Jesse no sabia que decir. Aquella era una invitacion completamente inesperada.

– ?Estas segura?

– Ven a ver las habitaciones y decide despues.

Asombrada, Jesse siguio a Paula al piso de arriba. Habia dos habitaciones al fondo del pasillo, y entre ellas, un bano compartido. Las dos estaban preparadas para invitados, con camas dobles y colores muy bonitos, bien iluminadas, limpias y amplias, tan distintas del apartamento sucio y viejo que tendria que alquilar…

– Paula, esto es muy generoso -murmuro.

– Son tuyas durante todo el tiempo que quieras -dijo la madre de Matt-. Me he perdido cuatro anos de la vida de mi nieto porque era una mujer asustada, sola, aterrorizada ante la posibilidad de perder lo poco que tenia. Y al final lo perdi, y lo he lamentado mucho. Quedate aqui, por favor. Deja que tenga la oportunidad de conoceros a Gabe y a ti. Te compensare por lo mal que me porte hace cinco anos. No te lo merecias, Jesse. Es lo minimo que puedo hacer.

Era una oferta irresistible, y Jesse no iba a rechazarla.

– Gracias -le dijo, sintiendose bien acogida y segura por primera vez desde que habia llegado a Seattle-. Eres muy amable. A Gabe y a mi nos encantaria quedarnos.

– Muy bien. ?Por que no vuelves a tu hotel a buscar vuestro equipaje mientras yo voy al supermercado? Oh, tendras que decirme lo que os gusta de comer. He echado de menos cocinar para mas de una persona.

?Un lugar bonito donde alojarse y alguien que iba a hacer la comida? Era como un rincon en el cielo, penso Jesse. Y Paula era un angel inesperado.

Capitulo Cuatro

Matt estaba frente al gran ventanal mientras hablaba. Todavia estaba furioso. Sentia la rabia quemandole por dentro, aunque hacia todo lo posible por mantener el control del tono de voz. Aunque en realidad, no podia enganar a su abogado.

– No es el mejor momento para tomar decisiones -le dijo Heath-. Espera unos dias, un par de semanas. Las cosas no van a cambiar en ese tiempo, y tu tendras tiempo de calmarte.

– ?Es que tu no estarias enfadado en mi lugar?

– Yo estaria mas que enfadado -admitio Heath-. Es imperdonable que no te dijera que estaba embarazada y se marchara. Podemos demandarla.

Eso no iba a suceder, penso Matt con tristeza. Sobre todo, porque Jesse si le habia dicho que estaba embarazada, pero el no la habia creido. O, mas bien, no habia creido que el nino fuera suyo.

No queria pensar en el pasado. Se habia convertido en un hombre distinto, mas controlado, mas capaz, no alguien que se dejara llevar por sus emociones. Habia aprendido una leccion muy dificil, y no iba a cometer los mismos errores. Que el fuera el padre del nino no alteraba el hecho de que ella se habia acostado con otro hombre.

– Quiero destruirla -dijo en voz baja-. Comienza con una investigacion minuciosa. Quiero saber todo lo que ha hecho durante estos ultimos cinco anos. Donde ha vivido, con quien se ha acostado, con quien ha hablado. Todo. Antes tenia muchos amantes, asi que eso no habra cambiado. Y puede que haya otras cosas.

Heath asintio.

– Averiguaremos lo que haya que saber y lo usaremos contra ella. Hay muchos modos de hacer que su vida sea incomoda: acuerdo en la toma de todas las decisiones, o la prohibicion de salir de Seattle. La medida mas importante seria pedir la custodia del nino.

Quitarle el nino. Matt penso en como reaccionaria Jesse.

– Hazlo -dijo. Heath carraspeo.

– ?Te das cuenta de que si ganas te quedarias con el crio?

– Ya me ocupare de eso cuando suceda -dijo.

Si necesitaba ayuda, contrataria personal. Las nineras y los internados existian por un motivo.

– Hazlo -repitio-. Prepara la demanda, pero no se la hagas llegar hasta que yo te lo diga. Quiero ver como va a acabar todo esto.

Habia otras opciones que debia explorar. Era paciente. No tenia por que apresurar las cosas. Podia esperar y averiguar cual era la mejor forma de jugar la partida. La mejor forma de hacerle dano y de ganar.

* * *

Jesse saco los brownies del horno y miro la bandeja. Parecian perfectos, como los de las otras tres hornadas que habia hecho aquella manana, pero quiza debiera probar una vez mas.

– ?Un poco obsesionada? -se pregunto, sabiendo que tenia que hacerlo lo mejor que pudiera. O Nicole admitia que los brownies eran fabulosos, o no, y habia muy pocas cosas que ella pudiera hacer para cambiar el resultado. Lo unico que podia hacer era mantenerse tranquila, racional.

Dejo la bandeja del horno sobre un salvamanteles para que los bizcochos se enfriaran y, en aquel momento, sono su telefono movil. En la pantalla aparecio un numero con un codigo de Seattle.

– ?Diga?

– ?Jesse? Soy Matt. Me gustaria conocer a mi hijo.

A ella se le acelero el pulso y se le seco la garganta. Asi, tan facil, penso. Sin preliminares ni charla. Directamente al grano.

– A el tambien le gustaria -dijo entonces, con la esperanza de que pareciera que se sentia tranquila.

Sabia que la oficina de Matt estaba en Bellevue, y recordaba que habia un McDonald's cerca, con una zona de juegos. El hecho de que hubiera diversion para Gabe haria que la reunion fuera mas relajada. Por lo menos, esa era la teoria.

– ?Te apetecen una hamburguesa y unas patatas fritas?

– No tengo ganas de comer.

Y parecia que tampoco tenia ganas de ser amable, penso ella. Le dio la direccion de la hamburgueseria y quedaron a las dos de la tarde. Cuando colgaron, Jesse miro el reloj. Quedaban tres horas para la cita, lo cual le daba tiempo mas que suficiente para rendirse al panico y a la obsesion.

Dos horas y cincuenta y cinco minutos mas tarde, Jesse metio el coche en el aparcamiento de McDonald's. Cuando fue a desabrocharle el cinturon de seguridad a Gabe, este se echo en sus brazos.

– ?Esta aqui? ?Esta aqui?

– No lo se -respondio Jesse, casi tan nerviosa como Gabe, pero por distintos motivos. Matt era el unico hombre a quien habia querido. Su ultimo encuentro habia sido tenso y dificil. Esperaba que las cosas mejoraran.

Gabe y ella se dirigieron hacia el interior del establecimiento. Vio a Matt enseguida. Era el unico hombre que llevaba traje. El se levanto y los miro.

Dios santo, era muy guapo, penso Jesse al ver sus rasgos marcados y sus ojos oscuros. Irradiaba seguridad y poder, y seguramente, eso les resultaria irresistible a muchas mujeres. Sin embargo, ella conocia facetas de aquel hombre que el resto del mundo no veia. Sabia lo que le hacia reir, lo que le enfadaba, como le gustaba que lo besaran y acariciaran, y como podia ponerlo literalmente de rodillas si…

O como habia podido hacerlo, se recordo Jesse, reprimiendo el impulso de acariciarlo y de pedirle que la abrazara. El habia sido la unica persona del planeta que podia conseguir que se sintiera segura.

Cinco anos era mucho tiempo para echar de menos aquella sensacion, pero tendria que superarlo. Aquel Matt era un extrano para ella. Ya no lo conocia, y deberia tenerlo en mente.

El apenas la miro. Se concentro en su hijo. Gabe se acerco a el y sonrio.

– ?Eres mi papa?

– Si -dijo Matt.

Sin embargo, hablo sin emocion, y no sonrio ni se agacho para ponerse al nivel de Gabe. Su hijo dio un paso atras y fruncio el ceno.

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