El volvio a besarla, y estaba a punto de tenderla sobre la encimera cuando oyo la risa de Brittany.
Solto un grunido y apoyo la frente en la de ella.
– ?No podemos mandarlos al cine?
– Manana tienen clase.
– No creo que pueda esperar hasta el fin de semana.
Nicole sonrio.
– ?Como tienes el horario? ?Tienes algo de tiempo libre esta semana?
– Con una recompensa como tu, lo buscare.
Nueve
Nicole entro en casa y se la encontro llena de adolescentes. Habia varias chicas sentadas en el sofa y unos chicos en el suelo. Habia libros abiertos, apuntes esparcidos, patatas fritas, refrescos, un par de bolsas de galletas y rumor de conversaciones.
Ella se detuvo en seco, sin saber que pensar de la invasion. Raoul se habia mudado a su casa, asi que tenia sentido que sus amigos pasaran por alli a verlo. Le resultaba extrano, porque Jesse nunca habia llevado a sus amigas.
– Hola -dijeron algunos de los chicos.
– ?Ha traido magdalenas glaseadas? -pregunto un adolescente.
Nicole sonrio.
– No, pero manana traere.
– Muchas gracias.
Raoul se puso en pie rapidamente y la siguio hasta la cocina.
– ?Deberia haberte preguntado si podia invitarlos?
– No, no te preocupes. Pero rigen las mismas normas. Y nadie puede bajar al sotano ni subir a las habitaciones. Ni siquiera Brittany.
El sonrio.
– ?Que es lo que te preocupa?
– Ya sabes exactamente lo que me preocupa. No va a suceder. Nadie va a tener relaciones sexuales en esta casa.
El arqueo las cejas, y Nicole suspiro.
– Ni siquiera yo. ?Esta claro?
– Si, senora -dijo Raoul, sonriendo mientras hablaba. Despues, la sonrisa se le borro de los labios-. Gracias por acogerme, Nicole.
Ella se encogio de hombros.
– Nos entenderemos. Vamos, vuelve con tus amigos. Diles que lo dejen todo recogido, o me enfadare de verdad. Y hazme caso, eso no les gustaria.
El sonrio de nuevo.
– Eres la mejor.
– Ya lo se.
Tomo una lata de refresco y subio a su habitacion. Al pasar por delante de la habitacion de Jesse, se quedo pensando en lo dificiles que habian sido las cosas siempre entre ellas dos. ?Como era posible que su hermana pequena hubiera llegado a odiarla tanto como para enganarla con Drew? Al fin y al cabo, eran familia. ?Acaso eso no contaba para nada?
Parecia que no, penso Nicole mientras contenia las lagrimas. Y, aunque ella quisiera tanto a Jesse, tenia la sensacion de que nunca iba a poder perdonarla. No por lo que habia hecho, sino porque era evidente que no le importaba nada, que no se habia preocupado de a quien hacia dano.
– Ya es suficiente -murmuro Nicole, y se dio la vuelta.
Habia terminado de sufrir y de preocuparse por algo que no tenia arreglo. Mientras seguia caminando por el pasillo, oyo unas carcajadas en el piso de abajo. Era un sonido agradable, y se noto mas animada. Siempre deberia haber risas en una casa.
Cuando se cerro la puerta por octava vez, Nicole bajo al salon. Se preparo para encontrarse un desastre, pero todo estaba muy limpio. Habia que pasar la aspiradora por la alfombra, pero aparte de eso, los envoltorios, las latas y otros restos habian desaparecido.
Impresionante. Fue hacia la cocina para darle las gracias a Raoul. Estaba resultando ser un chico de lo mas…
Se detuvo en seco al ver que el habia envuelto una pechuga de pollo hervida en una bolsa para sandwiches y que se la metia al bolsillo del pantalon.
Nicole se quedo muy sorprendida.
– ?Raoul? -pregunto suavemente, para no asustarlo.
El se volvio con una cara de culpabilidad tan evidente que Nicole supo que no se estaba llevando el pollo por si tenia hambre mas tarde.
– ?Que? -pregunto.
– Nada -dijo el.
– Tienes pollo metido en el bolsillo. ?Que sucede? -interrogo a Raoul, intentando pensar en las posibles respuestas de aquella pregunta-. Hay otro chico, ?verdad?
Juro en silencio. Un adolescente mayor de edad era una cosa, pero ?otro chico? No tenia sitio en casa sin vaciar la habitacion de Jesse y, a pesar de todo, no estaba lista para eso.
– No. No es eso -respondio Raoul rapidamente.
– Entonces ?que es?
Raoul agacho la cabeza.
– Hay una perra callejera que… bueno, le he estado dando de comer.
Nicole ni siquiera se sorprendio. Una perra. Claro, ella era un iman de responsabilidades.
– No podia dejar que se muriera de hambre -prosiguio Raoul-. Asi que le he estado llevando comida. Normalmente le compro comida para perros, pero se me ha terminado y no he podido ir al supermercado - explico. Se saco el pollo del bolsillo y pregunto-: ?Lo dejo en su sitio?
– ?Que tamano tiene? -pregunto Nicole.
– ?Que?
– ?Que tamano tiene la perra?
– Pesara unos siete kilos. Es muy buena. La he llamado
– Ve a buscarla -dijo ella con un suspiro-. Traela, pero tendra que quedarse en el garaje hasta que pueda llevarla al veterinario manana, para vacunarla y desparasitarla. Ademas, una mascota exige ser responsable. Tendras que darle de comer, preocuparte de que haga ejercicio y limpiar el jardin. Si piso una caca de perro cuando salga a la calle, me voy a enfadar mucho, ?entendido?
Raoul la abrazo hasta que la dejo sin aire en los pulmones. Despues la solto y sonrio.
– ?Eres la mejor!
– Esa soy yo. Santa Nicole.
– Yo me ocupare de todo. Ni siquiera sabras que esta aqui.
Ojala fuera cierto.
– Ve a buscarla.
– Ahora mismo.
– Espera -dijo ella, y se saco del bolsillo del pantalon un par de billetes de veinte dolares-. Pasa por una tienda para mascotas. Comprale comida para perros, una cama, un collar y una correa.
El sonrio.
– Gracias.