino que fue por una buena causa. Siempre que tengas la intencion de limpiarlo, Erin…No creo que a Matt le de tiempo. Nos vamos manana al amanecer.
– ?Os vais?- pregunto Henry, mirando horrorizado a Matt.