– Eh… si… es muy simpatico.

Se sintio aliviada porque, aparentemente, habia dado la respuesta correcta. Amy metio la fotografia de la bella Shanna de nuevo en el cajon de la mesilla y despues tomo a Claire de la mano.

– Ven -le dijo por signos.

Claire la siguio al piso de abajo, a un enorme salon lleno de ventanales. Sin embargo, lo que capto su atencion no fue la vista ni la bonita decoracion de la sala. Lo que le acelero el corazon fue el piano negro que habia en la esquina.

Amy hizo un signo con el que posiblemente le estaba pidiendo que tocara. Claire no respondio. Se acerco al piano, mirandolo con miedo y anhelo a la vez.

Llevaba sin tocar casi cuatro semanas. No habia vuelto a hacerlo desde aquella actuacion desastrosa, al final de la cual habia sufrido un ataque de panico. El mundo habia quedado reducido al miedo, y a cierta sospecha de que habia perdido para siempre el talento que pudiera tener.

Acaricio la suave superficie de la tapa. Incluso sin tocar el teclado podia imaginarse la musica. El sonido llenaria la habitacion y se extenderia por el resto de la casa. Creceria, flotaria y lo rodearia todo hasta que estuviera dentro de ella, haciendo que la sangre le corriera con fuerza en las venas. Ansiaba oir los sonidos, respirar la musica.

Amy le dio un empujoncito hacia el banco, y despues puso ambas manos sobre el piano.

– Toca -le pidio.

Claire dio otro paso hacia el instrumento. Inmediatamente, tuvo dificultad para respirar. Tenia tal presion en el pecho que pensaba que iba a sufrir un ataque al corazon. Iba a morir alli, en el salon de Wyatt, e iba a dejar traumatizada de por vida a su hija. No podia hacer eso. Deberia marcharse.

En vez de hacerlo, se obligo a sentarse, abrir la tapa y mirar las teclas.

Tenia la respiracion entrecortada y, por mucho que inspirara, no podia llenarse los pulmones. Estaba temblando. Sin querer, recordo las miradas de horror y decepcion del publico aquel dia. Habian emitido un comunicado diciendo que se habia desmayado por exceso de trabajo. No que tenia miedo, no que se habia vuelto loca.

Porque ella sabia que el panico estaba en su cabeza, que ella misma se lo estaba provocando. Si no podia arreglar aquello, ?se habia vuelto loca de verdad?

– Toca -le pidio Amy de nuevo.

Claire asintio lentamente. Ignoro el miedo y la presion del pecho, ignoro el temblor de sus manos y puso los dedos en el teclado.

«Algo facil», penso. «Algo de ninos».

Comenzo a tocar una cancion de cuna de Bach. La melodia fluyo de sus manos con una facilidad que la dejo asombrada. Recordaba todas las notas, y no titubeo. La musica lleno la habitacion. Amy se quedo con los ojos cerrados, apretando las manos con fuerza contra el piano.

A Claire se le llenaron los ojos de lagrimas. Lo habia echado de menos. Habia echado de menos tocar. Aunque lo odiara mas que a ninguna otra cosa, el piano era parte de ella.

Toco y toco, perdiendose en el sonido, segura, con un unico espectador: una nina que solo podia sentir la musica y que no podia oir ni una sola nota.

Ocho

Claire estaba junto al horno, practicamente bailando de impaciencia mientras el reloj marcaba los ultimos segundos. Cuando dio la senal de aviso, abrio la puerta y saco la bandeja.

A primera vista, todo parecia bien. El pollo estaba dorado y no se habia quemado. El romero que habia puesto en el interior olia muy bien.

Dejo la fuente sobre los salvamanteles que habia colocado previamente en la encimera y, con un cuchillo, rompio la piel junto a uno de los muslos y observo los jugos que fluian. Estaban claros. Al menos, a ella le parecia que estaban claros, pero era su primer pollo, asi que no estaba segura.

La ultima comprobacion, y la mas importante, era cortar el pollo. Claire se preparo para llevarse una decepcion; aparto la piel y corto la pechuga.

Estaba hecha, pero jugosa. Claire comio un pedacito. ?Perfecto!

– Lo he conseguido -canturreo-. Lo he conseguido. Bien por mi.

El primer pollo asado de su vida. Habia conseguido comprarlo, limpiarlo y cocinarlo. Asombroso.

Despues abrio la cacerola de las patatas y otra que contenia judias verdes.

Cuando todo estuvo listo, saco un plato para Nicole. Sin embargo, antes de poder llenarlo, oyo un ruido en el pasillo. Entonces vio a su hermana caminando lentamente hacia la cocina.

– Me he cansado de vivir en una habitacion -dijo Nicole, mientras se sujetaba suavemente el abdomen con la mano y se encaminaba hacia la mesa-. Voy a comer aqui, si no hay inconveniente.

– Claro que no. ?Que tal las escaleras?

– Un poco dificil. Voy a tardar en subirlas. La cena huele muy bien.

Claire estaba orgullosa y nerviosa.

– He hecho pollo asado.

– Impresionante.

Claire la miro, sin saber si el comentario era realmente un cumplido u otra cosa. Nicole sonrio.

– Lo digo en serio. Dijiste que no sabias cocinar, y ahora estas haciendo la cena todas las noches. No tenias por que hacerlo, asi que gracias.

– De nada.

Puso la mesa y sirvio la comida.

Nicole se sento en una de las sillas, pero sin retirar la mano del estomago.

– ?Quieres un analgesico? -ofrecio Claire.

– No, voy a dejarlos ya. No te preocupes, me pondre bien en un minuto.

Claire sirvio dos platos y se sento.

Se habia acostumbrado a llevarle la cena a Nicole a su habitacion; a veces cenaba con ella, a veces no. Sin embargo, aquello era distinto. Estaban en la cocina, como la gente normal, y no sabia que decir.

– He traido una tarta de chocolate de la panaderia -la informo-. Todavia no se hacerlas.

– La ventaja de tener un obrador -dijo Nicole- es que nunca tienes que preocuparte del postre.

Claire asintio y corto un pedacito de pollo de su plato. El silencio se hizo entre ellas, y busco con ansia algun tema de conversacion.

– Es agradable estar en un solo lugar -dijo-. Me gusta mucho Seattle. ?Te gusta vivir aqui?

Nicole la miro durante un segundo.

– Es mi casa. Nunca he vivido en otro sitio. No puedo comparar.

– Ah. Claro. Supongo que mi casa esta en Nueva York, aunque no paso alli mucho tiempo. Tengo un apartamento. Me resulto dificil encontrar uno en el que cupiera el piano y hubiera sitio para moverse. El dia de la mudanza fue una pesadilla. El piano no cabia en el ascensor, asi que tardaron horas en subirlo. No creo que me mude nunca. Seria un trauma.

Nicole atraveso dos judias verdes con el tenedor.

– Yo estuve en Nueva York hace unos anos. Fui con Drew. Vimos un par de obras de teatro y fuimos de compras. No se si querria vivir en una ciudad tan grande.

Claire siguio masticando porque hubiera sido de mala educacion escupir el pollo, pero el sabor se habia disipado y, cuando por fin pudo tragar, tenia miedo de que se le quedara atascado en la garganta y la ahogara.

Nicole habia ido a Nueva York y no la habia llamado. Se suponia que no deberia haberse sorprendido, pero asi era. Estaba sorprendida, dolida, y mas sola que nunca.

– ?Fue… eh… antes o despues de casaros?

– Antes. Una especie de viaje previo a la boda.

– Parece agradable.

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