Sabia que era una mujer encantadora y muy amable con las personas a las que ella consideraba decentes, entre las que evidentemente no la incluia a ella.

Erin era tres anos menor y era de una clase social mas baja. Conforme pasaba el tiempo, Charlote habia ido aprendiendo a disimular su desprecio hacia aquellos que consideraba inferiores, pero Erin siempre habia sabido lo poco que significaba para ella.

Sin embargo, no iba a dejarse intimidar tan facilmente.

– Charlotte, Matt nos ha ofrecido su casa.

– No me importa- hasta ese momento, Charlotte habia pensado que esa noche seria especial. Y la caja de terciopelo de la guantera de la camioneta de Matt asi se lo confirmaba. ?Pero ahora todo iba a terminar asi!. Cualquiera puede ver que no esta bien.

Tampoco lo estaba Erin, que ya habia sufrido bastante antes de aquella discusion con Charlotte. En el coche de policia, habia dos ninos pequenos que necesitaban una cama donde dormir. Una cama que Matt podia ofrecerles.

Asi que no tenian otra opcion.

– Matt nos ha ofrecido que nos quedemos en su casa y he aceptado- afirmo Erin. Asi que lo siento, Charlotte, pero ya hemos sufrido bastante esta noche como para estar aqui en medio de la carretera discutiendo contigo. Si nos disculpas…

– Matt esta herido.

– Entonces ve a su casa y cuidalo- replico Erin. Estoy segura que yo no podre hacerlo con tanto estilo como tienes tu.

Charlotte la miro con rabia. Aquello no le gustaba nada. Pero, ?Que podia hacer?.

Erin era muy guapa y estaba soltera. De manera que no le gustaba que una mujer asi se quedara a pasar la noche con Matt. Aunque, por otra parte, Matt conocia desde hacia mucho tiempo a Erin y nunca le habia gustado.

Miro hacia la camioneta y recordo que Matt ya habia comprado aquella caja de terciopelo, asi que tenia que concentrarse en sus prioridades.

Que eran los gemelos que acompanaban a Erin. Eso podia parecer poco importante, pero la ciudad entera sabia la fama que tenian. Matt se volveria loco con ellos en casa.

Pero la unica alternativa era invitarles a su casa y eso era algo por lo que no estaba dispuesta a pasar. Su casa estaba muy bien decorada y los ninos se la destrozarian por completo.

?Que podia hace entonces?. ?Montar una escena?. ?No!. Conocia bien a Matt y sabia que no le gustaria nada. Se habia esforzado tanto por convencerlo de que era la esposa perfecta, que no podia estropearlo en un segundo.

Al fin y al cabo, aquella caja de terciopelo era como una promesa.

– De acuerdo, carino- dijo finalmente, ignorando por completo a Erin y volviendose hacia su futuro marido. Ve delante, que yo te llevare tu cena.

– ?La cena?- repitio Matt, que seguia bastante aturdido.

– Venias a mi casa a cenar cuando te paraste por lo del incendio. ?recuerdas?. Te habia preparado unas codornices con una salsa exquisita…Ya veras.

Charlotte lo miro con ojos llenos de amor y el le respondio con gratitud. Pero no queria sus codornices.

– Esta noche lo unico que voy a poder comer va a ser una tostada y un huevo pasado por agua. Lo siento, Charlotte, congelalas. Ya las tomare en otro momento.

Aquello no iba a salir bien.

Erin nunca habia estado en casa de Matt, pero al entrar estuvo a punto de salir de nuevo. ?Los gemelos y esa casa?. No, no y no.

– Sera mejor que os quiteis los zapatos- dijo Matt. La alfombra se mancha en seguida.

– Eso me parece- Erin miro al suelo dubitativamente. Luego se quito los zapatos y ayudo a los gemelos a quitarse los suyos. Los chicos parecian asustados y no dijeron nada. Erin penso que lo mejor seria banarlos y llevarlos luego a algun sitio caliente y tranquilo, donde poder abrazarlos y tranquilizarlos.

Matt ayudo a Erin con los ninos y ella se lo agradecio.

– ?Elegiste tu esta alfombra o la eligio…Charlotte?.-dijo, sintiendose un poco estupida.

– La eligio mi madre- contesto el.

A Erin le sorprendio la respuesta. Habia conocido a la madre de Matt, aunque nunca habian hablado, pro supuesto. La familia de Matt poseia una de las granjas mas ricas del distrito. No como Erin. Ella, una de los ocho hijos de una familia buena y carinosa, pero muy pobre, era para los McKay una don nadie.

Cosa que no le desagradaba, ya que no tenia ninguna intencion de introducirse en el mundo de Matt y Charlotte. Ella y sus amigas, y sus respectivos padres, solian fijarse en los trajes de Louise McKay, dandose cuenta de que eran podo practicos. Solo Louise pensaba que eran perfectos.

– ?No murio hace cinco anos?- Esta alfombra parece nueva.

– Normalmente uso la puerta trasera- explico Matt. Supongo que mi madre me educo bien, o quiza lo haga porque me da pereza quitarme las botas.

– Entiendo- dijo ella, mirando la alfombra blanca y levantando luego la vista hasta el sofa de cuero, tambien blanco, que habia en el salon vecino. Los ninos y yo creo que tambien usaremos la puerta de atras.

– Creo que sera lo mejor.

La situacion era decididamente tensa. Erin estaba en medio del vestibulo de la mansion de los McKay a solas, aparte de los gemelos, con Matt McKay. La sensacion era…?extrana?.

Pero no tuvo tiempo de analizar lo que sentia. Los ninos la necesitaban.

– Ensename el bano y donde pueden dormir los gemelos. Necesitan acostarse cuanto antes.

Matt penso que el tambien lo necesitaba, pero trato de concentrarse en lo que ella le habia pedido. Habia dos cuartos de bano. El podia lavarse en uno mientras ella banaba en el otro a los gemelos. Quiza deberia ayudarla, pero antes de nada tenia que ordenar un poco sus ideas.

– Por aqui- dijo, conduciendolos hacia la parte trasera de la casa.

Alli habia dos habitaciones con una ducha en medio. Erin se alegro al comprobar que las camas tenian sabanas limpias, como si el estuviera esperando huespedes.

– Esto tambien es herencia de mi madre- explico al ver la cara de sorpresa de Erin. Las camas estan todo el tiempo con ropa limpia por si recibo alguna visita inesperada. Como vosotros- anadio, sonriendo.

Aunque era una sonrisa ambigua y fatigada, Erin se quedo impresionada.

Pero en seguida se fijo en que la herida que tenia en la frente estaba sangrando y tenia los ojos rojos por el humo. Matt podia ser un heroe, pero era evidente que estaba agotado emocionalmente por lo sucedido y habia inhalado mas humo que ella.

– Me temo que no duraran mucho tiempo limpias si mis gemelos las usan- dijo, disculpandose. Entonces dejo en el suelo una bolsa y se volvio hacia Matt. Ahora, date una ducha y luego vete directamente a la cama.

– Ya veremos. Necesito comer algo. Si te parece, nos reuniremos en la cocina cuando hayas acostado a los ninos- esbozo una sonrisa de arrepentimiento, bueno, si te atreves a dejarlos solos.

– Esta noche se portaran bien- aseguro Erin, acariciando a los ninos. Estos estaban tan cansados que se dormian de pie. ?Q que si, chicos?. Creo que se os han quitado las ganas de hacer mas travesuras por el momento.

– Lo sentimos mucho, Erin.

Fue lo primero que Erin consiguio sacarles. Les habia banado y secado con las elegantes toallas de la madre de Matt. Incluso despues del largo bano, habian dejado alguna mancha gris en la maravillosa tela de algodon. Luego les habia metido en la cama. Quisieron dormir juntos, a pesar de que habia dos camas en aquella habitacion.

En momentos de peligro siempre estaban juntos y no querian separarse.

Y todo el tiempo habian permanecido en silencio.

En ese instante, con unos pijamas un tanto extranos, la miraron a los ojos, desde la almohada compartida. Sus ojos reflejaban todavia el miedo por la impresion sufrida y habia arrepentimiento en ellos.

– Solo hicimos la bomba para asustar a Pansy-dijo William, temblando.

Y si no lo hubiera dicho de aquella manera tan triste, Erin se habria echado a reir.

C-?Por que demonios queriais asustar a Pansy?.

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